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Un hedor sin respuestas

La Generalitat no ha podido aclarar al fiscal el origen del mal olor de noviembre en Barcelona

Barcelona cubierta, este sábado, por la contaminación atmosférica.
Barcelona cubierta, este sábado, por la contaminación atmosférica.ALBERT GARCIA

La Generalitat ignora de qué está compuesto el aire que respiramos. El episodio de malos olores que hace un mes afectó a Barcelona —y que desconcertó a ciudadanos y científicos— evidenció que faltan respuestas. La Administración, coinciden las fuentes consultadas, no dispone de los instrumentos necesarios para analizar por completo los componentes del aire. Y, por ahora, no ha respondido a la Fiscalía, que abrió una investigación para aclarar el origen del hedor y si pudo afectar a la salud ciudadana. La Generalitat aseguró que el olor —como a estiércol, infrecuente en Barcelona— no era peligroso e intentó buscar el origen pero no lo encontró. “Empezamos a revisar las 200 instalaciones de donde podía venir pero el olor terminó”, explican fuentes del Departamento de Territorio y Sostenibilidad. Y sin esa pestilencia, agregan, es muy difícil determinar el foco original.

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Un payés fue señalado como el responsable de que se propagara ese olor, ya que admitió que vertió abono natural sobre sus terrenos en el parque agrario del Llobregat. El anticiclón de esos días —que impide la renovación del aire— y el viento —de sur a norte— hicieron el resto, según los investigadores. Esta versión, sin embargo, es solo una hipótesis y, a día de hoy, la Generalitat no puede certificar que sea la correcta. De hecho, el Departamento de Agricultura discrepó de la versión que dio Territorio.

El Govern dispone de estaciones por el territorio, que detectan en el aire los principales contaminantes. Es así como se determina, por ejemplo, si se están superando las emisiones de dióxido de nitrógeno. Ese control basta para cumplir los requisitos de la Unión Europea, cada vez es más exigente en cuanto a la calidad del aire. Pero el siguiente paso está por dar. Los expertos reivindican que la Generalitat debería disponer de un espectrómetro de masas, un instrumento que permite coger una muestra del aire, analizarla en un laboratorio y obtener todos los compuestos. Fuentes de la Generalitat replican que en control atmosférico “Cataluña está al nivel del resto de países” y niegan que con ese aparato aumente la seguridad al ser reactivo pero no preventivo: “Tendríamos las mismas garantías que ahora”.

Xavier Roca, director del laboratorio del aire y medio ambiente de la Universidad Politécnica, lleva 34 años estudiando la contaminación. Y reivindica el espectrómetro, un equipo de analítica móvil que se traslada en coche. Fue diseñado por la Armada americana y cuesta 200.000 euros. Según Roca, existe otra manera más económica de coger muestras con aparatos más sencillos, que cuestan 2.000 euros y que pueden analizar “entre 200 y 400 compuestos”. Roca elogia la eficacia de estas máquinas frente a los puntos de la red de control de calidad del aire de la Generalitat solo sirve para “cuatro o cinco componentes esenciales”. El profesor reprocha a la Generalitat que no vaya más allá de lo que le obliga la ley: “No entiendo cómo no se coge ninguna muestra. Como mínimo, deberían disponer de aparatos para ser capaces de responder qué aire respiramos”.

La UE solo obliga a controlar los principales agentes contaminantes
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Sobre el episodio de malos olores de noviembre, Roca cree que no se puede asegurar que no fuera tóxico para la población ni tampoco lo contrario. Sencillamente, no hay pruebas. “Hay componentes tóxicos que, cuando se perciben por el olor, es que son ya muy elevados”, avisa. El episodio, dice, no está resuelto: "Si no tienes medios, no puedes dar una respuesta fiable". Esa respuesta es la que espera la Fiscalía de delitos contra el medio ambiente de Barcelona, aunque ya está acostumbrada a los silencios de la Administración. La institución está a punto de dar carpetazo a otra investigación (sobre los episodios de alta contaminación en Barcelona) por la falta de respuesta pública.

Territorio revisó 200 instalaciones pero el olor remitió y no halló la causa

Al espectrómetro, dicen los expertos, se le pueden dar más usos que saber de dónde viene un mal olor como fugas en industrias. Roca critica el alto “nivel de indefensión” y lamenta que exista una agencia de residuos y otra del agua y, en cambio, no haya una “agencia del aire”, que es “el gran olvidado de la Administración”. El científico Xavier Querol, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas reconoce la utilidad de estos instrumentos, aunque no los ve imprescindibles. Pero advierte de que su coste va más allá de su simple compra: para analizar la muestra tomada, es necesario que un químico con alta especialización la estudie en un laboratorio.

Xavier Roca, de la UPC, pide equipos más completos que den respuestas fiables

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