Lladró convoca una junta de accionistas para estudiar la venta de la empresa
La compañía ha pedido "tranquilidad" a los trabajadores
Un grupo inversor ha mostrado interés por la compañía valenciana de porcelanas Lladró, según ha reconocido la empresa que no ha querido revelar el nombre del grupo. La compañía explicará el próximo 5 de enero la situación a los accionistas en la junta general extraordinaria. Esta operación forma parte del proceso que Lladró comenzó hace unos meses con el encargo a la consultora PwC de la búsqueda de compradores o inversores.
La empresa valenciana está controlada por la familia de uno de los fundadores, Juan Lladró, que tiene el 70% de las acciones, mientras que las familias de los otros dos hermanos, José y Vicente, disponen del 15% cada una. Rosa Lladró, hija de Juan, tomó el mando hace unos meses, y es la que ha emprendido el proceso de venta de la famosa firma.
Ante la publicación de la noticia, Lladró ha emitido un comunicado, al que ha tenido acceso este diario, en el que ha pedido a sus 700 trabajadores “tranquilidad” y les ha trasladado que la operación tiene como objetivo garantizar la viabilidad de la compañía. “Nos gustaría solicitaros que, a pesar de la incertidumbre que pueda causaros, tengáis la tranquilidad de que si valoramos este tipo de propuesta es con el objetivo, prioritario para todos, de explorar distintas alternativas que puedan garantizar la viabilidad de la compañía velando por el futuro del proyecto”, señala la empresa.
La firma alcanzó en junio pasado un acuerdo con sus empleados para establecer un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) de 85 días para 2016, así como el adelanto al 15 de julio de la prejubilación de 40 trabajadores, prevista inicialmente para octubre.
Mucho han cambiado las cosas para la compañía que en 1988 inauguró el museo y la galería Lladró, en Nueva York. El éxito de las esculturas Lladró en el mercado americano y ruso propició que en 1991 fuera expuesta una selección de las obras en el Museo del Hermitage. En 1992 estuvo presente en la Exposición Universal de Sevilla, y en 1995 se inauguró el centro Lladró en Madrid. A finales de 1999 Lladró tenía más de 2.000 trabajadores repartidos en cuatro fábricas, aunque el trabajo estaba centralizado en Tavernes Blanques, donde tiene su sede.
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