El cuento de la casa de los libros ‘encantada’
La Biblioteca Provincial de Barcelona sigue en el limbo a la espera de que el Ministerio de Cultura y el Ayuntamiento se pongan de acuerdo sobre el proyecto de 18.000 metros cuadrados y 600.000 volúmenes
Ni en 2013, ni en 2014, ni en 2015 y tampoco en 2016 hay una partida en los presupuestos del Estado para la Biblioteca Provincial de Barcelona. Cuatro años, una legislatura entera o un mandato municipal —porque han coincidido en el tiempo—, sin que uno de los proyectos culturales importantes de la capital catalana haya avanzado ni un solo milímetro. ¿Falta de impulso por parte del Ministerio de Cultura, que es a quien le corresponde construirla? ¿Poca insistencia del Ayuntamiento de Barcelona en desatascar el proyecto?, ¿Pegas para afrontar ahora una inversión de 38 millones de euros, el coste que las administraciones dieron por bueno hace cinco años?
Probablemente, un poco de las tres cosas es lo que impide que la Biblioteca Provincial salga de los cajones. Sin duda, está un poco gafada: inicialmente se iba a levantar en el Born (el hallazgo de los restos de la ciudad de 1714 la expulsó de ahí) y luego estuvo años en liza para determinar su definitiva ubicación.
Desacuerdo hasta en el nombre
Las bibliotecas que construye el Ministerio de Cultura por España poseen todas la misma denominación: Biblioteca Provincial. Así ocurre con la de Girona, inaugurada hace un año. En Barcelona, sin embargo, ese nombre no acaba de gustar ni a la Generalitat ni al Ayuntamiento, que preferiría denominarla Biblioteca Central o Biblioteca Urbana de Barcelona.
La llegada de este equipamiento sería para Barcelona la guinda a un pastel que cuenta con 40 equipamientos, el doble que hace apenas 20 años, en un esfuerzo inversor con pocos parangones en Europa: el presupuesto anual supera ligeramente los 25 millones de euros para mantener un servicio de 63.063 metros cuadrados y que, en datos de 2014, albergaba 2.376.376 documentos. Los barceloneses responden considerándolo el mejor equipamiento de la ciudad y sacándose su carnet (54,9% de los habitantes). Esas cifras no pasaron desapercibidas para la UNESCO cuando se decantó el pasado 11 de diciembre por otorgar a Barcelona el rango de Ciudad de la Literatura en su marco de la Red de Ciudades Creativas.
La biblioteca está proyectada en una pieza triangular de unos 6.000 metros cuadrados que va desde el actual aparcamiento de la estación de Francia —que dejará de serlo— hasta las vías. Serán 18.000 metros cuadrados de superficie con capacidad para almacenar 600.000 volúmenes. Un centro que ha sido largamente reivindicado desde el consorcio de Bibliotecas de Barcelona porque, entre otras cosas, tiene que servir para impulsar el nuevo modelo de estos centros culturales, existente en países como Dinamarca y Holanda, pensados como un lugar no solo para leer sino para estar con muchas más actividades. Y también para ejercer de central de la red de bibliotecas de la ciudad, que siguen siendo los equipamientos mejor valorados por los barceloneses.
A lo largo de estos cuatro años, la Biblioteca Provincial ha sido objeto de conversación frecuente en reuniones informales entre Jaume Ciurana, el concejal de Cultura del anterior gobierno de la ciudad, y el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle. “Reclamamos por carta más de una vez al ministerio que convocara la comisión de seguimiento y hasta llegamos a reunirnos, junto con el alcalde Xavier Trias, en una ocasión con el ministro José Ignacio Wert”, explica ahora Ciurana.
Aquello ocurrió en 2011 y, como si fuera un cuento, pasaron los años… y la comisión no se reunió de nuevo hasta finales de 2014. En el ínterin, el ministerio ponía pegas a un aparcamiento que se había proyectado debajo de la biblioteca. En la reunión del año pasado, el Ayuntamiento acabó renunciando al aparcamiento pero no aclaró si se avenía al nuevo planteamiento del ministerio: “Propusieron hacerla por fases y subrayaron que no se estaba en disposición de hacer la inversión prevista —38 millones de euros— porque estaba muy por encima de otras”, apunta el edil, actualmente en la oposición municipal.
CiU acabó su mandato el pasado mayo y el actual gobierno de Barcelona en Comú ha intentado ya en dos ocasiones, sin éxito, tratar del asunto con el ministerio de Cultura. “Desconvocaron dos encuentros, en septiembre y octubre, ya fijados con Jaume Asens —tercer teniente de alcalde— y Berta Sureda —delegada del ICUB—”, apuntan fuentes municipales.
En ese contexto, las preguntas que presentan los grupos municipales en el consistorio sobre qué pasa con la Biblioteca Provincial, como la que hizo el mes pasado el grupo de Esquerra Republicana, solo obtienen lacónicas respuestas del tipo: “Continuaremos exigiendo que se desbloquee y se construya”.
Ahora, el parón de las elecciones generales y la formación de Gobierno se suman a la larga demora para desatascar el proyecto. Pese a tanto problema, el despacho de arquitectos Nitidus Arquitects, que ganó el concurso, ve ahora una oportunidad en que se desatasque: “Parece que el actual equipo de gobierno tiene firme voluntad en hacerlo y tampoco es un problema construirla por fases porque, de hecho, un proyecto de esas características se tiene que hacer por periodos”. Lo que no se atreven a augurar es cuándo se verán las máquinas en el solar de una estación de Francia que, mientras, se ha convertido en un pequeño bosquecillo urbano.
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