La Sagrada Familia no hace autocrítica
Los arquitectos del templo defienden que su trabajo continúa la obra de Gaudí
Los responsables actuales de la construcción de la Sagrada Familia tienen claro que su trabajo es una continuación del que dejo Antoni Gaudí a medias en 1926 tras morir atropellado por un tranvía. Las torres de la fachada de la Pasión, la impresionante nave central consagrada por un Papa en 2010, la fachada de la Gloria que se ha de construir sobre la calle Mallorca y, sobre todo, las seis torres que empiezan a tomar cuerpo y que en 2020 (seis años antes de la fecha final de las obras) cambiaran el perfil de Barcelona. Todo fue dibujado, realizado en maqueta y proyectado por Gaudí antes, por lo que no hay duda de la autoría y validez de las obras que se están llevando a cabo.
Es la idea que defendieron este miércoles Jordi Faulí, arquitecto y coordinador de las obras del templo barcelonés y David Puig, uno de sus colaboradores, en la conferencia La Sagrada Familia: belleza y reto tecnológico del proyecto de Gaudí que pronunciaron en la sede del Institut d’Estudis Catalans dentro de una jornada organizada por la Societat Catalana de Tecnologia en la que, tras desgranar el proyecto original de Francisco de Paula del Villar y la transformación que realizó Gaudí desde 1883, se centraron en explicar cómo se había llevado a cabo la cubrición de la nave central y cómo se está acometiendo el reto de levantar las cuatro torres de los Evangelistas (de 135 metros cada una), la de Virgen María sobre el ábside (de 140 metros) y, sobre todo la de Jesús, que con 172,5 metros de altura, se convertirá en el edificio más alto de Barcelona, sin osar superar la montaña de Montjuïc que mide 173 metros, porque según Gaudí, “lo que creó Dios no lo puedo superar el hombre”. “Hoy se cumplen los 91 años exactos de la conclusión del primer campanario de la Fachada de la Natividad”, recordó Faulí “convirtiéndose en el edificio más alto de Europa de su época”.
Ante una veintena de personas duchas en el tema tecnológico, explicaron como a partir de las fotografías y las maquetas reconstruidas (tras ser destruidas en 1936) y estableciendo una serie de modelos y sintetizar el uso de los arcos gaudianos de la hiperboloide y la paraboloide se han podido extraer “unos modelos, unas pautas y unas leyes geométricas, que se repiten en todo el edificio que parece un bosque, algo muy natural, pero en realidad es muy geométrico”, según Faulí.
Los arquitectos del templo —Faulí y su equipo son la séptima generación— han contado con un elemento que les ha posibilitado continuar las obras con seguridad: La cúpula de una de las cuatro sacristías realizada a base de un polígono de doce paraboloides aparece en una de las fotografías de la época y en una de la maqueta reconstruida. A partir de sintetizar sus elementos, de alargarlos, redimensionarlos y proyectarlos, han encontrado la fórmula para realizar las cinco enormes torres que acabarán dando forma definitiva a la basílica, explicaron.
El elemento fundamental es un gran módulo de cuatro por cinco metros con forma trapezoidal realizado a base de piedras ensambladas y unidas por unas costillas de acero inoxidable que forman tres ventanas triangulares y que tensan toda la estructura. “Estos elementos se traen montados, se izan y se van colocando collados unos con otros dando forma a las torres”, explicó Puig.
“Todos juntos crearán una piel, una corteza que conforme vayan creciendo crearán las torres”, prosigue. Todo el proceso se realiza mediante potentes programas informáticos. Pero no todo tecnología, también hay lugar para la tradición en las obras actuales de la Sagrada Familia: “El acabado rústico y la textura de la piedra se realiza, piedra a piedra, con maceta y escarpa”, explicó Faulí. El esquema será el mismo para las cuatro torres de los evangelistas, mientras que para la de Jesús la escala aumentará, “Estamos trabajando en el módulo que será cuatro veces más grande”, resaltaron los arquitectos.
Entre los retos más inmediatos que enumeraron: el diseño de los símbolos que coronarán las torres: una estrella, cuatro alas para el tetramorfos y una cruz de cuatro brazos para la más alta. También hablaron de otro de los puntos polémicos del proyecto: la fachada de la Gloria, la más grande y monumental de todas, que obligará a cortar el tránsito en la calle Mallorca y, a la larga, derribar una manzana de viviendas y realojar a sus propietarios e inquilinos. Faulí, sin plantear la más mínima duda, explicó cómo sería este “conjunto extraordinario” que creó Gaudí con 16 estructuras paraboloides. El proyecto final, explicó Faulí, se acabará con la proyección de haces de luz desde focos que se colocarán en los pináculos de las torres: “Serán como los rayos de Cristo”, dijo el arquitecto, que cada vez se asemeja más físicamente a Gaudí. Y todo esto, sin que por ahora, las obras tengan permiso de obras del Ayuntamiento barcelonés después de 134 años de trabajos. Sobre esto no hubo ninguna mención. Al acabar los asistentes premiaron la presentación con aplausos. “Estos aplausos son para Gaudí, sin él, esto no sería posible”, remachó Faulí.
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