Romeva se convierte en el primer consejero de Exteriores de Cataluña
El titular del nuevo departamento intentará evitar los conflictos con el Gobierno central
Raül Romeva se convirtió ayer en el primer consejero de Exteriores de la Generalitat. Un departamento de nueva creación, ya que hasta ahora esas funciones las ejercía una secretaría general. El cambio de categoría supone toda una declaración de intenciones del nuevo Gobierno catalán, que quiere ampliar la internacionalización del proceso de independencia en la legislatura en la que prevé dar los pasos hasta la secesión. La tarea de Romeva estará bajo la lupa del ministerio de Exteriores, que sigue de cerca los pasos de la Generalitat en el mundo.
Romeva consideró, tras tomar posesión, que Cataluña puede lograr socios en el mundo —una misión que hasta ahora no ha reportado muchos frutos— si sabe venderse. "Somos una sociedad que estamos ofreciendo mucho al resto del mundo. Tan importante es pedir complicidades como ofrecernos. Nosotros podemos aportar en el ámbito europeo e internacional", confió Romeva.
Artur Mas ya tenía intención de crear en la anterior legislatura un Departamento de Exteriores, pero Unió, entonces en el Gobierno catalán, lo frenó. Se tuvo que conformar con una secretaría general que, en su misión de explicar el proceso por el mundo, se ha topado en ocasiones con los embajadores españoles. En 2015, las visitas de diplomáticos catalanes a EE UU, Irlanda, Bélgica, Suecia, Uruguay y Paraguay se saldaron con protestas de los representantes españoles en esos países. La Generalitat tiene siete delegaciones exteriores. Cinco de ellas (Nueva York, Londres, Bruselas, París y Berlín) fueron creadas en tiempos de Jordi Pujol. Artur Mas amplió la red a Roma y Viena, y está en preparación una oficina en Lisboa. Además, el Gobierno catalán cuenta con otros 57 centros dedicados a promoción económica, cultural, lingüística o cooperación.
Romeva quiso dejar claro que no buscará "polémicas" y afirmó que intentará tener un "diálogo constante y permanente de todos los actores", incluyendo el Gobierno central. El objetivo prioritario del consejero será aprovechar su experiencia como eurodiputado para mejorar la percepción del independentismo en la Unión Europea. Una de las demandas de la Generalitat es que la UE medie con el Gobierno central en caso de secesión, aunque de momento está lejos de lograrlo. Lo evidenció ayer el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, que apuntó: "La cuestión catalana debe debatirse en el marco de la Constitución española".
Romeva intentará revertir esa realidad, y contará para ello con la ayuda de Mas. El expresidente no tendrá ningún cargo en Exteriores, pero Romeva, Carles Puigdemont y el propio Mas definirán qué papel se le reserva. Mas trabajará en una oficina de la Generalitat, amparándose en sus derechos como expresidente. Para ahorrar en alquiler, aprovechará un espacio que ya ocupa el Gobierno catalán, el Palau Robert.
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