Carmena pide a Wanda que aclare en 15 días si va a reformar el edificio España

El Ayuntamiento de Madrid envió el pasado 6 de abril una carta a Michael Qiao, director general del grupo chino Wanda, para reafirmar su postura respecto a la reforma del edificio España: bajo ninguna circunstancia podrán derribarse las fachadas durante la obra. La misiva, adelantada por el diario Bez, ofrece ayuda técnica a Wanda y se compromete a tramitar todos los permisos correspondientes con la máxima celeridad, pero al mismo tiempo establece un plazo límite para acabar con un pulso que dura ya casi un año: la empresa deberá presentar una carta “confirmando su voluntad de continuar” con el proyecto antes de que acabe el mes de abril.

La misiva enviada por el Ayuntamiento está firmada por la alcaldesa, Manuela Carmena; el concejal de Desarrollo Urbano Sostenible, José Manuel Calvo; y la concejal de Derechos Sociales, Marta Higueras. Con ella se busca “manifestar su apoyo” al proyecto, proponiendo “un programa de trabajo coordinado” para “facilitar su desarrollo y gestión”, y “reiterando la máxima voluntad y satisfacción” porque se lleve a cabo la obra.

Incumplimiento de plazos

Pero, además, la carta sirve para recordar a Wanda que ha incumplido los plazos comprometidos en la reunión del pasado 1 de marzo entre Carmena y una delegación del grupo chino encabezada por Qiao. El director general de Wanda en España llegó al encuentro (celebrado durante hora y media en el Palacio de Cibeles) con la amenaza por escrito de abandonar el proyecto debido al blindaje de las fachadas dictaminado por la Comisión de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid. La reunión acabó con el compromiso por parte de Wanda de presentar un nuevo proyecto en el plazo de tres semanas que permitiera hacer la obra sin tirar las fachadas, y con la promesa por parte del Ayuntamiento de que lo analizaría rápida y cuidadosamente.

Wanda compró el edificio España (construido en 1957, de 117 metros de altura y 28 plantas, y ubicado en la plaza que le da nombre) por 265 millones de euros al Banco Santander en julio de 2014. La Comisión Local de Patrimonio Histórico (controlada por la Comunidad de Madrid, y en la que también participa el Ayuntamiento) dictaminó en marzo de 2014 que las fachadas y los alzados laterales debían mantenerse, pero el grupo chino volvió a consultarlo el pasado verano, alegando que la obra no era posible de esa forma. La respuesta del organismo, que preside la directora regional de Patrimonio, Paloma Sobrini (Partido Popular), fue la misma: las fachadas eran innegociables.

Wanda había alegado que, en los edificios protegidos con grado 3 parcial (como es el caso), “la normativa de obras del Plan General de Ordenación Urbana permite, de forma excepcional, el desmontaje y reconstrucción con los mismos materiales, forma y dimensiones, cuando no sea técnicamente posible la ejecución de la obra permitida manteniendo un elemento catalogado”. Tanto el Ayuntamiento como la Comisión Local de Patrimonio Histórico se pronunciaron en contra de su petición al considerar que esa excepción reglada se refiere únicamente a elementos puntuales, como una barandilla o una balaustrada, pero de ninguna forma permite tirar abajo el edificio entero.

"Prevalece la protección"

En su misiva del pasado 6 de abril, el Ayuntamiento insiste en ese punto: “Cuando, en el transcurso de la obra, se compruebe que pueda verse afectado de manera puntual algún elemento de la fachada protegida, podrá aplicarse con carácter excepcional [este artículo], pudiendo solicitarse en este caso su desmontaje y posterior reconstrucción”. Pero añade: “Prevalece siempre la protección parcial del edificio, que obliga al mantenimiento físico de las fachadas”. Fuentes de la Concejalía de Desarrollo Urbano Sostenible han desmentido así informaciones que interpretaban este párrafo como un cambio de posición del Ayuntamiento respecto a la reforma del inmueble.

Así las cosas, la novedad más relevante que introduce esta misiva tiene que ver con los plazos: el Ayuntamiento solicita una “carta confirmando la voluntad” de Wanda de “continuar con la tramitación del estudio en detalle” para este mismo mes de abril. El grupo chino ha prescindido de los servicios del estudio de arquitectos de Norman Foster (cuya  solución al reto de reformar el edificio sin tirar las fachadas no era viable en términos económicos o de seguridad) y ha confiado en su lugar en sus propios técnicos. El citado estudio en detalle fue elaborado por Foster, y lleva meses a la espera de su aprobación por parte del gobierno municipal, que ha pospuesto ese paso hasta tener la confirmación definitiva de que el proyecto sigue adelante.

En caso de recibirla, según el calendario incluido en la carta del 6 de abril, el Ayuntamiento aprobaría el estudio en detalle en un plazo de 15 días, y la aprobación definitiva por parte del pleno se podría producir en junio. Con la licencia presentada el 1 de julio, la autorización para iniciar los trabajos de demolición estaría lista el 15 de julio. “Posteriormente se irán concediendo el resto de fases de la licencia”, sin que eso “paralice o retrase” la obra, añade el Ayuntamiento, que prevé entregar la licencia definitiva en diciembre.

Ni que decir tiene que lo apretado de estos plazos y la celeridad a la que se compromete el Ayuntamiento es extraordinaria y prácticamente sin parangón. Queda todo pendiente en cualquier caso de que llegue la respuesta de Wanda. De que llegue a tiempo. Y de que sea afirmativa, puesto que los "rumores" sobre la venta del edificio no han hecho sino fortalecerse desde la reunión de marzo.