Escritores del mal
El festival Getafe Negro celebra su octava edición con Alemania como país invitado
La mujer entra en el despacho destartalado con paso de gata, lleva tacones altos que resuenan contra el suelo y una pamela; el detective, apuesto pero con cara de resaca, quita los pies de encima de la mesa. Ella se sienta, se enciende un cigarrillo con boquilla larga y dice en tono sensual: "Señor, tiene que ayudarme a encontrar a mi marido".
Esta podría ser una escena icónica de la novela policiaca más tradicional, que hemos leído y visto proyectada muchas veces sobre la gran pantalla. Pero, ¿cómo es el mundo de los investigadores en realidad? ¿Y cómo aprende un escritor a describir el mundo de los policías y los criminales? Con motivo del festival Getafe Negro, que tiene lugar entre el 13 al 25 de octubre, tratamos de contestar estas preguntas.
"Los investigadores privados no nos parecemos demasiado a los de las novelas", dice José María Alonso, director de la agencia Detectives Zenit, "nuestro trabajo es un poco más aburrido, aunque también es muy dinámico, muy de calle y de hacer viajes improvisados. Engancha a la gente joven". En Zenit se dedican a la investigación empresarial: casos de acoso laboral, fraude, competencia desleal, informática forense o espionaje industrial. Aportan informes a los juzgados como testigos privilegiados. Existen titulaciones para formarse como investigador y otros profesionales se dedican a otras ramas, como las infidelidades. “Actuamos dentro de unos límites legales muy estrechos y siempre de forma legítima”, asegura Alonso.
Pero están muy lejos del mito del detective privado, aquel que iba por libre y muchas veces cruzaba los límites de la ley. “En España los investigadores privados tienen un campo de acción muy limitado y son muy controlados por el ministerio. No puede investigar homicidios, por ejemplo”, explica el escritor Lorenzo Silva, director de Getafe Negro. En los Estados Unidos de los grandes del género como Raymond Chandler o Dashiell Hammett la seguridad estaba más privatizada y sí que los investigadores podían parecerse a los novelescos, ”aunque los personajes acabaran estilizándose y alejándose de la realidad”, dice Silva.
Un lector más informado
Sin embargo, la novela policíaca cada vez se acerca más a la realidad. “Aunque hay autores que no se documentan y crean su propio mundo con sus propias reglas, yo soy más partidario de hacerlo”, dice Silva, quien tira de amigos policías, visitas a la cárcel (sin estar condenado) o de su experiencia como abogado para construir sus historias. “Cuando los policías te dejan acompañarlos es oro molido para el escritor”, cuenta. El lector está cada vez más informado, conoce mejor los entresijos del mundo policial y tiene menos tolerancia a los errores. “Si tienes que meterte en algo que no dominas, si no sabes los efectos que tiene un veneno, no te metas en ese jardín”, dice Marcelo Luján, profesor de los talleres literarios Fuentetaja y de un taller exprés en el Getafe Negro, “y si es necesario para la historia, investiga”.
En la escuela de escritura creativa Hotel Kafka ofrecen anualmente un curso de True Crime en el que acercan a los escritores a este mundillo. “Las técnicas de escritura de la novela negra son básicamente las mismas que las de la novela en general, así que aquí lo que hacemos es informar de los entresijos de una investigación policial”, dice Guillermo Aguirre, coordinador de cursos de la escuela. Entre las actividades hay sesiones con criminólogos, médicos forenses, abogados o policías, visitas a cárceles o a campos de tiro, donde se llegan a disparar armas. “Aprendemos algo de balística, cómo se levanta un cadáver o qué le pasa a un cuerpo cuando muere, todo para construir una novela policiaca realista, porque también puede ser satírica o fantástica, en cuyo caso no haría falta nada de esto”, dice Aguirre.
Y es que el caldero del género negro es amplio. “Digamos que si el género negro es un país, la novela policiaca es una provincia de ese país”, ilustra Marcelo Luján. Lo policiaco podría partir de Poe y pasar por Agatha Christie, Hammett o Chandler: hay un investigador, un enigma que se va desvelando pista a pista, y es muy adictivo. “El género negro, en general, trata sobre la oscuridad de la sociedad en la que vivimos y no necesariamente de una investigación policial”, dice Luján, que cita como ejemplo de esa oscuridad casos como la masacre de Utoya o el caso de dos universitarios alemanes que se citaron para devorarse el uno al otro. “Para ver la maldad y el dolor no hace falta irse a zonas en guerra o países con conflictos sociales. Están aquí mismo, en nuestra sociedad, en las familias: de ahí el éxito de la novela negra”.
El director del festival busca un hilo que vincule todo lo que se denomina género negro en unas palabras de Ramon J. Sender: “el escritor tiene que señalar la maldad”.
Alemania criminal
Este año el festival Getafe Negro prestará especial atención a Alemania como país invitado y contará con la presencia de autores germanos como Sebastian Fitzek, Petra Reski o o el dúo hispanoalemán compuesto por Rosa Ribas y Sabine Hofmann, entre otros. Además se tratará de dar una visión general de la cultura alemana a través de películas, exposiciones o música.
Hay otras líneas que atraviesan el festival. Por ejemplo, el papel de la mujer en el género negro, “pero no con los manidos tópicos de la femme fatale o la dama del crimen, sino de una manera que se va normalizando y donde alcanzan papeles protagónicos”, explica el director Lorenzo Silva.
Otros temas serán el tratamiento de la Transición y la Memoria Histórica como novelas negras (“yo creo que pueden dar de sí”, confiesa Silva), o la reflexión sobre los desafíos a los que se enfrenta Europa: inmigración, crimen organizado, yihadismo, etc. Habrá teatro, proyecciones y charlas cinéfilas, como la que tendrá lugar entre Enrique Urbizu y Fernando Marías a partir del filme del primero La vida mancha.
Además habrá una nutrida representación de autores españoles. "Nos interesa apoyar a las voces nuevas en el panorama, aunque también tendremos algunos nombres consagrados”, dice el director. Entre unos y otros estarán Don Winslow, Bernard Minier, Paula Daly, Julián Ibáñez, Ian Gibson, Montero Glez, Alicia Giménez Bartlett, Carlos Salem, Mercedes Castro, Paco Gómez Escribano, Carlos Zanón, entre otros.
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