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El Cabanyal, un barrio en auge

El histórico enclave valenciano, símbolo de la resistencia ciudadana, atrae a inversores extranjeros y españoles por su cercanía al mar, su ambiente y sus precios

Cristina Vázquez

El Cabanyal-Canyamelar, el barrio marinero de Valencia, símbolo de la resistencia ciudadana, se levanta poco a poco tras años de ostracismo. El temor a la demolición de más de 1.000 casas en la zona para prolongar una gran avenida hasta el mar -era la pretensión del PP de Rita Barberá que gobernó durante 25 años la capital- se esfumó con la llegada hace dos años del Gobierno de coalición formado por Compromís, Socialistas y Valencià en Comú.  Atrás quedaron 15 años de lucha vecinal sin cuartel –en los tribunales y en la calle- contra los planes desarrollistas del Consistorio, que fueron derogados.

Una de las casas típicas y bien conservadas del barrio de El Cabanyal, en Valencia.
Una de las casas típicas y bien conservadas del barrio de El Cabanyal, en Valencia. JOSÉ JORDÁN

Superada la pesadilla, este barrio de población envejecida pero muy arraigada, con bolsas de marginación relacionadas con la inmigración, busca su revitalización con la llegada de nuevos vecinos. Los más optimistas confían en que El Cabanyal sea a Valencia lo que Notting Hill es a Londres o Le Marais, a París: barrios carismáticos y cosmopolitas.

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João Almeida, un portugués de 38 años que reside en Madrid desde 2007, es uno los nuevos vecinos del barrio. Conoció El Cabanyal a a través de una amiga. “Lo visité y me gustó mucho por sus casas características, su cercanía al mar y porque conserva el ambiente de barrio”, explica este consultor. A João le impresionó la arquitectura del barrio, de casitas bajas y fachadas singulares, con preciosos azulejos. “Miré un poco los precios y las casas me parecieron accesibles. Son muy baratos comparados con Madrid y para mí es un buen precio”. Este portugués comparó opciones y al final compró una propiedad municipal —el Ayuntamiento posee 394 viviendas y 130 solares— por 40.000 euros. Es un bajo de 70 metros cuadrados, con un patio de 20, situado cerca de la zona cero del barrio —así se conoce a las manzanas de casas condenadas al derribo en el derogado plan—. “Está todo por reformar, pero voy a intentar mantenerlo lo más original posible”, añade tras calcular que invertirá otros 40.000 euros en su rehabilitación. João desea que el barrio no pierda ese ambiente tradicional: “Hay que mejorar el entorno sin desplazar a los vecinos de toda la vida. Hay espacio para todos”, concluye.

Silvia, cineasta de 35 años, es otra de las recién llegadas a El Cabanyal. Originaria de Murcia y residente en el madrileño barrio de Lavapiés, la joven adquirió un apartamento de 50 metros cuadrados para reformar en su totalidad. Cuando conoció el barrio, gracias a una amiga valenciana, lo vio muy claro. “He vivido mucho tiempo en Latinoamérica y El Cabanyal me recordó mucho a barrios de México o La Habana. No es fácil conservar en España casas tan cerca del mar en barrios bonitos, con historia”, dice Silvia.

Se enamoró de la casa y la compró: “Son estéticamente alucinantes. Están las baldosas hidráulicas, los azulejos de colores, más papel de flores de colores, de estampados, todo mezclado. Esto es como la Alhambra pero con papel pintado”, se entusiasma.

“Es muy barato lo que compré [22.000 euros] pero está hecho polvo”, reconoce. “Ahora se habla mucho del barrio y tengo amigos de Madrid que han ido a vivir allí a pesar de que todavía no han empezado las obras en el barrio. Esto empieza a parecer un proceso muy loco y todavía no se ha arreglado una casa. A ver qué pasa”, dice la propietaria.

Otra de las zonas del barrio valenciano.
Otra de las zonas del barrio valenciano.JOSÉ JORDÁN

Muchos ojos están puestos en este enclave marinero, conocido dentro y fuera de España por un movimiento vecinal que luchó contra un Ayuntamiento que intentó desmembrarlo. El Gobierno que lidera el alcalde Joan Ribó está reescribiendo el futuro de esta icónica zona; el edil de Urbanismo, Vicent Sarrià, ha encargado la redacción de un nuevo plan urbanístico y un equipo multidisciplinar ha elaborado un proyecto de desarrollo urbano sostenible.

El gerente de la sociedad municipal Plan Cabanyal-Canyamelar SA, Vicente Gallart, enumera las inversiones previstas en la zona a corto y medio plazo: 13 millones de euros para la rehabilitación de viviendas; otros 18 millones de euros para reurbanización de calles, alcantarillado y otros equipamientos; y 30 millones para el plan de desarrollo cofinanciado con fondos de la UE. En total, son más de 60 millones de euros de fondos públicos y privados para revitalizar este barrio marítimo valenciano.

Residencias universitarias, motor de desarrollo

La sociedad municipal tiene un auténtico reto si quiere poner en uso todas las propiedades públicas en el barrio –a cuya compra el anterior gobierno del PP dedicó decenas de millones del presupuesto municipal para sacar adelante la prolongación de la avenida-. Son 82 edificios completos, -unas 170 viviendas-, además de 130 solares –que suman 15.379 metros cuadrados- y 224 viviendas dispersas en 87 edificios diferentes. Joao y Silvia han comprado dos propiedades del primer lote que la sociedad ha sacado a la venta y pronto saldrá una segunda tanda.

Los extranjeros –italianos, franceses, alemanes e ingleses- no han dejado de comprar propiedades en la zona incluso en los años de crisis. Según Gallart, la inversión de españoles cayó un 20% de 2013 a 2014 para luego volver a crecer; pero la extranjera crece ininterrumpidamente en los últimos años.

Uno de los motores de rehabilitación posibles para El Cabanyal vendría de la mano de las residencias para universitarios, dado que los dos grandes campus de la capital se encuentran cerca. Otros colectivos de artistas –pintores valencianos noveles o colectivos en busca de espacios para filmar- también se han interesado por espacios en el barrio.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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