Cuatro sorpresas rurales
El Berrueco, Robledo, Alpedrete y Miraflores se sitúan entre los municipios más visitados por los amantes de la naturaleza y el patrimonio artístico de la región
El turismo rural no para de crecer en España. El año pasado, 141.115 personas optaron por esta modalidad, un 5,9% más que en 2015. Castilla y León ostenta el liderazgo en pernoctaciones en este tipo de alojamientos, pero los cuatro municipios más solicitados durante el invierno pasado (desde noviembre hasta marzo) son madrileños, según Club Rural, un portal que aglutina a 13.921 casas de campo en toda España, 187 en Madrid. El Berrueco, que ha registrado el 10% de todas las reservas madrileñas, encabeza la clasificación. Le siguen Robledo de Chavela (8,7%), Alpedrete (7,5%) y Miraflores de la Sierra (4,4%).
En El Berrueco, donde existen cinco casas con 66 plazas adscritas al portal, se han contabilizado 271 reservas. Ninguna localidad española ha tenido tantas. Le siguen Robledo (cinco casas y 158 plazas), con 234 reservas; Alpedrete (cuatro casas, 50 plazas), con 203, y Miraflores (seis casas, 162 plazas), con 121 solicitudes. La razón: son pueblos enclavados en parajes naturales de gran belleza y, además, las casas se encuentran muy bien posicionadas en el portal web.
Al entorno se unen otros atractivos turísticos como visitar monumentos, emprender rutas por el monte, practicar deportes acuáticos o escalados. El Berrueco es un buen ejemplo. Enclavado en la Sierra Norte madrileña, a 67 kilómetros de la capital, a orillas del embalse de El Atazar, se abre al visitante como un remanso de paz con un núcleo urbano bien conservado donde el granito es el protagonista. Paseando entre sus callejuelas aparecen diversas piezas de granito que conforman el museo al aire libre de la Cantería, con importantes piezas como un gran potro de herrería, pilas de abrevadero o de lavar.
Un embarcadero
Una de las mejores vistas del cercano pantano de El Atazar se disfruta desde la iglesia de Santo Tomás Apóstol. También se puede contemplar, ya fuera del pueblo, una atalaya árabe (siglo IX) y el puente romano, en la carretera que une el pueblo y Sieteiglesias. La oferta de casas incluye cuatro propiedades municipales y otras de gestión privada. Cuando llega el buen tiempo, el pueblo abre un embarcadero en el pantano desde el que se pueden practicar deportes como el windsurf o el piragüismo. Juanlu, propietario de una casa rural, explica que el pantano es uno de los encantos del lugar.
El bar de la plaza, junto al Ayuntamiento de El Berrueco, es perfecto para tomar el aperitivo. En la carretera a Cervera se encuentra El Picachuelo, un restaurante muy concurrido con magníficas vistas al pantano, que ofrece desde un arroz con bogavante hasta un menú completo por 15 euros.
De El Berrueco a Miraflores (5.750 habitantes). Enclavado en pleno Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, el municipio cuenta con varias zonas de recreo, como los miradores Fuente del Cura y Humilladero de San Blas. El emblema, sin embargo, es la Fuente Nueva, una estructura de piedra construida en 1791 con dos grandes pilones redondos, que ha sido punto de encuentro para varias generaciones. La alcaldesa, María Ángeles Rodrigo (PSOE), destaca la ruta de los Ilustres, que recorre los lugares en el que veranearon personajes como Santiago Ramón y Cajal, Vicente Aleixandre o Niceto Alcalá-Zamora. De gran valor arquitectónico son las antiguas escuelas o la Casa de la Cultura.
Sus alrededores se pueden recorrer a través de diferentes rutas, tanto a pie como en bicicleta. Destacan los 29 kilómetros sobre dos ruedas desde Torrelaguna que ofrece CiclaMadrid. Para dormir, existen gran variedad de casas rurales y hasta un antiguo hórreo reconvertido en cuatro apartamentos para parejas con un precio de 70 euros por noche (90 si es fin de semana o festivo).
El itinerario continúa por Alpedrete (14.400 habitantes). El pueblo es conocido como la puerta al Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Los terrenos de la localidad son llanos, aunque rodeados de montañas. El agua es un elemento recurrente aquí, ya que por el municipio discurren multitud de arroyos (algunos estacionales). El terreno es granítico. De hecho, Alpedrete es conocido por sus famosas canteras. De aquí se extrajo el material para construir el monasterio de El Escorial, el Palacio de Oriente o el Valle de los Caídos. Un monumento a la piedra, tallado por el artesano Isidoro Aragoneses, así lo recuerda.
La localidad cuenta con uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos de la Sierra de Guadarrama. Destacan el Ayuntamiento y la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora como las principales muestras del patrimonio artístico local. El Consistorio, de estilo escurialense, fue construido en 1959. La iglesia asemeja a una fortaleza medieval y fue levantada a finales del siglo XV. Su puerta tiene un arco románico, aunque el mayor valor de la construcción está en su artesonado mudéjar.
Un centro de la NASA
En Robledo de Chavela viven 4.400 personas, pero en verano la población puede aumentar hasta los 20.000 habitantes. “Son muchas las familias que disponen de una segunda residencia aquí. Además, contamos con diez casas rurales y dos hoteles”, explica el alcalde, Fernando Casado (Unión Popular por Robledo). En un pueblo que sufrió duramente la crisis de la construcción hace unos años y en el que la agricultura pierde peso, el sector servicios y el turismo aparecen como el maná. Robledo alberga una de las tres estaciones de seguimiento del universo de la NASA. El centro fue abierto en 1964, en plena carrera espacial de la Guerra Fría. Acoge un museo en el que se pueden observar desde trajes de astronautas hasta una piedra lunar.
El pueblo encierra, además, una amplia riqueza cultural y natural. En lo arquitectónico, destaca la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, cuyos primeros vestigios datan del siglo XI. Cuenta con un retablo hispano-flamenco del siglo XV y 76 sorprendentes pinturas de dragones que aparecieron en 2013 cuando se restauró la bóveda. El Ayuntamiento organiza visitas guiadas cada sábado por dos euros. Por cinco, el visitante puede disfrutar de una ruta ornitológica con el biólogo Javier López. El municipio es un buen observatorio de especies protegidas, como el águila imperial ibérica, el buitre negro o el leonado. Para comer, destaca el restaurante Lavanda, una terraza acristalada dentro del hotel Cinco Enebros a cargo del chef Jesús Núñez (dos soles en la Guía Repsol).
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