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Colau asume que deberá apoyarse en CiU y Ciutadans

El PSC da un toque de atención a la alcaldesa

Clara Blanchar

El gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, recibió ayer un nuevo revés que mostró su aislamiento y le llevó a acabar reconociendo que tendrá que dialogar con partidos con los que hasta ahora no ha contado, como CiU y Ciutadans. Tras tumbarle el plan de gobierno y las ordenanzas, la oposición en pleno rechazó en la comisión de economía el proyecto de presupuestos de 2017, lo que provocó una reprimenda de su socio de gobierno, el PSC. Para aprobar las cuentas, Colau deberá vincularlas a una cuestión de confianza, un método al que solo recurrió, en 2013, el ex alcalde Xavier Trias (CiU).

Gerardo Pisarello (I) junto a Jaume Collboni (D).
Gerardo Pisarello (I) junto a Jaume Collboni (D).Albert Garcia (EL PAÍS)

La ley prevé que el alcalde pueda vincular la aprobación de las cuentas a una moción de confianza. Si lo hace, la oposición tiene 30 días para proponer un alcalde alternativo. En el caso de Barcelona es casi imposible que la oposición logre fraguar una mayoría alternativa porque implicaría hacer un pacto con fuerzas tan dispares como CiU, PP, ERC y Ciutadans. Esto conducirá a que las cuentas se aprueben automáticamente. La cuestión se planteará en el pleno de finales de diciembre y previsiblemente las cuentas verán la luz a finales de enero.

Cuando todavía quedan más de dos años de mandato, el aislamiento de la alcaldesa provocó un toque de atención de su socio de gobierno, el PSC: su jefe de filas, Jaume Collboni, emplazó a Colau a contar como aliados con CiU y Ciudadanos, con quienes algo que no ha intentado hasta la fecha: “Como gobierno, hoy tenemos que abrir una nueva etapa. No hay que depender tanto de los partidos minoritarios y radicales que quieren subordinar la ciudad a sus intereses” afirmó en referencia a ERC y la CUP —en los que hasta ahora se había apoyado Colau—, y “apelar a los grupos que han tendido la mano, como CiU o Ciutadans, para alcanzar grandes pactos de ciudad”.

Un polémico superávit de 70 millones

Las cuentas de Barcelona están cifradas en 2.580 millones de euros, con un 4,7% de incremento en gasto corriente. La oposición cuestionó aspectos del Presupuesto como que las cuentas prevén cerrar con superávit de 70 millones pese a las necesidades que tiene la ciudad. También criticaron que se recorta la inversión, aumenta el endeudamiento y sube los gastos en dietas de altos cargos.

El socialista fue muy duro con Colau: “Si seguimos con apriorismos ideológicos, no encontraremos acuerdos en materias como la polémica ordenanza de terrazas o el modelo turístico [el plan de nuevos hoteles]”, dos de las grandes cuestiones que la alcaldesa tiene sobre la mesa. Otras votaciones clave en el futuro serán las que deberían permitir unir los dos tramos existentes del tranvía por la Diagonal, o promesas electorales como la ordenanza de civismo, que en opinión de Colau criminaliza la pobreza al multar cuestiones como la prostitución.

“Los socios preferentes son los partidos de izquierdas, pero al haber cambiado la situación política, quizá a partir de ahora todos tendremos que ser menos doctrinarios y abrir espacios de diálogo con todo el mundo”, concluyó al final del tenso debate el portavoz del gobierno municipal, Gerardo Pisarello. Asumía así que tendrán que pactar también con CiU y Ciutadans.

Grupo a grupo, CiU, ERC, Ciutadans, PP y la CUP reprocharon ayer al ejecutivo municipal su “falta de diálogo” y su “aislamiento”. Como en un diálogo de sordos, el portavoz del gobierno, Gerardo Pisarello, les acusó de lo mismo. Y aseguró que en este debate, el de las cuentas, se mezclan “los intereses de la ciudad con los de partido de las distintas fuerzas”.A nadie escapa que en juego está también el equilibrio de fuerzas en el Parlamento catalán, donde CiU gobierna con ERC y tiene el apoyo de la CUP en cuestiones presupuestarias y de otra índole. Pisarello defendió un proyecto de presupuesto “expansivo, destinado a combatir la desigualdad y la pobreza en la ciudad y a crear empleo”.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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