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Si no matan focas, mueren

La activista inuit Aaju Peter reivindica, la caza de mamíferos marinos para preservar el modo de vida de su pueblo

Jacinto Antón
La activista y artista inuit Aaju Peter.
La activista y artista inuit Aaju Peter.

En plena ola de frío recala en España la activista y artista inuk (plural inuit, los mal llamados esquimales) Aaju Peter. Recibe en su habitación de un hotel barcelonés cerca del Museo de las Culturas del Mundo, donde luego ofrecerá una charla junto a la etnóloga Michèle Therrien y ejecutará una performance ceremonial con cantos tradicionales y toque de tambor. Hoy estará en Madrid. Las sábanas en la cama deshecha sugieren las blancas extensiones heladas del Ártico.

Peter, nacida en Groenlandia en 1960, reside desde 1981 en Iqaluit en el norte (muy norte) del Canadá, en la isla de Baffin. En su ciudad están hoy a 19 grados bajo cero. Abogada, madre de cinco hijos, es una defensora de la cultura y los derechos de su pueblo —y especialmente de las mujeres—, y se ha enfrentado a los animalistas reivindicando la costumbre ancestral inuit de la caza de focas. En 2012 recibió la medalla de la Orden del Canadá.

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¿A quién detesta más, al explorador Robert Peary, que se aprovechó de los inuit y los trató tan desconsideradamente, o a Brigitte Bardot? Aaju Peter arquea las cejas, entre las cuales, como en la barbilla, manos y muñecas luce tatuajes tradicionales, pero sonríe. “Los inuit, por costumbre, no solemos odiar, no nos lo permitimos. Los enfrentamientos los solventamos con duelos cantados. Peary era un mentiroso arrogante, aunque he de recordar que no debo decir nada malo de nadie. En cambio apreciamos a Matthew Henson, que aprendió nuestras técnicas. Por eso sobrevivió, mientras que Franklin, por ejemplo, murió: ¡A quién se le ocurre llevar un piano al Ártico!”.

Henson era el explorador negro que acompañó a Peary en su ataque al Polo Norte en 1909. Le llamaban Miy Paluk, querido Matthew. También él, como su jefe, tomó concubinas inuit y tuvo descendencia mestiza.

Se ha hablado mucho de la permisiva sexualidad inuit, la poligamia, la cesión de la mujer al visitante, el lesbianismo alentado por las largas ausencias de los cazadores (la palabra arnaqatiminoortoq significa “mujer a la que le gustan las mujeres” y no tiene ninguna connotación negativa). “Somos criaturas sexuales, es parte de la naturaleza. Y algunas de esas costumbres que cita servían para paliar la escasa diversidad genética. Pero no quiero perpetuar estereotipos. Exploradores y balleneros dejaron su semen en el Ártico”. Eso sí que es congelar esperma. Peter ríe la broma. “Pero esos hombres no se preocuparon de la responsabilidad con los hijos que tuvieron...”.

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Volviendo a BB... “No la conozco personalmente. Se equivoca, como los que quieren prohibirnos cazar focas. Nosotros dependemos de la caza de focas. Toda nuestra vida, nuestra cultura, nuestra economía gira en torno a ello. Impedirnos cazarlas es una forma de genocidio cultural. Hay muchas mentiras e hipocresía en torno a la caza de la foca. La que cazamos mayoritariamente es una especie muy prolífica, nunca ha estado en peligro de extinción y en los últimos años incluso se ha multiplicado: hay cerca de 14 millones de individuos. Son más que nosotros”.

Peter confía en que los animalistas y la sociedad occidental entera entiendan que la caza de focas es una actividad esencial para la pervivencia de los inuit. Mientras habla acaricia el colgante de plata en forma de foca que lleva al cuello. “Celebramos la foca”, dice. Sus manos tatuadas y de uñas azules resultan hipnotizantes. No ha visto la película de Isabel Coixet, Nadie quiere la noche, que ficcionaliza el encuentro entre la esposa de Peary y la amante inuit del explorador, pero muestra un gran interés al hablarle de ella.

¿Porqué se aferran los inuit a ese mundo hostil? “Sabemos que en cinco minutos podemos morir. Vivir exige conocimiento y respeto. Pero es un lugar increíblemente bello”. Y, añade, de una intensa espiritualidad. “El cuerpo no es mucho, pero la mente se eleva allí como el ave en la tundra”.

¿Está buena la foca? “En realidad prefiero la ballena. Me encanta la ballena hervida. ¡Soy inuit!”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

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