“Quieren un pesebre, no un mercado”
Comerciantes de La Boqueria se oponen a la regulación del Ayuntamiento que pretende acotar la venta de comida para llevar
La Boqueria sigue en el punto de mira. El Ayuntamiento de Barcelona anunció el jueves que va a prohibir dentro del mercado los bares encubiertos en paradas, el consumo de alimentos en los pasillos y la venta de productos elaborados que no estén envasados, empaquetados y precintados. Ayer, los clientes eran los mismos de cada día pero entre los tenderos sólo había un tema de conversación. “Juegan políticamente con La Boqueria”, sentenció una frutera.
La mayoría de paradistas no habían sido informados “oficialmente” de los cambios más allá de lo que habían leído en los medios. “La fruta está envasada por lo que se podrá seguir vendiendo”, afirmaba la frutera. Aún así, el miedo entre los comerciantes era evidente. Todos quisieron guardar el anonimato. “Entre nosotros discutimos, cada uno tiene sus intereses”, lamentó una joven enfundada en un delantal.
La Boqueria guarda un orden dentro del desorden. Entrando por la Rambla, los tenderos que optan por la comida para llevar que perseguirá ahora el Consistorio se distribuyen de forma mayoritaria en el lado derecho. Allí hay tiendas que en principio son fruterías donde se puede llegar a comprar los tradicionales burritos mexicanos, pinchos o cucuruchos de calamares.
“El problema es que nadie ha parado esto. Sanidad no ha investigado nunca”, argumenta una carnicera. “Las fruterías han pasado años de penurias. Creo que no se les puede atacar por vender producto cortado. Eso sí, que alguien investigue por qué un zumo aguanta dos horas sin que le pase absolutamente nada”, deja caer.
“Se está demonizando al guiri y yo vendo sin preguntar nacionalidades. Tengo permisos para vender un 20% de productos elaborados, burritos, pinchitos… Si el problema es si se lo precinto o no, pues envolveré el burrito como envuelvo un bistec, pero una vez me lo hayan pagado a mí me da igual si se lo come en el pasillo o en las Golondrinas”, ironiza un charcutero. “Hay gente que lleva 50 años vendiendo de una manera como si la sociedad no cambiara. El turista es un nicho de mercado y todos tenemos derecho a ganarnos la vida”, defiende.
“Se está demonizando al guiri y yo vendo sin preguntar nacionalidades"
Una pescadera de las del óvalo central de La Boqueria sentencia: “Si lo que quieren es que estemos aquí para que vengan los turistas a hacernos fotos como si fuésemos un belén, que nos paguen como figurantes. Si no, nos tienen que dejar modernizarnos y ganarnos la vida. La Boqueria no tiene barrio. Los pocos clientes que tengo pueden irse mañana cuando abran [el nuevo mercado de] Sant Antoni”.
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