Barcelona investiga a una firma de bicis que usa amarres públicos
La actividad de la empresa, que se dedica al alquiler a turistas, ha provocado quejas vecinales
El Ayuntamiento de Barcelona investiga si una empresa de alquiler de bicicletas, mayoritariamente para turistas, está vulnerando la normativa al utilizar los puntos de anclaje públicos que el Consistorio instala en las calles como punto de recogida y entrega de sus bicicletas. La empresa, llamada Dropbyke, ha distribuido, desde agosto del pasado año, decenas de bicicletas por las calles de la ciudad y utiliza los puntos de amarre públicos para su negocio. Ese uso ha provocado las protestas de vecinos y activistas, sobre todo de los que critican el modelo turístico.
La empresa Dropbyke comenzó su negocio en Vilna (Lituania) y en 2016 anunció que se instalaba en Barcelona. La compañía permite alquilar bicicletas utilizando sólo el teléfono móvil. No hay que pagar un depósito, ni dejar la documentación en ningún local físico. Ni siquiera hablar con nadie. El coste es competitivo: cinco euros la hora y 15 las 24 horas.
Para alquilar una de sus bicicletas hay que descargarse una aplicación en el móvil y activar el GPS del teléfono. El sistema marcará qué bicicletas están aparcadas cerca, en los puntos de anclaje públicos. Una vez seleccionado el vehículo, y después de que la aplicación guarde los datos bancarios del cliente, el usuario recibe una contraseña. Con ella podrá abrir el candado que amarra la bicicleta. Después de su uso, el cliente deberá buscar cualquier lugar público y amarrar de nuevo la bicicleta con el mismo candado. Enviará una fotografía a la aplicación y, en ese momento, la empresa cobrará por el uso que se haya efectuado del vehículo.
Actualmente no hay amarre público en toda la zona turística de Barcelona, sobre todo en Ciutat Vella, que no cuente con un par de bicicletas azules de Dropbyke. La utilización del espacio público por parte de esta empresa ha soliviantado a los vecinos, que han enviado quejas al Consistorio y también han demostrado su rechazo en las redes sociales. “Están utilizando aparcamientos públicos para fines privados. Los vecinos no tienen suficiente espacio para aparcar sus bicicletas”, criticaba un vecino.
Quejas vecinales
Desde la cuenta de la Xarxa Ciutat Vella, donde confluyen entidades vecinales con colectivos del distrito, denunciaron que los anclajes de bicicletas están pagados por el Consistorio: “Su empresa está robando del presupuesto público del Ayuntamiento… en otras palabras de nuestros impuestos”. A las quejas de otro usuario, Dropbyke respondía en redes sociales: “Las partes públicas donde aparcar las bicicletas están pensadas para ser accesibles y fáciles de encontrar. La mayoría de personas que usan Dropbyke son turistas y es natural que dejen la bicicleta donde pueden porque no conocen la ciudad. Nuestra política es que puedes dejar la bicicleta en cualquier lugar”.
El Consistorio ya ha recogido varias quejas contra Dropbyke. Una portavoz asegura que “se está estudiando técnica y jurídicamente el caso”. “El Ayuntamiento obligará a cumplir la normativa y hay que recordar que para desarrollar cualquier actividad económica debe disponerse de la licencia de actividades”, agrega. Una documentación que están analizando los servicios jurídicos. “Además, los aparcamientos públicos pueden ser utilizados por todos los usuarios de la vía siempre que cumplan con las condiciones establecidas en la ordenanza de circulación de peatones y vehículos y la ordenanza de usos del paisaje urbano”, remarca la portavoz. Ambas normativas se están revisando en busca de incumplimiento. Por su parte, Dropbyke no ha respondido a las cuestiones planteadas por EL PAÍS.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.