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‘Shows’ de gritos y adrenalina

Las funciones de terror atraen a quienes quieren ver, oler, sentir y probar lo ajeno

Uno de los números del espectáculo del Circo de los horrores.
Uno de los números del espectáculo del Circo de los horrores. Santi Burgos

“Aquí no están todos los que son, ni son todos los que están”, reza una placa en la fachada del manicomio del Circo de los horrores. Ante semejante mensaje, es normal que el espectador se estremezca en su butaca y no deje de mirar a todos lados durante el espectáculo. “Eso le pone, ha venido a pasárselo bien, a que le asusten”, explica su director, Suso Silva, “por eso los gritos se escuchan cinco calles más abajo”, se ríe.

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Silva y su equipo saben bien que utilizar el terror como temática de entretenimiento garantiza un espectáculo de éxito. El Circo de los horrores vuelve a Madrid (en Puerta del Ángel hasta el 9 de abril) con un especial para celebrar su décimo aniversario con guiños a los tres espectáculos que componen la trilogía (Circo de los horrores, Manicomio y Cabaret Maldito). “Se ha creado una gran comunidad en torno al show, un público entre los 20 y los 40 años al que le encanta las emociones fuertes, soltar adrenalina y que pide más”, cuenta Silva.

Pero no solo de sustos vive el público asistente. El humor y el teatro están también muy presentes. A través de estos géneros se cuenta la historia contemporánea del mítico personaje de Nosferatu —encarnado por el propio Silva—, el cual evoluciona con cada entrega. El espectáculo cuenta también con una parte de circo. Para Silva, “los números circenses aportan movimiento escénico y funcionan muy bien con la temática”. Y añade en tono sarcástico: “¿Qué clase de loco toca la batería con diez pelotas? Uno de nuestro manicomio, sin duda”.

Durante esta década la trilogía ha transportado al espectador a diferentes escenarios alejados de su vida cotidiana. Un cementerio, un manicomio y un templo del pecado con un cabaré maldito. Silva asegura que “el público busca ser una parte activa de lo que le rodea, no se conforma con ser un simple espectador; quiere ver, oler, sentir, tocar y probar lo ajeno”.

De teatro interactivo y de terror sabe mucho también Raúl de Tomás. Fundador de la productora Creaciones Interactivas, De Tomás lleva cinco años asustando y entreteniendo al público de Madrid. En su último espacio teatral, La Caja del Terror (paseo de la Esperanza, 16-18), el público no se limita a mirar. “Hemos derribado esa cuarta pared que le permitía al espectador relajarse en su butaca, aquí el público forma parte de la historia”, explica De Tomás; y prosigue: “Las reacciones de la gente son fantásticas, esa incertidumbre de no saber qué les va a pasar les provoca un subidón de adrenalina tremendo”.

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La sugestión es también un elemento importante en el binomio terror-entretenimiento. La página web de La caja del terror contiene una serie de advertencias sobre el espectáculo que preparan al espectador para la experiencia, aunque De Tomás asegura que en ningún caso pretenden que el público lo pase mal.

La caja del terror es el único teatro en España dedicado exclusivamente a este género durante todo el año. Actualmente tienen varios espectáculos permanentes como La noche de los vampiros (para mayores de 16 años), Escape Room, La criatura —una experiencia teatralizada de acertijos— y Juan sin Miedo para el público infantil. De Tomás no para y ya prepara el siguiente espectáculo: una sesión real de espiritismo con 13 asistentes.

Pasar miedo tiene algo de liberación. Puede que la emoción de poner en riesgo nuestras vidas de forma controlada sea la fórmula que explique el éxito de los espectáculos de terror.

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