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De activista a concejal

La edil de Cultura, Celia Mayer, ligada al movimiento social, afronta su peor etapa en el Ayuntamiento

Esa chica castaña y de ojos claros que grita contra la reforma educativa aún no lo sabe, pero será concejal de Cultura y Deportes en el Ayuntamiento Madrid. Todavía es pronto. Celia tiene 19 años. Y esto ocurrirá dentro de 14. En 2015, la concejal Mayer tomará posesión de su cargo. Lo que tampoco intuye esta enérgica estudiante de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense es la semana que le espera en ese futuro lejano: con toda la oposición pidiendo su cabeza, acusada de dirigir sin rumbo la concejalía.

Mayer, de blanco, arropada por sus compañeros en la comisión de Cultura de esta semana.
Mayer, de blanco, arropada por sus compañeros en la comisión de Cultura de esta semana. KIKE PARA

En 2001, los problemas políticos de la futura edil de Cultura eran más sencillos: ese año, Mayer recorrió la calle de Gran Vía para tratar de parar la Ley Orgánica de Universidades (LOU), del PP. Ahora, este mismo partido, junto con PSOE y Ciudadanos, tratan de frenarla a ella. 2016 no ha podido empezar peor. A la controversia de la cabalgata de Reyes se sumaron después los errores en la aplicación de la Ley de Memoria Histórica. Y la contratación en Carnavales de una obra de títeres programada para niños que distaba mucho de serlo.

La tormenta política se convirtió en un manantial. El Ayuntamiento (Ahora Madrid) reconoció que no había visionado previamente la polémica obra de La bruja y don Cristóbal. Mayer anunció el despido de las dos personas que coordinaron los carnavales e interpuso una demanda contra los titiriteros, aunque luego la quiso retirar. La oposición en bloque pidió su dimisión. Y el PP presentó, además, una denuncia contra ella por un supuesto delito de enaltecimiento del terrorismo. La activista de 19 años que soñaba con cambiar el sistema se vio de pronto engullida por el mismo.

Mayer heredó el cargo de Guillermo Zapata, cesado por unos comentarios escritos en 2011 en Twitter nada afortunados.

Como concejal de Cultura y Deportes, maneja un presupuesto de 154.754.762 euros. A los que hay que sumar otros 95.828.786 euros que corresponden a la empresa municipal Madrid Destino, que preside. Según la información del portal de Transparencia, Mayer tiene en su cuenta corriente 14.000 euros. Y el 18% de un piso en herencia ubicado en Santa Pola (Alicante).

Su juventud son recuerdos de un patio de Malasaña: el patio Maravillas. Un espacio ocupado de forma ilegal que dinamizó la cultura oficiosa de Madrid de 2007 a 2015; además de ser un laboratorio de ideas para distintos movimientos sociales y políticos. Mayer estuvo involucrada desde su inicio. Y Lucía Lois, compañera y amiga, la describe así: “Es una mujer extremadamente profesional. Y además fue la única que dio un paso al frente y asumió una responsabilidad muy dura. Decidimos apostar por el municipalismo y Celia echó el resto. Gracias a ella se llegó a la confluencia con Podemos desde Ganemos y por eso tenemos este Ayuntamiento”.

“No somos profesionales”

Sobre su labor en el patio, indica: “Participó en muchísimos talleres y coordinó encuentros con movimientos sociales europeos. Durante el 15-M ayudó a dinamizar las asambleas”. Lucía cree que se está siendo injusto con Celia: “No somos políticos profesionales y la gente votó a Celia y a Ahora Madrid, precisamente, por ser ciudadanos comprometidos”.

Mar Espinar, portavoz socialista de Cultura, opina, sin embargo, que debe dimitir, “no por el asunto de los titiriteros, sino por su falta de gestión”. “No tiene una línea cultural clara”. Manuela Carmena, la alcaldesa, cerró el debate hace unos días: “Si cesáramos a quien comete un error en política, nada duraría nada”.

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