El Primavera Club arranca entre problemas horarios
El cierre por la Guardia Urbana del teatro Principal obligó a la organización a la reubicación de parte del cartel
Noche accidentada la primera del Primavera Club, hasta el punto de que poco antes de iniciarse el festival, las autoridades municipales clausuraron una de sus salas, el teatro Principal. En consecuencia la primera noche, la del viernes, sufrió cambios de horarios y de salas que se han extendido a la del sábado y domingo, habida cuenta que un festival que se programaba en cuatro salas lo ha acabado haciendo en tres.
Con el corrimiento de los horarios y reubicación de algunas bandas, las escenas de extravío de la asistencia marcaron la pauta en un festival que se caracteriza, para aumentar las dificultades de identificación, por programar artistas muy poco conocidos. Aquellos que tenían pinta de saber se pasaron la noche respondiendo preguntas.
La gran perjudicada con todo el cambalache fue precisamente quien salía como caballo ganador, Deradoorian, que al retrasarse su actuación la vio coincidir con propuestas más bailables, caso de Formation, que a la postre se llevó el gato al agua.
Así, mientras la primera, acompañada por otra instrumentista, apelaba a la electrónica oscura, pausada y arty, los segundos hacían bailar sin contemplaciones ante el placer de una concurrencia que luego lo siguió haciendo con el tecno-pop con fraseos house de Roosvelt.
Y es que al margen de los nombres, este Primavera Sound de bolsillo marca una cita con el revivalismo, ya que todos los "nuevos" sonidos escuchados a lo largo de media docena de conciertos (además de los citados, los de Naked y Bill Witch) evocan tiempos pasados.
Ha cambiado la actitud y la transmisión por parte de los artistas de que aquello que hacen es sustancial, en el caso de Naked hasta rozar la parodia, máxime considerando que el desafío más grande que tiene el grupo es saber qué pasará cuando su vocalista se corte las coletas, pero el registro sonoro no mira tanto al futuro como parece.
En cualquier modo, asistir a un festival que sucede en términos de tamaño humano y en sala, sigue siendo el gran activo de un certamen que hoy cierra sus puertas.
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