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REFORMA HORARIA

La Generalitat se da ocho años para que los catalanes adopten los horarios europeos

El Gobierno firmará este julio un plan que prevé que los hábitos laborales y privados avancen dos horas

Cristian Segura
Un operario cambia la hora de un reloj del Ayuntamiento  de Barcelona.
Un operario cambia la hora de un reloj del Ayuntamiento de Barcelona.CARLES RIBAS

La Generalitat suscribirá en julio el llamado Pacto para la Reforma Horaria con el objetivo de adaptar progresivamente los hábitos horarios de Cataluña a los del resto del mundo. La base del cambio es avanzar dos horas la actividad laboral y privada de la ciudadanía, acostrumbrarse a almorzar a la una de la tarde y cenar a las ocho. El acuerdo prevé conseguir la plena transformación en 2025. El Pacto, que fue presentado este lunes en Barcelona por la consejera de la Presidencia, Neus Munté, es una salida honrosa para un proyecto que ha conseguido una unanimidad política excepcional.

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Todos los grupos parlamentarios dieron su apoyo al proyecto de reforma horaria para aplicarlo en 2017. La idea del grupo impulsor, el Consejo Asesor para la Reforma Horaria, era ejecutar el cambio de un día para otro, con un “momento cero” similar al de la introducción del euro. Finalmente se ha impuesto el principio de realidad: requiere más tiempo negociar con pequeñas y grandes empresas, sindicatos, comercios, cadenas de televisión, padres y profesores.

Fabián Mohedano, diputado de Junts Pel Sí y coordinador de la reforma, explicó que el Pacto ha buscado “el máximo consenso y, por lo tanto, es un acuerdo de mínimos” entre todos los agentes implicados. Es por eso, dijo Mohedano, que se han aparcado propuestas que habían sido barajadas en la comisión parlamentaria, como ventajas en la contratación pública para las empresas que certifiquen la aplicación de las mejoras. Las diferencias entre patronales aconsejaron evitar inicialmente esta medida. Otro escollo lo evidenció el portavoz del sindicato de profesores USTEC, Ramon Font, que destacó las dificultades logísticas para introducir el almuerzo en el horario lectivo de los colegios públicos. La reforma horaria trabaja en pruebas piloto para introducir el almuerzo en los colegios con la finalidad de que los alumnos estén en casa entre las tres y las cuatro de la tarde habiendo ya comido.

El primer paso que dará la Generalitat será evaluar el coste económico de la reforma horaria en todos los sectores y buscar el compromiso de cada uno de ellos. Hay medidas que dependen de competencias autonómicas y otras del Estado. Mohedano expuso que el Pacto depende también de la situación política, aunque admitió que el Gobierno central está demostrando sensibilidad en este asunto y que prepara un plan propio. El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, avanzó el pasado abril algunas de las propuestas de este plan, sobre todo conseguir que la jornada laboral en España debería finalizar a las seis de la tarde. También aseguró que era partidario de cambiar el huso horario de España y equipararlo al de Portugal y el Reino Unido. Rajoy se mostró partidario de introducir ventajas fiscales y sellos de calidad para las empresas que se sumen a la racionalización de los horarios.

Mayor flexibilidad laboral

Una de las lineas maestras del Pacto es avanzar el fin de la jornada laboral. También se quiere limitar a una hora la pausa para comer y aumentar la productividad por hora trabajada —se ha conseguido en pruebas un 15% de mejora, según el Consejo Asesor para la Reforma Horaria—. Para ello es clave, según el Pacto, incentivar la flexibilidad. Esta flexibilidad se ha conseguido en tests, por ejemplo a partir de la creación de bolsas de horas extra trabajadas que luego pueden ser utilizadas por el empleado para sus menesteres privados como conciliar la vida familiar. El incremento del teletrabajo fue una de las medidas destacadas por Munté. Mohedano asegura que el trabajo a distancia representa el 10% del total en Cataluña y el reto es que en el 2025 esté en el 25%. El trabajo a distancia es también clave, según el documento, para reducir los desplazamientos en vehículo privado y la siniestralidad en carretera.

Ir antes a dormir

Uno de los primeros puntos del Pacto es avanzar la hora de ir a dormir. Para conseguirlo deberán cambiarse multitud de factores: el Gobierno se compromete a avanzar el horario de máxima audiencia de televisión así como la emisión de los informativos; quiere prohibir la programación infantil nocturna y avanzar las actividades extraescolares y las deportivas.

Comercios, horario compacto

Las pruebas piloto de la reforma horaria han incidido en la introducción de jornadas compactas para los comercios, sin pausas largas a mediodía y con un horario de cierre que se avance a las siete u ocho de la tarde. Los horarios comerciales, como los escolares, están especialmente supeditados a la salida de la oficina y a que la reforma sea global.

Cierre de instalaciones

Un centenar de municipios catalanes se han adherido a las recomendaciones del Consejo Asesor para la Reforma Horaria. En el campo público es donde hay mayor capacidad de actuación, con los objetivos básicos de avanzar el final de la jornada laboral, adelantar el cierre de instalaciones públicas y la promoción de gestiones burocráticas online.

Cambios en educación

Además de la implantación del almuerzo en los colegios públicos, el compromiso de la Generalitat abarca adelantar la hora de inicio de las actividades extraescolares y su finalización. Las modificaciones también llegarán a la educación superior, sin que el documento que suscribe el ejecutivo precise cómo podría afectar a los estudios en horario de tarde y nocturno.

Transporte público

La reforma horaria hace especial hincapié en la movilidad de los trabajadores. No solo se centra en reducir los desplazamientos en vehículo privado para rebajar el riesgo de accidente, también es clave para mejorar la productividad y el tiempo invertido en el trabajo. Para ello, la Generalitat apostará por un “incremento de la oferta del transporte público y colectivo en horario de máxima afluencia”.

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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