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“Barcelona trasmitió al mundo una energía de grandeza”

El FAD homenajea a Alessando Mendini, maestro italiano del diseño

Alessandro Mendini, en Barcelona durante el homenaje que le ha realizado el FAD.
Alessandro Mendini, en Barcelona durante el homenaje que le ha realizado el FAD.consuelo bautista

“Nadie colonizó Barcelona, simplemente un día entró en el juego y empezó una especie de ping pong cultural con Milán. El diseño barcelonés nos transmitió una energía de grandeza, que Milán más tímida e intimista no tenía”. Lo afirma Alessandro Mendini (Milán, 1931), diseñador industrial, arquitecto, grafista, artista, artesano, poeta, crítico y director durante más de 15 años de las principales revistas italianas de interiorismo, Casabella y Domus, la biblia del sector.

No hay vertiente del diseño que en su medio siglo de trayectoria Mendini no haya tocado y si bien enseñar fue una de las pocas cosas que nunca quiso hacer, es internacionalmente considerado uno de los grandes maestros de la profesión. Así lo reconocen también los diseñadores catalanes agrupados en el FAD (Fomento de las Artes y del Diseño), que le brindaron un emotivo homenaje en el marco del ciclo Maestros del FAD, que por primera vez desde que fue instituido en 2004, destaca un profesional extranjero.

Oscar Tusquets, Mariscal, Juli Capella y Gabriele Schiavon, son algunos de los diseñadores que protagonizaron el homenaje, un atípico espectáculo teatral dirigido por la compañía Señor Serrano, galardonada con el León de Plata a la innovación teatral en la Bienal de Venecia 2015. A partir de la metáfora del dragón, que el propio Mendini utilizó para describirse, los diseñadores catalanes destacaron sus distintas vertientes creativas. “No soy como Morandi, que hizo botellas toda su vida, tengo un objetivo poético y lo intento alcanzar con muchos materiales y tipologías. Tuve muchos hijos, algunos equivocados y otros que dieron en el blanco”, explica Mendini. Es el caso del sacacorchos Anna G., uno de los best sellers de Alessi y de la butaca Proust, dos de sus diseños más icónicos, emblemáticos de un corpus teórico articulado alrededor de la idea que la originalidad no existe y hay que dar nuevas vidas a los clásicos a través de atributos irónicos. Y sin embargo fue pionero en muchos aspectos, empezando por la creación colaborativa y la búsqueda de nuevas formas de producción, al margen de las multinacionales.

“Me gusta trabajar con los demás y me interesan las transformaciones. Estamos en un momento delicado, los baricentros tradicionales han saltado fuera de Europa, a Corea, China o India, asistimos al declive de las industrias históricas, al fin de un modo de proyectar, a una crisis profesional y a la destrucción de verdades y certezas. En este escenario de búsqueda de alternativas me interesan los makers, colectivos de jóvenes que juntan nuevas tecnologías y prácticas artesanales”, asegura Mendini, que a sus 85 años tiene el 80% de trabajo en Corea. Está construyendo una torre de observación en un parque nacional en el sud del país, una estación del tren de alta velocidad y el hall de varios edificios corporativos en la capital y acaba de diseñar el sistema de lectura de las horas para un reloj de Samsung. “En el proyecto participaron 300 personas”, concluye Mendini, que reivindicó la libertad creativa total a través de la creación del Mendinígrafo, una regla con formas propias. Por ello el FAD ha invitado un grupo de estudiantes de la escuela Eina a dibujar su propio ígrafo, una herramienta que refleje los estilismos recurrentes de cada autor.

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