Estos insectos son una joya

“La conservación de los insectos es tan importante como la del lince, el oso o el águila imperial, ya que sin los insectos, los animales grandes no podrían existir”, continúa Velasco, que se confiesa “fascinado” por la variedad de estas minúsculas criaturas: “por ahora hay datos científicos de un millón de especies, pero se cree que podrían llegar a los cinco millones”, añade.

A Velasco, madrileño, esta pasión le viene de pequeño. En verano, se alejaba de la capital y pasaba los meses más calurosos en San Lorenzo del Escorial, un lugar rodeado de pinares. “En vez de dar patadas a un balón, me dediqué a observar la naturaleza alrededor de mi casa, y así comencé a descubrir los bichitos que vivían en el entorno”.

Bichito a bichito, comenzó una colección que luego completaría al hacerse mayor, cuando se dedicó a realizar expediciones científicas para buscar nuevos insectos. Una labor de 40 años que ahora se ve reflejada en el mimo de las exposiciones, imágenes y ejemplares vivos que muestra Insectpark.

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El centro tiene una temática alejada de los museos convencionales y de la mayoría de las colecciones. “Agrupamos los insectos por curiosidades que llaman la atención, como los que usan disfraces, los que parecen barrenderos, los que tienen cuernos...”, dice el naturalista. Así, por ejemplo, hay escarabajos que parecen joyas, mientras que otros son gigantes; se pueden ver mariposas metalizadas, otras nocturnas e incluso otras transparentes; hay bichos inofensivos de apariencia peligrosa y otros que pueden picar.

Salas con especies vivas

Insectpark cuenta con cinco salas, dos de las cuales están dedicadas a especies vivas. Entre ellas pueden verse en movimiento varios tipos de mariposas, insectos hoja, insectos corteza, bacilos espinosos y otros ejemplares tropicales. También hay arañas gigantes y escorpiones. Además, en el patio interior del edificio hay un jardín con especies vegetales de la región y arbustos de flor que atraen a las mariposas e insectos polinizadores de la zona, situada a las puertas del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.

En el resto del edificio se ha reservado una sala para insectos naturalizados, que muestra la biodiversidad del planeta de forma más científica, otro espacio muestra mariposas recogidas durante más de 30 años, y una tercera sala acoge una exposición de insectos de todo el mundo agrupados por temáticas.

La otra impulsora del espacio, Paloma Delgado, se ha dedicado durante años al estudio y reproducción de los reptiles. Para ello, ha participado en expediciones científicas a lugares como Madagascar, Tanzania, Kenia, Borneo, Costa Rica y las islas de Reunión y Mauricio. De este trabajo salieron muestras e imágenes para exposiciones como Insectorama y Los tesoros de las selvas.

La intención del equipo es conseguir que Insectpark se convierta en un centro de divulgación de la entomología y del cercano entorno natural. Para ello, van a realizar un envío de correo a todos los colegios de la Comunidad ofreciéndoles la posibilidad de realizar visitas guiadas. Por ahora, ya han recibido la visita de un grupo de niños de San Lorenzo de El Escorial. “Fue una prueba piloto, pero los niños quedaron sorprendidos y encantados”, dice Velasco.

El museo abrió al público el pasado viernes, 12 de agosto, tras un mes de pruebas para conseguir que todo estuviera a punto. “Hemos hecho un rodaje de un mes para que todo esté perfecto”, dice Velasco.

El centro se encuentra en el kilómetro 5,8 de la carretera M-600 entre Guadarrama y San Lorenzo de El Escorial. El horario de apertura al público es de miércoles a sábados, de 10.30 a 14.30 y de 17.00 a 20.00, mientras que los domingos cierran a las 19.00. El precio para el público en general es de 5 euros por persona, siendo de 3,5 euros para menores de 10 años, jubilados y grupos. Para más información, se puede consultar la web insectpark.es o llamar al teléfono 648 070 690.

Un edificio con mucha historia

La sede de Insectpark se encuentra en un antiguo hospital situado en el monte Abantos, cuya construcción se detuvo en la Guerra Civil. La Comunidad de Madrid rehabilitó las ruinas para ofrecer el inmueble a quienes presentaran un proyecto interesante para aprovechar el espacio.

El diseño original lo realizó G+F Arquitectos con un innovador proyecto de restauración. El inmueble mantiene los muros de granito y ladrillo originales, con una altura de dos plantas, y sobre esa base se ha construido el actual museo. Los muros nuevos se erigieron con hormigón tratado con chorro de arena, mientras que las carpinterías se realizaron con perfiles metálicos ocultos en el interior de las jambas. Una parte de los muros de la ruina se utilizan como tapia del jardín, donde pueden verse especies vegetales del entorno y todo tipo de mariposas.