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Los manteros llenan la plaza Sant Jaume con un mercadillo

Los vendedores protestan por su expulsión de la zona portuaria

Alfonso L. Congostrina
Un centenar de manteros protestan en Sant Jaume
Un centenar de manteros protestan en Sant JaumeGianluca Battista

“Ha llegado la hora de reconocer a otra Barcelona, la Barcelona negra, la de los inmigrantes, la de los excluidos, la que no es ni rentable ni especulativa, la Barcelona de los sin techo, de las putas y de los irregulares”. De esta forma, Aziz Faye, el portavoz del autodenominado Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes se dirigió ayer, micrófono en mano, al centenar de manteros que convirtieron la plaza Sant Jaume de Barcelona en un gran mercadillo.

Ayer se cumplían veinte días desde que los vendedores de mercancía ilegal fueron expulsados de la zona portuaria y los ambulantes volvieron a reclamar diálogo “urgente y rápido” con los representantes municipales porque “los vendedores no hemos desaparecido, no somos de magia”.

Pero el sindicato de vendedores ambulantes no acudió a la acción de protesta solo. Estaba apoyado por entidades del Raval como Tras la Manta, el Espacio del Inmigrante y Putas Indignadas, entre otros colectivos. El portavoz de los manteros sabe que el Consistorio está dispuesto a organizar una mesa en la que se trate el problema de la venta ambulante y admite que los vendedores precisan de los representantes municipales: “Necesitamos que el Ayuntamiento reaccione ya, que nos dé opciones, si no es en el puerto en otro sitio, pero queremos trabajar y dar de comer a nuestras familias”.

Los ambulantes amenazaron con que hasta que no haya diálogo seguirán realizando acciones esporádicas. El pasado sábado 21 de noviembre, desplegaron el primer pulso al gobierno municipal con un “mercadillo rebelde” en plena Rambla del Raval. Ayer, en Sant Jaume, volvieron a desplegar la pancarta que reza: “Sobrevivir no es delito, ser mantero tampoco”. Y, si nadie lo remedia, amenazan con volver a desplegarla la próxima semana en un lugar aún sin concretar.

La protesta de ayer acabó convertida en una fiesta. Mientras, decenas de personas visitaban el pesebre de cartón y el abeto que ha colocado el Ayuntamiento en la plaza Sant Jaume. Tras canciones y bailes, manteros de diversas procedencias comenzaron a gritar en dirección a la fachada del Consistorio: “Sí se puede, sí se puede”, en clara alusión al grito que popularizó, entre otros, la alcaldesa Ada Colau en su etapa como activista de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. En el Portal del Àngel, mientras, una decena de ambulantes ajenos a la protesta trataban de vender camisetas del Barça a los turistas.

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