La Generalitat tiene un plan (de lectura)
Una Dirección General del Libro y una Noche de la Lectura, entre las medidas de un ambicioso proyecto que prevé invertir unos 105 millones hasta 2020
La Generalitat tiene un plan para que la lectura gane musculatura en los próximos cuatro años. La iniciativa no es nueva: el anterior consejero de Cultura, Ferran Mascarell, ya presentó uno, el Plan Nacional de Lectura 2012-2016, con bastantes objetivos en porcentajes y cifras que se quedaron por el camino. El presentado este martes por Santi Vila, el Plan de Lectura 2020, ha cambiado previsiones por planes de actuaciones con presupuestos concretos. Y eso debería traducirse en que se pasen de los nueve millones que se invirtieron en la promoción de la lectura en 2016 (para este año ya hay presupuestados 19 millones) a los 32,7 millones para 2020, casi cuadruplicar la inversión. En total, unos 105 millones en cuatro años.
“Es el plan más relevante de este departamento para esta legislatura y aspira a un total pragmatismo”, enmarca Vila una propuesta con 20 líneas de actuación y 56 acciones. No hay grandes ideas, reconoce, pero tiene sus golpes de efecto y de dinero que gustarán al sector. Hay, claro, un primer paquete político: la creación de una Dirección General del Libro, que unificará todas las competencias de fomento dela lectura y gestión de bibliotecas en un solo organismo. Le acompañará un flamante Consell Nacional de la Lectura, órgano asesor que evaluará las políticas de las diferentes administraciones en este campo y que constituirán 20 representantes del mundo académico escogidos por asociaciones y gremios, amén de Generalitat y Ayuntamiento de Barcelona, y otros 13 institucionales. El paquete político lo cierra la implantación de un Comisionado de la Lectura, con labores de coordinación. Vila pretende que el consejo esté operativo ya en septiembre, mientras prefiere que la figura del comisionado y del director general se decidan ya en la nueva legislatura.
Junto a medidas de proyección más destinadas a la promoción pública y popular, como la creación de una Noche de la Lectura a imagen y semejanza de la exitosa de los museos (se baraja para septiembre, cercana a la Setmana del Llibre en Català), acuerdos con los medios de comunicación (TV-3 y Catalunya Ràdio recibirán a partir del año que viene 150.000 y 100.000 euros anuales para promover el libro en sus programaciones) o la convocatoria de un concurso fotográfico, hay medidas menos espectaculares pero vitales para el sector, especialmente para los editores que, a grandes rasgos verán incrementadas más de un 30% las ayudas (2,7 millones de euros sólo en aportaciones reintegrables para proyectos en 2020). La mayor, sin duda, que casi se cuadriplicará el presupuesto para adquisición de libros para bibliotecas, en una progresión que culminará con una partida de 8 millones de euros al final del plan (cinco millones ya este año). Buena parte de esas compras institucionales se pretenden que se haga a partir de librerías de proximidad, ayudando así a este sector, cuya modernización doblará su partida hasta los 600.000 euros.
Todo ello en un contexto de construcción y mejora de equipamientos (seis millones de euros al final del plan, empezando ya este año con 2,7 millones de euros) y una reestructuración del sistema bibliotecario que prevé reforzar centros para que funcionen como bibliotecas centrales de veguerías (600.000 euros). En ese ámbito se querría remachar un déficit histórico y recurrente casi como una mala canción de verano: un catálogo y un portal unificado para todo el sistema bibliotecario público que culmine en un también único carnet (100.000 euros anuales). “Eso estará seguro a principios de 2018 porque vamos a lo práctico y a lo viable de verdad”, asegura Quim Torrent, director general de Creación y Empresas Culturales y uno de los timoneles del plan, en velada alusión al proyecto de Mascarell, que quería convertir ese carnet bibliotecario nonato en no más ambicioso con descuentos en el consumo de todo el ámbito cultural.
Mientras se incrementarán partidas que ayuden a la internacionalización de las empresas del sector editorial (500.000 euros) o al impulso para la organización de ferias y salones --se reforzarán la Setmana del Llibre con 150.000 euros anuales; el del Cómic (60.000), el del Libro Infantil (24.000) y Litteratum (50.000)--, otra partida crucial para los editores es la de las ayudas a la traducción en catalán, que tendrá ahora 300.000 euros anuales, y con la que se pretende competir así en precio con la oferta editorial en castellano, especialmente en ensayo. Los escritores tendrán ayudas a la creación (75.000 euros anuales al final del plan), para trabajar en entornos de creación (la Residencia Faber pasará de los 50.000 a los 75.000 euros) hasta partida para defensa de derechos de autor (25.000 euros).
A los programas ya existentes, en un amplio abanico que van desde el del Municipio lector (250.000 euros en 2020) o el bien recibido de un libro regalo para los niños al cumplir los seis años de edad (de 500.000 a 700.000 euros en cuatro años), se añadirán el del Fas 16 anys. Explica un llibre, concurso mensual para intentar no perder a esa franja lector, premiando a los 16 mejores con un cheque de 300 euros para consumo cultural. Con voluntad omnipresente, se prevén acuerdos con otras consejerías para extender el préstamo de libros a empresas, hospitales, estaciones de metro y presidios. El plan es que nadie se quede sin leer en una Cataluña donde una de cada tres personas (32,3%) no toca un libro en su vida.
Diferencias de libro entre Ayuntamiento y Generalitat
"En este Pla de Lectura 2020 hay pocas ocurrencias; aquí hay ciencias", sostiene Santi Vila. No es la única indirecta que el consejero de Cultura lanza contra la política de sus homólogos del Ayuntamiento de Barcelona, con los que al menos parece que no comparten lecturas ni información. Si en ese caso, la crítica va por la polémica campaña de promoción de la lectura del Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB) que pretendía enviar libros a Donald Trump y que las críticas del sector obligaron a retirar, también la tuvo la oferta del pasado abril del titular de la cartera cultural del consistorio, Jame Collboni, de invitar a la Generalitat a que instale la sede de la Institució de les Lletres Catalanes en la futura Casa de les Lletres que el Ayuntamiento quiere promover para 2019 en Poblenou, en la antigua sede de la Compañía General de Autobuses. "Eso solo se puede recibir con frialdad; en verdad, no muy bien, porque no sabemos de la solvencia de eso, tenemos una comisión bilateral en cultura con el Consistorio y supongo que allí ya nos lo explicarán bien; si hay consenso, veremos".
Tampoco se mostró muy de acuerdo Vila con la decisión del equipo de la alcaldesa Ada Colau de prescindir de la Biblioteca Provincial que el Estado tiene aun pendiente en la capital catalana. “Esa postura municipal es una opinión que solo conozco a través de Twitter, pero me parece que antes de renunciar a ese equipamiento habría que pensárselo un poco; la experiencia de Girona, con la Carles Rahola, es un éxito rotundo por todas las dinámicas que ha generado en la red bibliotecaria de su entorno; pero fuera de un tuit, insisto, no sé cuál es la opinión de la ciudad de Barcelona al respecto”.
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