“¿Quién ha invitado a ‘Pitu’?”
José Joaquín Ripoll, delfín de Zaplana, se enfrenta a una petición de cárcel de 16 años
"¿Quién ha invitado a Pitu?". La pregunta la hizo el pasado 29 de enero un periodista veterano al comprobar que José Joaquín Ripoll -conocido en su entorno como Pitu- y su esposa aparecían en la fiesta anual organizada por la Asociación de la Prensa de Alicante. El ex dirigente popular, suspendido de militancia por el PP pocos días después a causa de su procesamiento en el caso Brugal, no tiene cargo público alguno desde que abandonara la presidencia de la Autoridad Portuaria de Alicante.
A ese cargo llegó en septiembre de 2011, cuando el entonces presidente del Consell, Alberto Fabra, permitió al dirigente imputado refugiarse en el puerto como pago a la salida pactada de las presidencias de la Diputación y el PP provincial, saltándose sus propias lineas rojas contra la corrupción. Fabra no podía alegar desconocimiento, porque ya entonces se conocían las conversaciones que el fiscal Anticorrupción ha incorporado al escrito de 178 folios que sustenta sus acusaciones contra Ripoll. Son diálogos que, además de mostrar indicios de actividades delictivas, delatan el lujoso tren de vida de la pareja.
Como muestra, este extracto de la página 107 del escrito de acusaciones del fiscal, en el que se alude a un viaje de Margarita de la Vega, esposa Ripoll, a París con varias amigas a finales de 2009. "El 1 de diciembre, De la Vega le pidió a la secretaria de Ripoll en la Diputación Provincial que le reservara una mesa para cenar en la ostrería de Gerard Depardieu. Al día siguiente, en conversación con su marido, De la Vega le preguntó: '¿Me puedo comprar un visón de 2.100 euros?', a lo que Ripoll contestó: 'Sí, claro'. Al existir problemas para realizar el pago con la tarjeta de crédito, Ripoll le dijo que pagara en efectivo".
En los días más crudos de la crisis, el dinero no era problema para el matrimonio. En sus últimos años de mandato al frente de la Diputación, Ripoll ganaba alrededor de 100.000 euros y, sin embargo, apenas extrajo 20 de un cajero entre enero de 2008 y junio de 2010, periodo analizado por los investigadores, durante el cual, según la Fiscalía, la pareja gastaba unos 9.000 euros mensuales que no procedían de su bolsillo; casi 300.000 euros de origen desconocido.
Tras abandonar sus cargos en el verano de 2011, el político popular había escenificado su inscripción en el paro prácticamente a la vez que su entorno se encargaba de filtrar la existencia de un acuerdo con la dirección regional del partido. Un pacto en el que a algunos de ellos les iba el futuro, porque lo primero que hizo Ripoll al llegar a su nuevo destino fue buscar acomodo en la Autoridad Portuaria y la Fundación Puerto de Alicante a media docena de fieles, entre los que se encontraba la exdirectora general de Ràdio Televisió Valenciana Genoveva Reig y la expresidenta de la Diputación Mari Carmen Jiménez.
Pitu, como llaman sus amigos a Ripoll -a pesar de que durante su etapa en el poder llegó a prohibir el uso del apelativo- no duró ni dos meses en las listas del paro, pues tomó posesión de la presidencia portuaria el 30 de septiembre de 2011 ante la consejera de Infraestructuras, Isabel Bonig, actual líder del PP regional, que excusó la ausencia de Fabra y tuvo dificultades para justificar que la Generalitat designara a un imputado para ocupar un puesto de tanta responsabilidad a cambio de un sueldo de 57.000 euros brutos anuales, dietas al margen. Aquel nombramiento resultaba tan contrario a las líneas rojas contra la corrupción que Fabra y Bonig pregonaban entonces que, sin que mediaran novedades procesales de relevancia en el caso Brugal, la proximidad de las elecciones autonómicas y municipales de 2015 les aconsejó cesar a Ripoll en noviembre de 2014, más de tres años después.
Un máster en Alta Dirección
¿Qué ha hecho Ripoll desde entonces? Lo primero, mejorar su formación. Arquitecto de profesión, aunque su temprana vocación política lo apartara del diseño de edificios, antes de cesar en la Autoridad Portuaria se matriculó en un curso MBA Executive de la prestigiosa escuela de negocios Fundesem, un master de alta dirección que está valorado en más de 10.000 euros. El año pasado, la conferencia de fin de curso la impartió el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig.
En julio de 2014, cuando Ripoll recibió su título, el encargado de pronunciar el discurso de clausura fue Eduardo Zaplana, de quien había permanecido distante durante algún tiempo. Personas cercanas a ambos aseguran que el expresidente le había advertido del "peligro" de codearse con determinadas compañías, y que esas nuevas amistades habían enfriado la suya. ¿Ha sacado partido el alumno Ripoll a las enseñanzas recibidas en la escuela de negocios? Alejado de la política, Ripoll tiene un despacho abierto en Alicante dedicado a la consultoría empresariales.
Al contrario que otros personajes de la política y la alta sociedad alicantina que, tras verse envueltos en las distintas causas judiciales por escándalos de corrupción han reducido al mínimo su vida social, Ripoll y su esposa han continuado frecuentando actos como la mencionada fiesta de los periodistas, o el multitudinario cóctel que ofreció este año la Oficina de Armonización del Mercado Interior (OAMI), una de las más importantes agencias de la Unión Europea. Por esas fechas, ambos acudieron al Teatro Principal como espectadores del Sócrates interpretado por el gran Josep María Pou, una obra de Mario Gas que contiene en su texto una profunda crítica de la corrupción política: “La verdadera riqueza nace de la honestidad”, clamaba el actor catalán.
Hombre prudentísimo en sus declaraciones oficiales, hasta el punto de hacer sufrir a los redactores que tratan de obtener de él titulares jugosos, sus compañeros de partido temían sin embargo las salidas de tono que Pitu acostumbraba a regalar a sus compañeros de mesa cuando el ambiente de cualquier celebración se relajaba. En plena guerra entre los seguidores del entonces presidente Francisco Camps y los del zaplanismo que él representaba, las lindezas que en la madrugada solía dedicar a sus rivales del PP corrían de boca en boca por la ciudad a la mañana siguiente.
Con casi 59 años a sus espaldas, Ripoll se cuida más y ahora puede vérsele practicando deporte en el Club de Tenis Montemar, cenando con amigos en restaurantes de moda como El Portal o asistiendo a espectáculos, pero ha moderado su estilo de vida, dice su entorno. Lo que es seguro es que ya no frecuenta el Elena, el lujoso yate de Enrique Ortiz que se menciona varias veces en el auto de procesamiento contra Ripoll, Ortiz y otros 12 imputados de la juez de Orihuela, y que fue escenario de idílicas vacaciones en las Baleares que los peritos han valorado en más de 100.000 euros.
Determinar qué pudo ofrecer el político al empresario a cambio de éstos y otros favores registrados en los cientos de horas de audio y vídeo que Policía y Guardia Civil han aportado al sumario, será uno de los asuntos centrales cuando se celebre el juicio.
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