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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Echar tierra encima

Se echaron montones de tierra sobre capas de residuos mezclados y luego incluso se cultivaron las tierras de arriba y se instalaron urbanizaciones

Supongo que todo el mundo sabe el significado la frase que encabeza el artículo, similar a esconder el polvo bajo la alfombra, pero referida a esconder cosas realmente grandes o graves, que no cabrían bajo la alfombra, y que requerirían cavar una fosa o buscar una cavidad para echar allí lo que se quiere esconder y luego cubrirlo con una gruesa capa de tierra.

Esto viene a cuento porque hace poco, después del fuerte temporal que afectó a la costa valenciana, di un paseo por la playa de la Patacona (Alboraia) y quedé estupefacto al ver la inmensidad de basuras allí expuestas, mayormente plásticos y latas de aluminio, aunque también había botellas de vidrio y cualquier clase de objeto imaginable. Miles y miles de botellas, latas, y plásticos de toda índole se esparcían por la playa, en varios kilómetros, acumulándose más en algunos lugares.

Escandalizado, tomé fotos con el móvil aunque la luz ya era escasa. Envié imágenes a amigos e incluso a un periodista local. Al día siguiente, al menos en la versión digital de un diario valenciano, vi durante unas horas una de mis fotos (sin citar autor) colgada con un breve comentario sobre los restos de basuras que el mar había devuelto a la costa. En su momento, esos materiales se encontraban bajo las aguas, a poca profundidad y escasa distancia de la playa. El temporal se limitó a devolver lo que antes le arrojamos. La fotografía duró poco tiempo expuesta. El comentario seguía visible, pero acompañando una foto menos alarmante, al menos desde el punto de vista de los residuos.

A los dos días de la primera visita, volví al mismo lugar y había desaparecido la mayor parte de los residuos. En ese momento aún trabajaban los tractores acabando de efectuar su tarea. Tras “labrar” toda la playa, amontonaban arena, algas (en realidad restos de la planta Posidonia oceanica) y basuras, y después alguien debía recoger los montones, llevarlos lejos y, tal vez, enterrarlos. Lo cierto es que, mezclado todo, desaparecieron vegetales, basura y una parte de la arena.

Ahora que en los medios de comunicación se debate sobre el SDDR (el sistema de retorno de envases que promueve la administración), no pude dejar de pensar en el tema. ¿Cómo es que aún se pueden encontrar toneladas de envases usados repartidos por ríos, playas, campos, ciudades y bosques? ¿Qué se hará con todos esos residuos? ¿Se enterrarán, así mezcladitos con todo lo demás, o alguien preferirá quemarlos? ¿Y qué pasará con los que no recoge nadie y se amontonan plácidamente en el mar y otros lugares?

Luego seguí caminando hacia la desembocadura del Carraixet y vi aún buena cantidad de latas, botellas y más plásticos que aún no se habían retirado o enterrado. Pero aluciné más cuando vi, bajo una capa de tierra consolidada y dura, estratos de arena y de tierras más profundas en los que se veían “fosilizados” botellas, bolsas de plástico y otros residuos. ¿Hace cuantos años que se enterraron? ¿Quién lo hizo y quién lo toleró? Se echaron montones de tierra sobre capas de residuos mezclados y luego incluso se cultivaron las tierras de arriba y se instalaron urbanizaciones. En algunos lugares, la implacable erosión del mar va descubriendo poco a poco el pastel. Así se hacía hace años. Ahora parece que hay quien se empeña en seguir echando tierra encima de los residuos en vez de minimizarlos, recuperarlos y reciclarlos ¿Hasta cuándo esconderemos la cabeza como el avestruz? Corremos el peligro de meterla en la basura al hacerlo.

Doctor en Biología y miembro de Acció Ecologista-Agró

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