La farmacia mágica
En la calle Arc del Teatre hay un fachada de bella factura modernista que luce el nombre de L’apotecari Màgic
La calle Arc del Teatre fue una vía importante, algo así como la rambla natural del extinto Barrio Chino. Gran parte de la actividad de este sector urbano se concentraba en estas aceras, ayer plagadas de tascas y pensiones, donde hasta bien pasada la posguerra se siguieron organizando mercadillos de víveres. Mi padre recordaba cómo en aquellos años, los pescadores con caña vendían sus capturas en el suelo, sobre una hoja de periódico. Mientras los recogedores de colillas ofrecían montoncitos de tabaco de segunda liada, para fumadores pobres.
En este espacio, hoy desangelado y en plena transformación, se encuentra una fachada singular, un aparador de bella factura modernista, que luce el nombre de L’apotecari Màgic. La tienda tiene aspecto de llevar años cerrada, hace juego con otra fachada olvidada en la vecina calle del Carmen, la de “T. Planas. Casa fundada en 1804”. En este caso, L’apotecari presenta dos plafones a ambos lados de la puerta, donde puede leerse: “Casa fundada el 1820” y “Restaurada el 1992”. Mientras, en el cristal figura el nombre del Centre Obert Laboure. Todo este cúmulo de referencias ininteligibles aluden a las distintas vidas que ha tenido este local casi bicentenario.
Esto fue la Farmacia Casadesús, fundada en 1820. Aunque las primeras noticias sobre el establecimiento son posteriores, concretamente de 1859, cuando el diario barcelonés La Corona informa que don Ramón Casadesús regenta una botica en este inmueble. La siguiente cita es de 1882, del Anuario del Comercio, la Industria, la Magistratura y la Administración. Allí, el farmacéutico Casadesús figura junto a las más de 120 farmacias que había entonces en Barcelona, como la famosa Botica de la Corona de la calle Gignàs, la Botica de la Trinitat de la calle Ferran, o la Alsina del pasaje del Crédito, especializada en medicamentos importados de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos.
En 1883, Ramón Casadesús figuraba como segundo delegado en la lista electoral del Comité Liberal Monárquico. Fue elegido concejal, y en 1885 ya era teniente de alcalde. Su fallecimiento se produjo en 1896. Ese mismo año, en el Anuario Riera ya figuraban como propietarios de la farmacia los “herederos de Ramón Casadesús”. En la misma publicación y fecha, aparece por primera vez el doctor Modesto Cuixart Panella, que tenía su consulta en el primer piso de esta misma finca. Poco después, su hermano, Salvador Cuixart Panella, compró la farmacia Casadesús.
Diversos anuncios de La Vanguardia dan cuenta del nuevo propietario, que aprovecha el tirón del anterior boticario. Cuixart comercializa las Píldoras Anticloróticas Casadesús, “Con 85 años de éxito”. Unas pastillas que garantizan “la curación radical de la clorosis, pobreza de sangre, desarreglos menstruales, etc.”. Otro específico de la casa son los Polvos Estomacales Casadesús, que prometen curar las “gastralgias, flatulencias, estreñimiento, dispepsia hiperclorídica, náuseas y vómitos del embarazo”. Sin olvidar el Agua del Carmen Casadesús, el Jarabe de Fosfato de Cal Gelatinoso Casadesús, o el Polvo Coza de la empresa inglesa Coza House, capaz de apartar al bebedor de la embriaguez, haciendo desagradable el sabor del alcohol. Este Modesto Cuixart Panella es el tío del pintor Modesto Cuixart Tapies.
La farmacia Cuixart comparte finca con Luís Tasso, un impresor menorquín que, a partir de 1864 instala su imprenta en el interior de la manzana, donde se dedica a la impresión de carteles, libros y periódicos, tales como la revista satírica La Flaca, el diario republicano federal La Independencia, o las revistas ilustradas El Universo Ilustrado, La Madeja Política, El Hipódromo Cómico y Cataluña. Incluso edita una de las primeras publicaciones dedicada exclusivamente al público femenino, La Ilustración de la Mujer. En 1877 toma el relevo en el negocio Luís Tasso y Serra, su hijo, que crea La Ilustración, una revista donde se publicará el primer reportaje gráfico de la historia en España, sobre un terremoto en Andalucía, obra del fotógrafo gerundense Heribert Mariezcurrena. También imprimirá alguno de los proyectos de Luís Cutchet, a quien dedicaron un pasaje en la misma calle del Arc del Teatre.
A partir de 1907, la imprenta pasa a llamarse Viuda de Tasso, aunque quien manda es su gerente, Alfonso Vilardell. Hasta que, en 1936, el local resulta incautado por la CNT. En ese período, editan el libro Barcelona y las provincias catalanas, con textos de Carreras Candi y Miguel Santos Oliver, donde se presenta a la ciudad como “La Metrópolis del Mediterráneo”. En la posguerra, Vilardell vende la maquinaria y el local, desapareciendo el negocio para siempre. Por lo que respecta a la farmacia Cuixart, en 1949 todavía figuraba al frente Modesto Cuixart Panella, que murió en 1956.
No tenemos noticia del establecimiento hasta 1979, cuando el local se transforma en L’apotecari Màgic, una tienda dedicada a la magia, abierta por Víctor Martín Roig. Este maestro de magos había iniciado una empresa de venta por correspondencia de material para ilusionistas, llamada Selecciones Mágicas, junto a su socio José Llacer. Ambos habían iniciado en 1975 la compañía de prestidigitación Abracadabra. Cuando se separan, Llacer abre la tienda Selecciones Mágicas, actualmente en la calle Enamorats. Mientras Martín abre L’apotecari. El negocio sufre un duro revés en 1985, con la muerte en accidente de tráfico de su fundador.
A partir de 1995, la farmacia pasa a manos de María Garriga, que abre el Centre Obert Laboure, un centro de atención a los más necesitados, pared por pared con una de las mezquitas más antiguas de la ciudad. Hasta que, en 2007, Laboure se fusiona con el centro de asistencia social La Llar, y pasa a denominarse Raval Obert. Abandonado el local, desde entonces luce su pasado en capas superpuestas de fechas y de nombres, como un rompecabezas.
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