El PP dará la alcaldía al único concejal de Podemos en Fresno de Torote

La política local da sorpresas inimaginables en otros ámbitos. El último ejemplo lo acaba de ofrecer Fresno de Torote, un pequeño municipio de 2.000 vecinos al noreste de Madrid donde el PP y un partido local están a punto de dar la alcaldía a Francisco Galera, el único representante de Serracines Se Puede, la confluencia municipal nacida de los círculos de Podemos. Se han aliado para sacar del gobierno a otros dos partidos locales y al PSOE en un ambiente de enfrentamiento irreconciliable y denuncias judiciales cruzadas.

Galera, el próximo alcalde, se presenta como un “pacificador” en una situación de disputa enconada entre los seis grupos que forman la Ayuntamiento de Fresno de Torote (este es su nombre oficial, aunque ahora mismo el antiguo casco urbano está prácticamente abandonado y el municipio se concentra en la pedanía de Serracines). La moción de censura en la que los cuatro representantes del PP y el del partido local VSF (Jesús García, concejal también del PP en la pasada legislatura) se han comprometido a apoyar a Galera se votará en el pleno del día 18.

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La madeja difícilmente puede estar más liada, con el anterior equipo (del PP y el actual miembro de VSF) enfrentado a una denuncia por un posible mal uso de fondos públicos; y una parte del actual (formado por las agrupaciones locales Impulso Democrático y Futuro Serracines y el PSOE) denunciado por la interventora municipal por acoso —ya acusó de lo mismo a la corporación precedente, pero retiró después los cargos—. Además, el único concejal del PSOE está peleado con la agrupación socialista del pueblo; el municipio tenía una deuda de 764.000 euros en 2015...

En mitad de todo ello, los motivos concretos que alegan los impulsores de la moción son el despido de varios trabajadores municipales, la no convocatoria de sesiones ordinarios o el nombramiento como secretaria de una concejal, pese a que el puesto está destinado a ser cubierto por un funcionario. Además, la moción, presentada por escrito el pasado lunes, se queja de “una forma de gobierno prepotente”.

En esta idea se centra Galera, que recalca que el acuerdo que ha firmado con sus nuevos socios incluye una auditoría externa para zanjar las responsabilidades y las presuntas irregularidades durante las dos anteriores legislaturas y el compromiso de que, si alguno de los firmantes resulta condenado, dimitirá. Asimismo, el acuerdo incluye medidas contra la pobreza energética o la creación de un banco de libros de texto, y establece que las decisiones se tomarán por unanimidad de los seis concejales que dirigirán el pueblo.

Conflicto con la interventora

Para el equipo del todavía alcalde, Javier Laguna (de Impulso Democrático), los argumentos de los populares no son más que excusas que esconden el verdadero motivo: el miedo a las investigaciones sobre presuntas irregularidades que vienen haciendo desde su llegada. De momento hay dos denuncias en los tribunales de Torrejón contra miembros del PP y contra la interventora municipal. “Y tenemos preparadas varias más”, asegura la concejal de Futuro Serracines Iris Barahona.

Los conflictos con la interventora, Mercedes Sánchez, vienen de lejos. Y si ella ha denunciado al alcalde y a los tres concejales de Futuro Serracines por acoso, el Consistorio ha llegado a pedir su suspensión a la Intervención General de Función Pública y a la Comunidad de Madrid por “falta de rendimiento”, “de obediencia”, "adopción de informes ilegales" e, incluso, por “posibles conductas delictivas”. Desde el pasado diciembre, sus continuas y prolongadas bajas laborales (la última, de seis meses) han llegado a provocar el pago con retraso de las nóminas, según el equipo de Laguna.

“Lo que pasa es que aquí se han estado haciendo mucho tiempo las cosas mal, se ha contratado a dedo, se ha adjudicado como le ha dado la gana al alcalde que ha estado 16 años [Mariano Blanco, del PP] y a la interventora [que lleva más de 25]”, dice Luis Miguel Sampedro, concejal del PSOE, el concejal del PSOE que forma parte del actual gobierno, cuyos días parecen estar contados.