Mas y Urkullu piden acabar con “la imposición y la falta de diálogo”
Los presidentes catalán y vasco se reúnen en Barcelona en vísperas de la decisiva votación de la CUP sobre la investidura de Mas
El presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, han coincidido este sábado en que tras los resultados del 20-D debe poner se “punto final” a una forma de hacer política “basada en la imposición y la falta de diálogo”, en alusión a la última etapa del Gobierno del PP y denuncian "la falta de reconocimiento de la plurinacionalidad" del Estado. Ambos mandatarios se han reunido durante una hora tras el encuentro amistoso disputado entre las selecciones de fútbol de Cataluña y Euskadi, celebrado en el Nou Camp y que ha finalizado con la victoria del combinado vasco por 1-0.
La reunión entre Urkullu y Mas se había fijado para analizar el panorama político tras las recientes elecciones generales del 20-D, según explicaron por anticipado fuentes del Gobierno vasco, pero la cita ha estado marcada por la situación de inestabilidad que atraviesa Cataluña, que sigue pendiente de la asamblea nacional que la CUP va a celebrar este domingo para decidir si apoya o no la investidura de Mas como president.
No hay ninguna alusión a la cumbre de la CUP en la nota informativa sobre el encuentro Mas-Urkullu que el Gobierno ha difundido después de la medianoche. Los dos dirigentes autonómicos consideran que tras los comicios se abre “una oportunidad” para tratar de solucionar “los graves problemas estructurales del Estado”. Y la solución no llegará mediante “vetos ni líneas rojas”, asegura el comunicado oficial.
“No se percibe un verdadero diálogo con ánimo de llegar a acuerdos, ni un verdadero compromiso con esta cuestión, ni por parte de los principales partidos políticos, ni por parte de otros poderes del Estado. El propio discurso de Navidad del rey Felipe VI evidenció esta falta de compromiso y altura de miras”, sostienen los mandatarios.
Mas y Urkullu han constatado “la falta de respuesta” a los planteamientos que llegan desde Cataluña y Euskadi cuando advierten de “el Estado español, lejos de arbitrar cauces de expresión y solución a las demandas de reconocimiento de la diversidad, se aferra en recorrer el camino inverso, el de la uniformización y la recentralización”.
Cada cual con la línea marcada por sus respectivos Gobiernos, han reiterado que tanto Cataluña como Euskadi defienden “opciones democráticas y pacíficas avaladas por amplias mayorías democráticas”.
Además de coincidir en que el nuevo escenario político es mucho más fragmentado en el conjunto del país tras el 20-D, constatar las dificultades que se dan para formar gobierno en España y comprobar que Podemos ha sido la fuerza más votada tanto en Cataluña como Euskadi, Urkullu y Mas no han pasado por alto la compleja situación que atraviesa el Govern, que sigue en funciones tres meses después de las elecciones catalanas.
Esta es la cuarta vez que se reúnen desde que ambos coinciden como máximos responsables de los Gobiernos vasco y catalán. Las tres últimas veces se han juntado con ocasión de sendos partidos de fútbol. En mayo de 2014 compartieron un almuerzo privado en Ajuria Enea, en la residencia del lehendakari, una cita que no se había anunciado previamente a los medios de comunicación. Ese día, Urkullu le ofreció al president ir de la mano y “trabajar conjuntamente por un nuevo modelo de Estado” dentro de la Constitución, y lograr por esa vía una nueva España más sensible y con mejor encaje de las nacionalidades históricas.
Mas, que en esas fechas no había firmado aún el decreto de convocatoria de la consulta soberanista del 9-N -eso ocurrió en septiembre de 2014-, desechó la oferta de una alianza de comunidades históricas y optó por la vía de la unilateralidad para lograr la independencia de Cataluña.
En diciembre de ese año volvieron a verse las caras. Mas acudió a Bilbao al encuentro de fútbol entre las selecciones de Euskadi y Cataluña. De esa cita trascendió que ambos dirigentes iban a “trabajar juntos” para “hacer frente al creciente proceso de recentralización” del Gobierno de Rajoy. Constataron asimismo que la “crisis institucional” del modelo de Estado es estaba “agravando”.
Aprovechando el duelo Barcelona-Athletic de la pasada Supercopa, Mas recibió en Barcelona a Urkullu en mayo de este año, una semana después de las elecciones municipales, en las que el PNV salió fortalecido en as urnas, mientras que CiU sufrió un retroceso, con la pérdida incluso de la alaldía de Barcelona.
Desde la escalada soberanista liderada por Mas, los procesos en Euskadi y Cataluña han llevado ritmos muy diferentes. Frente a la apuesta decidida del president por la independencia, Urkullu ha optado por ganar más cotas de autogobierno para el País Vasco a través del acuerdo y de un pacto con el Estado. El mandatario vasco ha marcado distancia con el acelerón que ha querido dar Mas al proceso catalán, hasta el punto de que en noviembre pasado Urkullu advirtiese de que no se puede crear un estado en el UE "de la noche a la mañana", y menos aún a través de una declaración unilateral, como ha aprobado la mayoría parlamentaria de Cataluña con el apoyo de Junts pel Sí y la CUP.
Urkullu, en cambio, es partidario de agotar la vía del diálogo y el acuerdo para reformar el Estado. "Yo no creo en la unilateralidad, y vengo defendiendo la bilateralidad con la que se articuló el actual estado Español”, dijo recientemente en una sesión en el Parlamento. Esta misma semana, el lehendakari se ha decantado por afrontar una “nueva transición” que desemboque en un modelo de Estado que “reconozca su realidad plurinacional”.
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