Alejandra Soler y Carles Dolç ya son hijos predilectos de Valencia
La corporación municipal entrega la medalla de Oro de la ciudad a la Real Academia de Cultura Valenciana, a Las Provincias, el Mercado Central y la Ciutat de l'Artista Faller
La ciudad de Valencia cuenta con dos nuevos hijos predilectos, la pedagoga y defensora de los derechos de la mujer, Alejandra Soler, y el arquitecto y urbanista Carles Dolç. Las medallas de Oro de la ciudad se han entregado a la Real Academia de Cultura Valenciana, al diario Las Provincias, a la Ciutat de l’Artista Faller y al Mercat Central.
“Hoy distinguimos a una entidad centenaria, al periódico decano de la ciudad, a un barrio que es la esencia de la singularidad de nuestro pueblo, a un mercado que es símbolo de nuestro dinamismo, a un arquitecto que trabaja pensando en el bienestar de las personas, y a una mujer que ha sido testimonio excepcional de los avatares del último siglo y nunca ha dejado de luchar”, ha reseñado el alcalde, Joan Ribó, de cada uno de los distinguidos en 2015.
El regidor ha destacado que estos galardones “son un reflejo de la diversidad y la pluralidad de la sociedad valenciana y han de ser símbolo de la necesidad de sumar desde la concordia”. Ribó ha destacado que estas personas y entidades se han dedicado “a trabajar por la ciudad de Valencia y, sobre todo por las personas que viven en la ciudad, que es una forma de trabajar por el bien común".
Del arquitecto Carles Dolç Soriano, nuevo Hijo Predilecto de Valencia, Ribó ha destacado el haber sido consecuente en su larga trayectoria profesional con sus ideas. Se ha referido a Dolç como activista social, urbanista, maestro y ciudadano comprometido, “que ha ejercido una arquitectura humanista y de calidad que quiere mejorar la vida de los ciudadanos”.
El urbanista valenciano contribuyó decisivamente a conseguir que el Jardín del Turia fuera verde o que el solar de los Jesuitas no albergara un hotel sino que sirva para el Jardín Botánico. "Es un arquitecto que hace ciudad", ha dicho el regidor.
De la pedagoga Alejandra Soler, de 102 años de edad, Ribó ha subrayado su ejemplo y su compromiso en la defensa de los derechos de la mujer, y toda una vida de lucha incansable por la libertad y los derechos humanos, tanto en el reinado de Alfonso XIII, como en la dictadura de Primo de Rivera, la II República, la Guerra Civil, la II Guerra Mundial, el exilio y la democracia.
“La ciudad de Valencia reconoce hoy, al nombrarla Hija Predilecta, la aportación pedagógica, lingüística y cívica, el ejemplo de coraje que para la sociedad, y especialmente para las mujeres representa Alejandra Soler Gilabert” ha dicho Ribó al glosar de esta ciudadana que se vio obligada a abandonar Valencia y no pudo volver hasta el año 1977, después de haber realizado una labor pedagógica en la Unión Soviética, donde fue galardonada en varias ocasiones por su trabajo y su coraje.
El alcalde ha recordado su trabajo en la educación de los conocidos como “niños de la guerra”, aquellos pequeños españoles que hubieron de ser evacuados a miles de kilómetros de sus casas o la labor que desarrolló como profesora responsable de Lenguas Latinas en la Escuela Superior Diplomática de Música o como profesora de la Cátedra de Lenguas Románicas en la antigua Unión Soviética. “Es autora de diversos manuales de enseñanza del castellano, y de un diccionario fraseológico que se continua utilizando tanto en Rusia como en otros países”.
Normalidad democrática
En nombre de las personas y entidades distinguidas con los más altos honores que concede la ciudad de Valencia, ha tomado la palabra el arquitecto Carles Dolç, quien ha recordado que las distinciones entregadas este año habían sido concedidas por dos gobiernos locales distintintos -el antiguo, del PP, y el nuevo, que forman Compromís, PSPV y València en comú-. “Eso es un hecho de normalidad democrática que hay que resaltar, porque nos indica la continuidad del Ayuntamiento como primera institución de Valencia, como la que ha de estar más cercana a la ciudadanía”.
Dolz ha insistido en que las ciudades son una magnífica creación humana que nos permite convivir, encontrarnos, compartir y aprovechar la fuerza del trabajo en común para posibilitar el avance social y mejorar la vida de las personas. “El porvenir de Valencia, como el de toda ciudad, no depende únicamente del hecho de vivir juntos. También de escuchar su aliento y celebrar su pluralidad como una vivencia participada, de dejar de lado insidias inútiles y ganar en cohesión”.
La concejal de Cultura, Glòria Tello, ha cercado un acto cargado de emotividad con un poema de Vicent Andrés Estellés, que trabajó durante años en el diario Las Provincias, que comienza diciendo “Ací em pariren i ací estic. I com que em passen certes coses, ací les cante, ací les dic”.
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