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Los paros amenazan la movilidad de más de 95.000 congresistas

La organización del MWC tiene preparado un 'plan B' para hacer frente a la huelga

LL. P.
Viajeros en la estación de metro de la plaza de Espanya.
Viajeros en la estación de metro de la plaza de Espanya.Marta Perez (Efe)

El Mobile World Congress (MWC) pondrá a prueba un año más las costuras de Barcelona. Los hoteles y apartamentos turísticos tienen colgado ya desde el viernes el cartel de completo para albergar a más de 95.000 asistentes que ayer ya poblaban el centro de la capital catalana. La ciudad se convertirá en los próximos días en el epicentro mundial de la tecnología móvil. Sin embargo, la amenaza de la huelga de metro, que seguía convocada a escasas horas del arranque del MWC, podría empañar la solvencia que llevó a que la organización renovara el contrato con la capital catalana hasta 2023. A las once de la noche del sábado, la dirección de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) y el comité de empresa seguían negociando para evitar los paros.

La movilidad será este año el gran reto del congreso. La actividad era frenética en el aeropuerto, pero también se ha reforzado la línea de AVE con 5.500 plazas más durante los días del salón. Aun así, el principal desafío serán los desplazamientos dentro de la ciudad. La huelga convocada por los sindicatos, que ayer dirección y trabajadores de TMB aún no habían desbloqueado, dejaría el suburbano con la mitad del servicio en hora punta el lunes y el miércoles, y el 30% el resto del día. Desde el viernes, TMB ya recomienda a los usuarios a través de la megafonía del metro que el lunes busquen alternativas.

La organización del MWC tiene en el cajón desde hace años un plan B que a punto estuvo de tener que emplear en 2012. Pero con los taxis y coches privados a pleno rendimiento y los autobuses con parte de la plantilla también realizando paros parciales, la huelga podría poner en jaque a la ciudad. Y eso que este año, por fin, con la línea 9 Barcelona ya había solventado uno de los reparos del director del MWC, John Hoffman, que creía que el recinto ferial debía estar conectado con el aeropuerto por metro.

El conflicto laboral en el transporte público empaña unos días para los que se ha volcado toda la ciudad. Según el Gremio de Hoteleros y la patronal de los apartamentos, todo está prácticamente lleno. Muchos ya tienen su reserva desde el año pasado, puesto que convierten el hotel en su cuartel general. La plataforma Airbnb ha canalizado el alojamiento de 30.000 visitantes, procedentes sobre todo de los grandes polos tecnológicos: Silicon Valley, San Francisco, Berlín, Estocolmo, Londres o Tel Aviv.

Los teléfonos de reservas de los restaurantes también hierven. Ante la llegada de los congresistas, 25 establecimientos de la Barceloneta han puesto en marcha la actividad Eat&Meat. Los locales ofrecerán cada tarde tapas de productos marineros con una copa de cava o vino para favorecer el networking entre congresistas. También en ese marco los restauradores de L’Hospitalet ofrecerán tapas en la plaza de Europa que se acompañarán de actuaciones musicales.

El día fuerte del MWC, no obstante, será el martes, cuando se repartirán los GSMA Global Mobile Awards, los Óscar del sector. Pero este no es el único evento. Por la noche, el trajín sigue. El calendario de fiestas y eventos a partir de las 20.00 es de infarto. La discoteca Pachá será el martes el escenario de la fiesta principal, el MMIX. Pero también albergarán encuentros de profesionales y saraos —algunos exclusivos, otros menos— la sala Apolo, Sutton Club, Shoko Club, La Cúpula de Las Arenas, la Mortiz o la antigua fábrica Damm o el hotel Vela.

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Sobre la firma

LL. P.
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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