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Una manifestación blindada

La policía protege, con discreción, la primera Diada tras los atentados del 17-A

Jesús García Bueno
Un par de furgones de los Mossos d’Esquadra vigilan en la Gran Via la manifestación de ayer en Barcelona.
Un par de furgones de los Mossos d’Esquadra vigilan en la Gran Via la manifestación de ayer en Barcelona. GIANLUCA BATTISTA

Barcelona acogió este lunes la celebración de la Diada con un despliegue policial masivo, pero discreto. La alerta causada por el atropello masivo de La Rambla —que el 17 de agosto dejó 15 muertos en la ciudad— sigue muy presente. El dispositivo de seguridad, de hecho, tuvo características similares al que se activó, con éxito, durante la manifestación masiva de rechazo al atentado terrorista. La ausencia de incidentes es uno de los signos de cada 11 de septiembre y esa tónica se repitió este lunes. El fuerte clima de tensión provocado por la proximidad del referéndum, sin embargo, tuvo otros efectos: el Cuerpo Nacional de Policía (CNP) desplegó un helicóptero —para “proteger los intereses del Estado”— que sobrevoló el centro y provocó los silbidos de protesta de los asistantes.

Impresionante recuerdo a las víctimas de los atentados

CLARA BLANCHAR

La proximidad con la convocatoria del referéndum el 1 de octubre y la aprobación, la semana pasada en el Parlament, de la ley de desconexión marcaron indiscutiblemente la Diada de este lunes. Pero la manifestación de Barcelona llegaba también tras los atentados yihadistas que sufrieron la capital y Cambrils la tarde y noche del 17 de agosto.

De ahí que la Assemblea Nacional Catalana (ANC), organizadora de la manifestación, quisiera arrancarla dando "máxima relevancia al recuerdo de las víctimas", 16 de ellas mortales. A las cinco de la tarde, desde la tarima de la plaza de Cataluña se invitó a los participantes a guardar un minuto de silencio que resultó impresionante. Entre centenares de miles de personas solo se escuchó el ruido de los helicópteros de las fuerzas de seguridad. Un atronador aplauso rompió el sonoro silencio que puso la piel de gallina. En algunos tramos, la gente gritó "i-inde-indepen-den-cia", pero solo fueron unos segundos, antes de que el Orfeó Català interpretara Els Segadors, a lo que los manifestantes se sumaron masivamente.

El recuerdo de los atentados también estuvo presente en las grandes lonas que se desplegaron y avanzaron hacia el centro de la cruz que dibujaba la manifestación. De las cuatro lonas, además de la imagen de una urna y dos enormes “sí”, la cuarta, que salió de la plaza de Catalunya mostraba una gran paloma de la paz y el texto “Paz y libertad”.

La manifestación de la tarde, con epicentro en la confluencia del Passeig de Gràcia y Aragó —pero que desbordó el centro de Barcelona— concentró los principales esfuerzos del despliegue organizado por los Mossos d’Esquadra y la Guardia Urbana. Si cualquier Diada requiere de un operativo amplísimo, la primera Diada después de los atentados del 17-A ha precisado un esfuerzo extra. La presencia de operativos de uniforme, sin embargo, fue discreta en el núcleo de la concentración, dirigida por las entidades independentistas.

Fuera de ese primer grupo aparecían las dotaciones de la Brigada Móvil (antidisturbios) y de la ARRO (área de recursos operativos) de los Mossos. La policía también cruzó, a modo de barrera, coches patrulla en calles del centro como Casp o Portal de L’Àngel. Esa estrategia ya se empleó en la marcha del 26 de agosto de rechazo a los atentados yihadistas, en la que se colocaron autobuses articulados para bloquear el paso a lado y lado de la Diagonal.

Pese al clima de tensión política, la manifestación discurrió en un ambiente cívico y festivo

Por motivos de seguridad, los parlamentos se celebraron en la plaza de Catalunya, que por perímetro resulta más fácil de controlar que el lugar previsto inicialmente: Aragó con Passeig de Gràcia. Por encima de toda esa zona sobrevolaron, durante la tarde, helicópteros de las fuerzas de seguridad. Como el del Cuerpo Nacional de Policía, cuya presencia “está autorizada y no supone una interferencia con la tarea de los Mossos”, defendió un portavoz. El objetivo del helicóptero era proteger “los intereses y sedes del Estado en Barcelona” ante el riesgo de que pudieran ser atacados. Fuentes del CNP señalaron que, en los próximos días, se reforzará el control de la frontera marítima y terrestre por temor a la llegada de “activistas de otros países” que pretendan irrumpir, con violencia, en las jornadas previas al referéndum del 1 de octubre.

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Pese al clima de tensión política, la manifestación discurrió en un ambiente cívico y festivo. A última hora, ni a los Mossos ni a la Guardia Urbana les constaban incidentes significativos. Tan solo se produjo una “pequeñísima avalancha” de personas en un punto de la marcha que pudo ser controlada rápidamente, según la policía local. La protesta organizada por Arran —un grupo anticapitalista e independentista vinculado a la CUP— acabó con la quema de una bandera española, una francesa y otra de la Unión Europea.

A través de Twitter, los Mossos pidieron a los asistentes “estar atentos a las indicaciones de la entidad organizadora y de los cuerpos de emergencias” y, también, vigilar sus pertenencias. Las autoridades habían recomendado acudir con tiempo suficiente y en transporte público, en previsión de que las entradas y salidas de Barcelona estuvieran colapsadas por la Diada y por el regreso a casa tres el puente.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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