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comer y beber

Carne fresca

El restaurante La Estancia de la Finca, en Colmenar del Arroyo, se ha convertido en un discreto espacio culinario

Pablo León
Interior del restaurante La Estancia de la Finca, en Colmenar del Arroyo.
Interior del restaurante La Estancia de la Finca, en Colmenar del Arroyo.

En tres ideas

Lo mejor... El sabor de la carne de todos sus platos, el acogedor restaurante y el cuidado entorno.

Lo peor... Ir sin reserva y no encontrar hueco.

Ideal para ir con... Amigos con apetito y que sepan apreciar la carne de la buena.

En medio de la campiña madrileña, a unos 50 kilómetros de la capital, aparece un discreto espacio gastronómico. Es el restaurante La Estancia de la Finca (Carretera de Robledo, kilómetro 1,800, en el municipio de Colmenar del Arroyo; unos 30 euros por persona; menú degustación, 55 euros; www.carnedelafinca.com; 91 832 40 22), comandado por Beatriz Jiménez Barbero y especializado en carne. No podría ser de otra manera: este espacio, de 500 hectáreas y con 6.500 reses, es el cuartel general de los cuatro hermanos Jiménez Barbero, dedicados a la carnicería desde 1998 y que dirigen Encarna Group desde estas tierras de Colmenar del Arroyo, donde además de conocer cómo se produce “la carne de la felicidad”, como denominan sus productos, también se pueden degustar.

La apertura de este local fue impulsada de la propia Beatriz y ofrece una recogida carta plagada de sabrosos platos de carne fresca. El festín comienza con platos para picar como un carpaccio de buey con parmesano y trufa o una indispensable cecina, que también sirven en forma de croquetas. Y continúa con guisos a base de morros o carrilladas. Los aficionados a la carne tendrán que elegir entre solomillos, lomos o picañas de animales de diferentes sexos (vienen especificado para elegir); edades, desde los 11 meses hasta los ochos años; y con variados tiempos de maduración (de 10 a 35 días).

Además de carne, en su menú hay algún pescado y varios platos vegetales -como las verduras al Josper-, para desengrasar. Pero sin duda su fuerte es la contundente y sabrosa propuesta carnívora. Cuando inauguraron el restaurante abrían todos los días, pero el abrumador éxito los días de fin de semana les ha llevado a ofrecer sus delicias solamente de lunes a viernes. Merece la pena liberarse una tarde para descubrir los sabores de la ternera madrileña y, de paso, recorrer La Finca Jiménez Barbero.

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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