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La indefinición castiga la candidatura de Podemos, que queda en 11 escaños

La candidatura de Catalunya Sí que es Pot logra un resultado menor que sus expectativas

Francesco Manetto

Catalunya Sí que es Pot, la candidatura integrada por Podemos, ICV, Esquerra Unida y Equo, logró ayer en las autonómicas catalanas un resultado muy por debajo de las expectativas con las que el partido de Pablo Iglesias había entrado en la campaña. La lista consiguió 11 diputados —dos menos que ICV en 2012— tras enfrentarse a dos puntos débiles: un discurso vago sobre la cuestión territorial y el escaso conocimiento del candidato, Lluís Rabell. Este atribuyó el mal resultado a la polarización de estos comicios en torno a la independencia.

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A partir de hoy, Catalunya Sí que es Pot buscará presentarse como una fuerza capaz de alentar el diálogo entre el bloque independentista y el resto de partidos en el Parlamento de Cataluña. “Desde luego no lo valoramos [el resultado] como un éxito, evidentemente, hemos obtenido un resultado inferior a nuestros objetivos y nuestras expectativas. No hemos conseguido darle la vuelta a la polarización que ha dominado esta campaña”, reconoció anoche Rabell. El líder vecinal que encabeza la candidatura confía, no obstante, en que el “compromiso con las reivindicaciones sociales” que defendió durante la campaña “ganará peso en los próximos meses”. “Entendemos que estamos en una carrera de fondo”, señaló en la fábrica de Fabra i Coats del barrio de Sant Andreu de Barcelona, donde se respiraba una nítida decepción.

Los 13 diputados que obtuvo Joan Herrera en las últimas autonómicas son el término de comparación que aboca ahora a la reflexión a las formaciones que integran la lista. Las palabras de Rabell suponen el reconocimiento del fracaso de la estrategia, quizá demasiado ambiciosa. Ante la imposibilidad de evitar el eje del y del no, que ha enfrentado la lista de Raúl Romeva y Artur Mas y las fuerzas no soberanistas, y centrar la disputa en los derechos sociales, Catalunya Sí que es Pot ha acabado ofreciendo un discurso demasiado indefinido en un contexto tan enfrentado. El objetivo consistía en apelar a “los matices” de la sociedad. Lo hicieron sus dirigentes prometiendo un referéndum vinculante y a la vez dejando claro que la solución a los problemas de los catalanes no pasa por la independencia sino por unir fuerzas para “echar a Rajoy”. El segundo escollo ha tenido que ver con la modesta proyección pública de Rabell. Los principales cargos nacionales de Podemos se volcaron en Cataluña para tratar de compensarla, y aprovecharon su presencia para lanzar su campaña de las generales. Iglesias ha participado en más de 10 actos en las últimas dos semanas, prometiendo que escuchará las reivindicaciones de los catalanes si llega a La Moncloa, mientras que Íñigo Errejón lleva en Barcelona desde agosto intentando coordinar el mensaje de Podemos.

A pesar de esta equivalencia entre catalanas y generales, Iglesias intentará a partir de este lunes desvincular el resultado de Rabell de las aspiraciones de Podemos el próximo diciembre. De hecho, la gran implicación de los dirigentes del partido emergente en la campaña del 27-S tiene que ver con la voluntad de abonar el terreno para las generales. Es decir, confían en un mayor apoyo de los catalanes en los próximos comicios. Iglesias dijo anoche en Madrid que su objetivo sigue siendo el mismo: “Vamos a esforzarnos para ganar las próximas elecciones”.

Otra dificultad a la que se ha enfrentado la lista ha sido la competición con el voto de la CUP, que mejora notablemente su resultado tras una campaña de dardos cruzados entre Antonio Baños, su cabeza de lista, e Iglesias. El líder de Podemos se estrenó con polémica por sus referencias a los llamados hijos de la inmigración, un argumento esgrimido en esta comunidad también por Ciudadanos. Durante la campaña pidió a la CUP que no apoyara a Mas. “Los de CUP son gente honrada, no son corruptos, soy amigo del diputado en el Congreso de ERC Joan Tardà, y sé que el PSOE puede entrar en razón”, afirmó. Y a partir de este lunes, esas apelaciones a la izquierda serán uno de los principales objetivos de Catalunya Sí que es Pot.

"A lo mejor ha sido un error hablar de Derechos Sociales"

REYES RINCÓN

La noche electoral dejó malos resultados y peores augurios en la sede de Podemos en Madrid. Pablo Iglesias ha insistido durante la campaña en que, además de la importantísima lectura sobre la fuerza del independentismo en Cataluña, los resultados de ayer tendrían que leerse también como un termómetro de lo que puede ocurrir en las próximas elecciones generales. Con la foto que dejen las urnas, dijo Iglesias, se conformará “la parrilla de salida” de las generales. Y de los cuatro partidos nacionales en condiciones de competir, los catalanes han dejado a Podemos en tercer puesto, empatado en diputados (11) con el PP y con 346.513 votos, 18.500 votos más que los populares.

Para Pablo Iglesias, los datos cosechados por la marca catalana de Podemos, Catalunya sí que es Pot, han sido “altamente decepcionantes”. “Hemos apostado por el sentido común y la responsabilidad de Estado y eso no ha funcionado en esta campaña”, ha admitido Iglesias, que ha comparecido rodeado de algunos de sus colaboradores y no admitió más errores que esa apuesta por la “responsabilidad” que, en su opinión, ha cotizado tan a la baja en estas elecciones. “A lo mejor ha sido un error hablar de Derechos Sociales en esta campaña. Pero vamos a seguir haciéndolo”, ha sostenido el secretario general de Podemos, que durante la campaña, en la que se ha implicado intensamente, ha insistido en revertir los recortes sociales acometidos por la Generalitat durante los mandatos de Artur Mas.

Iglesias ha mostrado su preocupación por la situación en la que las elecciones dejan a Cataluña y a España. “Es un callejón sin salida y no entiendo la alegría de algunos analistas”, ha asegurado el líder de la formación emergente, que, con la vista puesta en las generales, se ha postulado para reconducir el conflicto territorial. “España no necesita un presidente del Gobierno que amenace a los catalanes con enviar el ejército. Necesita un presidente con voluntad de escuchar y yo quiero ser ese presidente”, ha dicho. “Yo no quiero que los catalanes se vayan de España, pero la decisión la tienen que tomar los catalanes”, ha insistido Iglesias durante una breve comparecencia en la que solo ha admitido cuatro preguntas.

¿Fracaso de la unidad popular?

Tras el éxito en las municipales de las candidaturas unitarias de la izquierda alternativa impulsadas por Podemos, que gobiernan en Madrid, Barcelona, Zaragoza o Cádiz, el resultado de Catalunya sí que es Pot representa el primer fracaso de esa fórmula. En esta lista, el partido de Pablo Iglesias convive con Iniciativa, Esquerra Unida y Equo, lo que ha obligado a hacer equilibrios entre sus estrategias.

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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