Los Roca: del barrio obrero a la cúspide de la gastronomía mundial
Una exposición recorre en Barcelona los 30 años del restaurante 'El Celler de Can Roca'
Un viaje multisensorial a los orígenes de tres hermanos nacidos en un barrio humilde de Girona que soñaron con revolucionar la alta cocina mundial. Esta es la intención de El Celler de Can Roca: de la Terra a la Lluna, exposición presentada este lunes en el Palau Robert de Barcelona y que explica el mundo gastronómico de los 30 años del que ha sido considerado el mejor restaurante del mundo en 2013 y 2015. "La cocina es un lenguaje para contar historias", ha resumido Joan, el mayor de los Roca, acompañado por sus hermanos Jordi y Josep. La muestra se inaugura mañana y permanecerá abierta al público hasta el 23 de abril.
La exposición consta de seis espacios que pretenden repasar el camino de los Roca desde sus raíces en el restaurante gerundense de sus padres hasta ser reconocidos internacionalmente como el mejor restaurante del mundo. De la tradición más popular a la vanguardia más innovadora, el viaje se inicia con una representación del restaurante familiar Can Roca de Talaià, un barrio obrero de Girona, hasta subir por una escalera a un calidoscopio repleto de proyecciones, espejos y olores con un denominador común: la fusión de tres personalidades distintas que se complementan con pizcas de pasión, generosidad e ingenio.
El comisario de la muestra, Toni Massanés, ha explicado que el título de la exposición evoca al hecho de que hace 150 años, el escritor Julio Verne imaginó como tres personas llegaban a la luna en cohete. “Esta es la historia de los Roca: ¿Quién iba a imaginar que tres hermanos de un barrio humilde pudieran llegar a lo imposible?”, ha añadido Massanés.
El calidoscopio se divide con la sucesión de tres salas que van desde la percepción de los sentidos con fotos antiguas, libros de receta e imágenes de viñedos, hasta tres imágenes de los hermanos en pantalla grande que representan personalidades distintas: mientras la foto de Joan Roca se va deformando con imágenes de lápices y reglas en busca del “orden y la equidad”, la del repostero Jordi hace referencia al gamberrismo de la estirpe a través de un collage de imágenes folclóricas y motos. La de Josep se llena de uvas por la especial relación del sommelier con los vinos.
“Es una apuesta valiente”, ha dicho Massanés. Las decenas de espejos irregulares que la visten representan, en palabras de la interiorista Mamem Domingo, “la interiorización de su cocina”. “Han sido seis meses de estudio intenso para poder llegar a esto”, ha añadido Domingo
De la tierra a la Luna, resume la historia de El Celler a partir de 31 platos o "poemas inacabados", que representan los hitos del restaurante. También sus ideas y sus obsesiones para llevar a la mesa cualquier recuerdo, olor y hasta pasión futbolera: “¿Alguien se imagina como sería un gol de Messi convertido en postre?” “Los Roca sí”, ha explicado el comisario frente a la representación del plato.
La quinta parte, Experiencia total, cuenta con tres cámaras de realidad virtual que aportan una perspectiva omnisciente desde el punto de vista de un comensal y presentan el trabajo que realizan Joan en la cocina, Josep en la bodega y Jordi en el laboratorio de La Masia. Los tres hermanos no han dudado en infundirse las gafas y por momentos se han visto transportados a su propia cocina. “Cómo no podíamos ofrecer a nuestros visitantes una degustación del restaurante optamos por introducirlos directamente en el restaurante”, ha explicado Massanés.
El sexto y último espacio, Memento Mori, pretende cerrar la exposición en el mismo lugar en el que empieza, el restaurante-bar Can Roca de sus padres. Para representar que uno de los secretos de su viaje a la luna, según Massanés, ha sido no haber dejado nunca de "tener los pies en el suelo". La imagen de los Roca cruzando un paso de cebra al estilo de los Beatles es la última parada del viaje. Los tres hermanos, sin embargo, no cruzan la calle de Abbey Road en Londres, sino del barrio de Talaià con el local familiar al fondo. Un fragmento escrito en la sala resume el sentido de la fotografía: “Detrás del mundo de la alta gastronomía se esconden aquellos chavales nacidos en un barrio humilde que siempre han tenido presente de donde vienen".
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