Rajoy ofrece “hacer algo útil” contra el secesionismo, pero no concreta

En contra de lo ocurrido en la fallida investidura de agosto, la situación política catalana ocupó este jueves una parte importante de las intervenciones en el debate de investura. El presidente del Gobierno en funciones animó a “hacer algo útil” para desencallar el momento actual y el PSOE propuso la creación de una subcomisión para afrontar “los serios desafíos en la vertebración territorial de España”. Los partidos independentistas reiteraron su deseo de consumar su proyecto.

Mariano Rajoy insistió en su discurso ya conocido de que el independentismo debe combatirse con el cumplimiento de la ley y la Constitución, pero, a diferencia de otras ocasiones, aseguró que era obligación de todos los partidos “hacer algo que sea operativo, útil y que sirva para resolver este problema y cualquier otro que tengan los españoles”. El presidente en funciones no concretó ni la forma ni el fondo de su propuesta y se limitó a mostrar su “máxima disposición al diálogo”, pero no a someterse a ningún contrato de adhesión, “que es lo único que se me ha planteado a lo largo de estos tiempos”, dijo.

El ofrecimiento de Rajoy se produjo en respuesta al portavoz socialista, Antonio Hernando, quien propuso la creación de una subcomisión parlamentaria para afrontar lo que calificó como “serios desafíos territoriales de España”. El objetivo perseguido, añadió, es el de “recuperar la normalidad institucional con Cataluña”, porque no basta con esperar al “paso del tiempo” y exigir la aplicación de la ley.

Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos, insitió en su defensa de la plurinacionalidad de España y recordó que la coalición electoral de la que forma parte su partido ganó las elecciones en Cataluña y en Euskadi. Por ese motivo, calificó de “marginal” y “subsidiario” el papel que juegan en esas comunidades el PP, el PSOE y Ciudadanos. “Tres partidos del inmovilismo difícilmente van a poder responder a algo tan importante como la plurinacionalidad del Estado”, afirmó.

La defensa del referéndum de Cataluña corrió a cargo del portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, quien aseguró que su grupo será “el principal muro de contención” al PP.

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, volvió a evocar los tiempos en que el catalanismo político estaba muy implicado en la construcción de la democracia y recordó que dos de los padres de la Constitución fueron Miquel Roca y Jordi Solé Tura. “Por si alguien lo quiere olvidar”, dijo el líder de la formación centrista, antes de preguntarse si los diputados de la antigua Convergència trabajarán para solucionar los problemas de los catalanes y se sentarán en la mesa de la reforma constitucional u optarán por persistir en las manifestaciones indepentistas.

Joan Tardà, portavoz de Esquerra Republicana, volvió a emplear un discurso contundente. Así, anunció que su partido no participará en la negociación de el nuevo modelo de financiación que ofreció Rajoy en su discurso. El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, tachó desde Barcelona de “cinismo” ese ofrecimiento, que “es una obligación desde hace tres años”.

Tardà insistió en el carácter pacífico del secesionismo y en el deseo de negociar el referéndum hasta el último momento. Afeó al Gobierno que ya haya llevado ante los tribunales a 401 cargos políticos y preguntó: “Y luego, ¿qué harán? ¿Cerrarán el Parlamento de Cataluña? No sean estúpidos, lo convocaremos en Poblet o en Montserrat. ¿Vendrán allí a clausurarlo?”. Después advirtió de que el independentismo “no aceptará la castración química ni la violencia judicial”.

Rajoy le reprochó ese“lenguaje bélico”, así como que anunciara que no acatará las leyes y las sentencias desfavorables. “Referéndum pactado o me da igual, dicen. Eso es democracia, talante y diálogo”, dijo con ironía el presidente del Gobierno.

Por su parte, Francesc Homs, del Partit Demòcrata Europeu Català, coincidió con Tardà en que el proceso independentista no tiene marcha atrás e instó al PP a abrir el diálogo. En otro momento acusó al Gobierno de que su único proyecto político era “ir en contra de Cataluña”. En la réplica, Rajoy le espetó que prefería gobernar con el apoyo del PSOE y Ciudadanos que con la CUP.