La UAB crea una comisión de mediación para resolver conflictos
La rectora Margarita Arboix admite que es "preocupante" la actitud de algunos grupos y aboga por "desterrar la violencia" del campus
Incidentes como el de ayer en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) cuando varias decenas de estudiantes boicotearon una conferencia, no son hechos aislados del campus madrileño. Otras universidades españolas viven, de forma esporádica, hechos similares. Un ejemplo de ello es la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y, precisamente para abordar estas situaciones, se ha puesto las pilas en labores de intervención y fomento del diálogo y ha creado una comisión de mediación para lidiar en los conflictos.
Ayer fue en la UAM, pero no es la primera vez que la UAB vive episodios similares. De hecho, la nueva rectora, Margarita Arboix, reconoció el lunes que "es preocupante" la actitud de algunos grupos de estudiantes "que no respetan la libertad de la Universidad". "Tenemos grupos de un lado y del otro que no respetan la opinión del otro. Eso crea odio y estamos trabajando con ellos para evitar esas situaciones. Tenemos que desterrar la violencia del campus", apuntó Arboix, que relató casos de amenazas escritas y boicots entre los grupos enfrentados.
Así, la rectora, que cumple 100 días en el cargo, ha dado una vuelta de tuerca al planteamiento con el que el rectorado interactuaba con el alumnado y ha apostado por "promover la participación". Para ello, los directivos de la UAB han creado una comisión de mediación formada por tres expertos preparados para intervenir ante situaciones de conflicto. El grupo estará formado por el síndico de la UAB, el director del máster en mediación en el ámbito educativo y una profesora emérita experta en mediación civil.
El detonante de la creación de esta comisión fue el conflicto latente que arrastra la comunidad universitaria de la UAB desde que en un grupo de estudiantes ocupara en 2013 el rectorado para protestar por la subida de tasas y el incumplimiento de las decisiones pactadas en el Claustro. El caso terminó judicializado, con 27 imputados (25 alumnos, un profesor y una persona del personal de administración y servicios) y una petición del fiscal de entre 11 y 13 años de cárcel para los encausados. Con la llegada de Arboix al cargo, la UAB se retiró de la acusación penal pero se mantuvo en el proceso para exigir responsabilidad civil por los daños materiales causados (ascienden a unos 30.000 euros).
Alumnado más participativo
Arboix ha apostado por fomentar la participación entre los estudiantes. "Hay que incentivar su participación. Seguramente tienen una convicción que no es fácil de anular porque en el Claustro no se sentía representados pero tienen que participar más", aseguró el lunes la rectora.
Para ello, la directiva de la UAB se han propuesto incluir a un estudiante de cada facultad (seis en total) en las reuniones del Consejo de Gobierno de la UAB. No tendrán derecho a voto, pero sí voz y podrán enterarse de primera mano de las decisiones que se toman en la cúpula de la UAB.
"Queríamos trabajar de otra forma, más próxima al a comunidad. Nos dimos cuenta de que había que reconciliar a la comunidad a través de un mecanismo que tenía que salir de la propia UAB, más allá del proceso penal", explica Cristina Riba, secretaria general de la Universidad. Así se gestó la comisión que han puesto a andar recientemente. "La UAB funciona bien pero pensábamos que debíamos mejorar los instrumentos de reconciliación y resolución de conflictos. La comisión es el primer paso para resolver conflictos que no se pueden arreglar a través del trato próximo y el consenso entre las partes debido a su diversidad ideológica", apunta Riba.
Aunque la comisión de mediación actúa cuando se produce el conflicto, también hace "tareas de acercamiento a los grupos", añade la secretaria general de la Universidad. La dinámica de trabajo es, a nivel estructural, sencilla: "La mediación es voluntaria y confidencial. Los miembros son personas que sientan en una mesa a todas las partes para que hablen y lleguen a acuerdos". Con todo, no siempre es necesario recurrir a la comisión. Hace unos días, sin ir más lejos, una vicerrectora habló directamente con los estudiantes y consiguió que retirasen unas pancartas ofensivas del campus.
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