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Carteristas, un delito rentable y con penas bajas

Los autores de estos hurtos pueden conseguir hasta 300 euros al día y se enfrentan a condenas de simples multas

F. Javier Barroso
Simulación del hurto de una cartera en la línea 8 del Metro de Madrid.
Simulación del hurto de una cartera en la línea 8 del Metro de Madrid.carlos rosillo
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Se mueven entre las multitudes. Actúan en solitario, en pareja e incluso en grupos organizados. Las estaciones y los vagones abarrotados son los lugares por los que mueven mejor. Aprovechan cualquier descuido para hacerse con los monederos, los teléfonos móviles y todo aquello que tenga una venta fácil. Son los carteristas, unos ladrones que pueden conseguir hasta 300 euros al día con sus robos.

La red de metro, con 300 estaciones, 26 intercambiadores y 292 kilómetros de red, es el lugar en el que más delinquen estos ladrones. La policía reconoce que no puede precisar el número que actúa en la capital y la periferia. Eso sí, los hay de todas las nacionalidades, en especial rumanos y suramericanos. Cada vez detienen a menos españoles. “Van rotando. Unas veces están aquí, otras en Barcelona y también se marchan a otras ciudades europeas”, reconoce el inspector jefe de la Brigada Móvil, encargada de vigilar los medios de transporte en la región. Este mando dispone de 110 agentes para luchar contra estos robos.

Los carteristas tienen sus víctimas predilectas: las personas mayores, con los reflejos más disminuidos, y los turistas. “Estos llegan con bastante equipaje, con la dirección del hotel o el mapa de donde tienen que ir y muy despistados. Van pendientes de en qué estación se tienen que bajar. Además, suelen traer bastante dinero en efectivo”, añade el inspector, el segundo de la Brigada Móvil.

Los objetos, siempre a la vista

La policía siempre difunde unos sencillos consejos para evitar estos hurtos. El equipaje siempre debe estar a la vista. Tan solo hay que llevar el dinero y los objetos “estrictamente necesarios”. Lo mejor es meterlos en los bolsillos delanteros del pantalón e incluso, en momentos puntuales, sujetos con la propia mano dentro del bolsillo. Si se lleva mochila o bolso, lo más seguro es ponérselo en el pecho. También se deben evitar las aglomeraciones.

Los carteristas se mueven por las grandes estaciones y los intercambiadores con mayor número de líneas. La de Sol y el de Avenida de América, respectivamente, son los más habituales. Eso sí, el número de delitos en el metro ha bajado en la última década. En 2007 se registraron 26.163 hurtos, mientras que el año pasado se quedaron en 11.090. A ello también ha ayudado las 8.000 cámaras que vigilan, incluso dentro de los vagones.

La línea 1, su preferida

Por líneas, la 1 (Pinar de Chamartín-Valdecarros, la azul claro) y la circular junto con la 5 (Alameda de Osuna-Casa de Campo) son las más habituales para estos ladrones. Los horarios siempre son las horas punta: de siete a nueve de la mañana, al mediodía y entre las seis y las ocho de la tarde.

Según reconoce el inspector jefe, los carteristas siempre huyen de la violencia. Cuando una víctima les descubre, huyen y no se enfrentan a ella. Saben que existe una mayor condena si se les sentencia por un robo con violencia en lugar de un simple hurto. Este se resuelve en muchos casos con una multa, en especial si el montante no supera los 400 euros. “Como muchos son insolventes, ni siquiera la pagan”, afirma el mando policial.

Las escaleras, los ascensores y los vagones son los espacios en los que prefieren robar. Si van en grupo, uno se encarga de despistar a la víctima. Le pregunta por una dirección o le empuja, mientras otro les sustrae la cartera, el móvil y todo lo que pueda. Otra opción es ayudarle a subir bultos voluminosos. El robo dura fracciones de segundo y en muchos casos se los pasan a un compinche para no ser descubierto en caso de que le vean.

Un grupo muy peligroso y que se sale de estos ladrones son los llamados chinadores. Se trata de ladrones violentos que actúan a primera o última hora del servicio. Sus víctimas son personas ebrias o dormidas, a las que cortan la ropa con una cuchilla. “No dudan en agredirlas en caso de que les descubran”, explica el inspector.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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