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El Govern viola su ley para intentar salvar la consulta

El resultado es imposible de certificar bajo las garantías propias de las citas electorales y no homologable a nivel internacional

Camilo S. Baquero
Votacion en el Centre Civic Cotxeres de Sants, en Barcelona.
Votacion en el Centre Civic Cotxeres de Sants, en Barcelona.JUAN BARBOSA

El Govern sostuvo anoche que un 42% de los catalanes llamados a participar en el referéndum ilegal acudió a las urnas. Será un resultado imposible de certificar con las garantías de cualquier cita electoral y carente de homologación internacional. La Generalitat cambió a última hora sus propias reglas: permitió votar sin sobre y hacerlo en cualquier colegio.La inestabilidad del sistema informático llevó a que en varios colegios se pudiera votar sin hacer verificaciones previas.

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“Podremos celebrar el referéndum, no como querríamos, pero con garantías tal y como nos comprometimos”, aseguró poco después de las ocho de la mañana el portavoz del Ejecutivo catalán, Jordi Turull. Pero la Generalitat, en realidad, retorció una vez más la ley aprobada por el independentismo en el Parlament para dar cobijo al referéndum —suspendida por el Tribunal Constitucional— para crear un censo único, que permitía que los 5,3 millones de personas llamados a votar pudieran acudir a cualquier mesa. Con ello se quería asegurar que el posible cierre de los colegios no entorpeciera la jornada. La Generalitat no ofreció porcentajes pero aseguró que ayer se contabilizaron 2.262.424 votos. El obtuvo el 90%.

El propio presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, pudo votar gracias a la salvaguarda del llamado “censo universal”, después de que la Guardia Civil se llevara las urnas del colegio que tenía asignado. Pero acabar con las restricciones de mesa no fue el único cambio de las propias reglas. Turull, que compareció acompañado del consejero de Asuntos Exteriores, Raül Romeva, también explicó que se podía votar sin necesidad de utilizar un sobre. Una decisión que se derivaba de los golpes de la justicia al referéndum. El portavoz admitió que todo el material electoral incautado en las últimas semanas en los operativos judiciales se había podido reimprimir pero que no se había logrado reunir sobres suficientes. El hecho de que las urnas no fueran traslúcidas, sostuvo Turull, garantizaba el secreto de voto.

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Al menos dos artículos de la ley del referéndum hablan específicamente de la necesidad de los sobres. El artículo 29 de la norma asegura que el censo se ordena por secciones censales y que cada una tiene “un máximo de 2.000 electores”, algo que salta por los aires con el censo universal. Todos aspectos que, según la misma norma, deberían ser vigilados por la Sindicatura Electoral, un ente que se disolvió hace diez días después de que el Constitucional amenazara con una multa de 12.000 euros diarios a cada uno de sus miembros por desoír sus decisiones.

La Sindicatura, además, tenía como función principal certificar el escrutinio. Turull no había explicado anoche cómo se hará el recuento. A última hora de la tarde de ayer, el portavoz se limitó a pedir paciencia ante un recuento que se presumía largo y muy afectado “por el Estado del sitio” que, dijo, se vive en Cataluña. “La tendencia es que los votos se podrán contar por millones”, aseguró. Turull explicó, a preguntas de los periodistas, que los votos que estaban en las urnas incautadas por cualquier cuerpo de policía serían igualmente contabilizados en el recuento, pues estaba el registro tanto en papel como digital. Obviamente, se desconoce la elección del votante.<QF>

La Generalitat sí anunció ayer la creación de un grupo de siete académicos y profesionales para el seguimiento de la jornada del referéndum, si bien no se encargarían del escrutinio. Entre ellos está el constitucionalista Enoch Albertí. El Gobierno central criticó que el Ejecutivo catalán cambiara sus propias reglas de juego 45 minutos antes de comenzar la votación, lo que en sus palabras acabó con “cualquier vestigio de respetabilidad democrática”.

Servidor de Amazon

El censo único obligaba a que el votante tuviera que pasar primero por un control en el que se verificaba que tuviera derecho al voto y que no hubiera depositado la papeleta en otro colegio. Después, los miembros de la mesa consignaban en papel el registro, como se hace usualmente. Turull aseguró que el sistema diseñado por la Generalitat era seguro y no permitía votar dos veces. Desde Societat Civil Catalana, la organización contraria a la independencia, denunciaron que cada ciudadano podría votar varias veces. Este diario intentó hacerlo pero el sistema se lo impidió.

Con todo, la posibilidad de acudir a cualquier colegio derivó en alargar ostensiblemente el tiempo de votación. La inestabilidad del sistema llevó a que en varios colegios se votara sin hacer la verificación antes de sufragar, pero Turull aseguró que todo se verificaba en un lapso de tiempo que impedía dirigirse a otro colegio. Según fuentes policiales, se trataba de un sistema muy rudimentario, alojado en un servidor de Amazon. Tras un requerimiento a la multinacional, esta cesó el servicio. La Generalitat trató de replicar la página en otros servidores en una jornada que fue una lucha entre los informáticos de la Generalitat y los de la Guardia Civil que intentaban activar y bloquear, respectivamente, los sistemas.

El Govern insistió en que los operativos de la Guardia Civil en el Centro de Tecnología de la Información (CTTI) y en el Centro de Seguridad de la Información de Cataluña (CESICAT) no tuvieron ningún impacto en la celebración del referéndum. Turull recordó que 140 páginas web han sido “censuradas” en los últimos días.

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Sobre la firma

Camilo S. Baquero
Reportero de la sección de Nacional, con la política catalana en el punto de mira. Antes de aterrizar en Barcelona había trabajado en diario El Tiempo (Bogotá). Estudió Comunicación Social - Periodismo en la Universidad de Antioquia y es exalumno de la Escuela UAM-EL PAÍS.

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