Una farmacia en la jungla
El hospital Gregorio Marañón ha puesto en marcha Farmaventura, un proyecto en el que los niños se medican jugando
El interior de la unidad de maternidad del Gregorio Marañón está integrada por un proyecto infantil muy especial. Decorada como una jungla, con motivos naturales y figuras de animales, se encuentra la consulta de Farmaventura, un proyecto innovador orientado a convertir en una aventura la administración de tratamientos médicos a los niños. Los pequeños reciben un tubo en forma de caña de bambú donde tienen sus tomas, y dentro de él encontrarán también cajas con piezas de un puzle magnético que irán completando cada mes. Al finalizar cada ciclo, el niño descubre la fotografía del puzle, que en la primera fase será la imagen de un animal del Zoo de Madrid. Cuando acabe el tratamiento, cada paciente recibirá entradas para un parque temático madrileño.
Aarón Maya González, de 11 años, se unió hace siete meses a Farmaventura y lleva dos años medicándose. "Ahora me tomo las medicinas yo solo. El oso pardo es el animal que más me apetece ir a conocer al zoo", explica sentado en la consulta. A su lado, su madre, Tania González, reconoce que antes no llevaba a su hijo a recoger la medicación a la unidad de oncohematología porque no le parecía adecuado, pero afirma que ahora van encantados a coger las pastillas a la consulta de Farmaventura. "Esto es mucho mejor para los niños, no es lo mismo estar en una consulta para recoger las medicinas con gente más mayor o con otras enfermedades que aquí", asegura. Además, afirma que los puzles son un incentivo en la terapia de Aarón, que comparte, a su vez, con sus hermanas y juntos intentan adivinar el animal de cada mes desde la primera pieza.
Cecilia Martínez, es farmacéutica del Gregorio Marañón y atiende diariamente a los niños en la consulta. "Aquí tienes tu mochila y te voy a leer algo que nos ha llegado para ti desde el zoo", le dice a Aarón. A lo que se refiere Martínez es a una carta que supuestamente le envía el oso pardo del zoo a Aarón, dándole las gracias por tomarse la medicación y felicitándole por haber completado su puzle. En la mochila que Martínez le entrega al niño, también se incluyen una carpeta con recomendaciones generales sobre las medicinas, un póster y el Diario de Leo, un cuento en el que un niño imaginario que ya ha pasado todo el proceso médico cuenta su experiencia.
"Farmaventura es un programa orientado a niños muy complejos, con anomalías vasculares o anemias falciformes entre otros. Son pacientes que tienen en común muchas características , pero que no son el paciente oncológico común", cuenta Martínez. La farmacéutica también explica que tratan desde niños de dos años a adolescentes y que se hace más difícil que tomen la medicación a medida que van creciendo.
"Nuestra idea es ampliar este servicio a la unidad de cardiología infantil. Pero de momento a los pacientes que tenemos les damos medicación para un mes, se les monitoriza y se intentan corregir las posibles desviaciones", asegura la farmacéutica. Tras aproximadamente 20 minutos de consulta, Aarón se va feliz con su nuevo tubo de bambú y pensando en qué animal se esconderá este mes en su puzle.
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