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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

María del Mar Bonet es cubana

La cantautora protagoniza un concierto soberbio en su primer Liceo, que marcará ineludiblemente un antes y un después

María del Mar Bonet durante la presentación de su disco 'Ultramar'.
María del Mar Bonet durante la presentación de su disco 'Ultramar'.Álvaro Sánchez (EFE)

Ha tardado mucho en darse cuenta, más de seis décadas, pero finalmente ha llegado a lo más profundo de sus raíces personales (como mínimo en lo que a la parte musical respecta): María del Mar Bonet es cubana.

Ya lo había insinuado hace unos meses al publicar su disco Ultramar y en su primera actuación personal en el Liceo barcelonés lo dejó diáfanamente claro. Un concierto soberbio y, por momentos, emocionante que marcará ineludiblemente un antes y un después. Y no es una forma de hablar. Será difícil para la cantante mallorquina volver a cantar algunas de sus propias canciones después de este aparente paréntesis caribeño. Canciones que, aunque no lo sabíamos, llevaban implícito ese ritmillo pegajoso que, al hacerse evidente, lo inunda todo, te atrapa y de ahí no te escapas aunque quisieras (tampoco es el caso).

Canción

Maria del Mar Bonet

Gran Teatro del Liceo, 13 de octubre

La noche comenzó puntualmente. Bonet, con un elegante vestido negro ante un escenario sobrio y un grupo de grandes músicos cubanos llegados expresamente para la ocasión, explicó la ilusión por su primer Liceo para celebrar sus cincuenta años de escenarios y casi se disculpó porque, en una situación como la actual, sus nuevas canciones son todas alegres y luminosas. “No sería cantante si no fuera por esta ciudad y este país”, afirmó. “Por eso quiero deciros que siempre seré vuestra. Siempre estaré a vuestro lado y que, a pesar de todo, saldremos adelante”.

Siguió una jota de su repertorio. La sorpresa inicial de una voz y un ritmo conocidos en un envoltorio muy diferente (era una jota mediterránea pero sonaba tremendamente cubana gracias al tres y al laúd) pronto se desvaneció y dejó paso a la naturalidad de una voz moviéndose a placer entre ritmos sinuosos y cambiantes. Y seguía sonando a María del Mar Bonet.

La velada tuvo tres partes muy diferenciadas. En la primera sonó la música campesina con un Pancho Amat deslumbrante en el tres. La segunda la protagonizó el pianista y compositor José María Vitier. Bonet y Vitier interpretaron un par de canciones del pianista y alcanzaron uno de los momentos más intensos de la velada con una revisión de No voldria res més ara. En la tercera parte fueron sonidos más jazzísticos, siempre con toque latino, los que revistieron alguna de las nuevas canciones y algún clásico como Jim.

El público, que había comenzado algo frío, se fue entregando poco a poco hasta acabar todos de pie aclamando a la Bonet y sus músicos, Habían sido noventa minutos coloristas con la cantante en magnífica forma a la que además se veía contenta y feliz. Y aún quedaban tres bises. En el segundo se desbordaron los sentimientos. Què volen aquesta gent? Sonó rabioso y, al mismo tiempo, caribeño. “Va dedicado a los que padecieron de verdad el pasado 1-O”. Y el público, tras corear la canción se alzó en pie, todo el Liceo, con gritos de “Independencia” que la misma cantante aplaudió desde el escenario y, tras el grito de un asistente, afirmó “Visca els Països Catalans!”.

Y para concluir la noche en lo más alto una versión totalmente nueva de La Balanguera con grandes momentos de Vitier y Amat . “Un himno que habla de esperanza”, dijo antes de cantarlo. “Creo que es un buen himno para los Països Catalans”

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