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Aparece colgado el hombre que mató a una camarera rumana en Santiago

Adrian Eugen Burlacu permanecía en busca y captura desde hacía dos semanas y esta mañana ha sido hallado por un vecino en Boqueixón (A Coruña)

Cadáver de Adrián Eugen Burlacu, tapado con una sábana, en un bosque de robles y castaños en Lestedo.
Cadáver de Adrián Eugen Burlacu, tapado con una sábana, en un bosque de robles y castaños en Lestedo.

El cadáver de un hombre ha aparecido esta mañana ahorcado en un árbol a los pies del Pico Sacro. Según testigos que estaban presentes durante las tareas de levantamiento, el cuerpo llevaba en un bolsillo la documentación del ciudadano rumano Adrian Eugen Burlacu, presunto asesino de su expareja Elena Marcu, de la misma nacionalidad, hace casi dos semanas en Santiago. La Guardia Civil no ha confirmado de momento la identidad del individuo, pero fuentes vinculadas al caso aseguran que se trata del hombre que estaba en busca y captura.

Se le buscaba "a nivel internacional", declaró hace unos días el delegado del Gobierno en Galicia, Santiago Villanueva, pero Adrian Burlacu estaba cerca de casa, en la zona en la que durante algún tiempo había trabajado como cortador de troncos para empresas madereras en el municipio coruñés de Boqueixón. Esta mañana, poco después de las nueve, un vecino propietario de montes y empresario del sector, que lo conocía del negocio, se lo ha encontrado colgado de un carballo y ha avisado a la Guardia Civil. "Vamos a localizarlo más pronto que tarde", prometía (y sin duda acertaba) en la misma comparecencia pública de hace una semana el representante del Gobierno en la comunidad.

Burlacu era perseguido como supuesto autor de la muerte de Elena Mihaela Marcu, una mujer de nacionalidad rumana, de 30 años, que trabajaba como camarera en una cafetería de Santiago. Según el testimonio de su compañera de piso, que logró salvar la vida encerrándose en el baño, la expareja de Elena cosió a puñaladas a su víctima en el domicilio de la céntrica calle de San Pedro de Mezonzo a primera hora de la tarde del pasado viernes 16. La mujer falleció dos días después, tras ser operada de urgencia para tratar de salvar su vida en el Hospital Universitario de Santiago.

Según los vecinos de la zona donde ha aparecido el cuerpo, en las faldas del Pico Sacro y cerca del campo de fútbol de Lestedo, el cuerpo de Burlacu no podía llevar muchos días en el lugar, "pero sí, perfectamente, un par de ellos, por la cantidad de hojas que había acumuladas sobre su coche", un Wolkswagen Passat de color gris. Muy cerca del vehículo, el cadáver, que acaba de ser retirado en estos momentos por la funeraria, permanecía colgado de una rama con dos cinchas de amarrar cargas pero con los pies en el suelo y las piernas flexionadas, casi de rodillas. Los empleados de una maderera llevaban días trabajando en aquel bosque de robles y castaños pero no repararon ni en el cuerpo, vestido con ropa oscura, ni en el coche hasta hoy. Miembros del equipo de emergencias médicas que se ha desplazado esta mañana al lugar han comentado que el hombre podría llevar más de 24 horas muerto.

Los empleados de la funeraria retiran el cuerpo de Adrian Eugen Burlacu.
Los empleados de la funeraria retiran el cuerpo de Adrian Eugen Burlacu.ÓSCAR CORRAL

Se da la casualidad de que el cadáver de este inmigrante perseguido por un crimen machista se ha localizado a muy poca distancia de la aldea (y en el mismo municipio conmocionado) de la que era vecina otra reciente víctima de género, Ana María Enjamio, la ingeniera industrial de 25 años muerta a cuchilladas por un compañero de trabajo y expareja en la madrugada del sábado 17 en Vigo, apenas unas horas después del suceso por el que perdió la vida Elena Marcu.

Burlacu, 1,92 metros de estatura, moreno y de complexión atlética, con abundantes antecedentes penales y judiciales, ya había sido condenado a prisión. El 4 de junio de 2013, gracias a un acuerdo con la fiscalía, él y un compatriota aceptaron cuatro años de cárcel cada uno (de los que solo cumplieron un par) por la detención ilegal de dos personas en el ayuntamiento de Lalín (Pontevedra), donde vivía en los últimos tiempos el hombre que todavía supuestamente, a falta del resultado que revele la autopsia, se ha suicidado. Burlacu las habían retenido a la fuerza en un coche, con amenazas y golpes, para que les revelasen el paradero de Elena. La mujer, que había mantenido una corta relación con su asesino, testificó en un juicio contra él, y este en aquellos momentos juró venganza.

En noviembre fue arrestado en Lalín por un robo con fuerza. Semanas antes de matar a Elena, acudió al piso de la camarera y le pidió que lo acogiera bajo su techo de forma temporal. Ella no quería relacionarse con él, pero se compadeció y le dejó quedarse. Elena vivía con otra compañera de la cafetería Isla y con la madre de esta, ambas españolas. Había logrado tener una vida estable en un país que no era el suyo y era muy apreciada en su trabajo. Supuestamente, Adrian Eugen Burlacu planeaba retomar la relación, a pesar de su presunta sed de venganza contra la mujer, para beneficiarse de la buena reputación y la estabilidad laboral de su expareja. Pero Elena se negó, y el viernes 16, según las investigaciones que ha llevado a cabo la policía nacional, a cargo de las pesquisas desde un primer momento, le dijo a su asesino que tenía que marcharse definitivamente de su casa. Burlacu le asestó unas 35 puñaladas, una de ellas en la tráquea, y provocó su muerte cerebral. Entró en el quirófano en estado de extrema gravedad y acabó falleciendo.

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