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Menos ópera y más escuelas infantiles

La mitad del presupuesto de cultura va al ‘bel canto’, pero solo hay una guardería pública

Diego Fonseca Rodríguez
El Arco de la Victoria, visto desde la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca.
El Arco de la Victoria, visto desde la Junta Municipal de Moncloa-Aravaca.SAMUEL SÁNCHEZ

Cuando la concejal de Moncloa-Aravaca, Montserrat Galcerán, llegó hace apenas tres meses a la Junta Municipal de su distrito, en plena calle de la Princesa, se enteró de que más de la mitad del presupuesto de la partida de cultura se dedicaba a la representación de tres óperas al año. Álvaro Ballarín, el anterior concejal y actual diputado autonómico del PP, celebraba en el salón de actos de la junta dos de las obras, pero la tercera prefería montarla al aire libre en el Templo de Debod. Del dinero destinado a esta cartera en 2014, las representaciones de Falstaff, de Verdi, y de Don Giovanni, de Mozart, se llevaron casi todo. “Estas óperas ocupaban gran parte del presupuesto anual de esta área y no quedaba dinero para otro tipo de eventos culturales. Cuando llegamos no teníamos presupuesto de cultura para los últimos meses de este año y tuvimos que aprobar una partida especial”, cuenta Galcerán, que está a punto de cumplir 69 años y es catedrática de Filosofía en la Universidad Complutense.

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El edificio en el que trabaja, con forma de panteón, fue construido por la dictadura franquista al lado del Ministerio del Aire y el Arco de la Victoria, una suerte de proyecto urbanístico para ensalzar la imagen del régimen. La edificación, que había sido levantada para homenajear a los caídos del bando nacional, pasó a albergar la Junta Municipal de esta circunscripción durante la alcaldía de Juan Barranco (1986-1989). “El problema de esta construcción es que no es funcional y hemos tenido que hacer 40.000 arreglos. Por ejemplo, tenemos despachos en malas condiciones. El anterior concejal tuvo una política hacia la junta muy descuidada”, dice Galcerán, que está trabajando en un plan anual para mejorar el inmueble y hacerlo más práctico.

Esta catedrática de Filosofía se ocupa del tercer distrito en superficie de la capital y uno de los más diversos, con pueblos que fueron anexionados por Madrid, como Aravaca, y barrios envejecidos, como Argüelles. Galcerán pretende unir gran parte de la circunscripción con un nuevo carril bici que comience al lado del parque de la Dehesa de la Villa y termine casi en Madrid Río, una distancia que a pie se tarda hora y media en recorrer: “Vamos a estudiarlo y a presupuestarlo este año porque queremos hacerlo. Es un proyecto que ya tenemos presente”.

Al lado de la Dehesa de la Villa, en el barrio de Valdezarza, donde se construyó el proyecto Saconia, un plan urbanístico de principios de los setenta, los vecinos se quejan de la suciedad en las calles. En la plaza de los Poetas, por ejemplo, el suelo está lleno de cascajos, hojarasca, pañuelos, pitillos y ramas. La pista de baloncesto tiene el pavimento destrozado y las redes y aros de las canastas son un disfraz de lo que fueron. Por las noches, los días de fiesta, se celebran botellones de los que luego quedan cristales de botellas. “La limpieza no llega aquí porque el Ayuntamiento dice que lo tienen que limpiar los servicios de la urbanización, pero estos dicen que es el Consistorio el que se tiene que ocupar”, cuenta Galcerán.

Al lado de esta plaza hay un centro de mayores y el centro cultural Julio Cortázar, pero en todo el barrio, en el que hay mucha gente joven, no hay ninguna escuela infantil pública. “En el distrito solo hay una escuela de este tipo. Queremos abrir otra en Valdezarza para el año que viene y nos gustaría construir una más en la Casa de Campo”, dice Galcerán. Este distrito, sin embargo, está bien equipado en otros aspectos: la circunscripción es una de las más verdes de la capital, con la Casa de Campo, la Dehesa de la Villa y el parque del Oeste, y gasta el 40% de su presupuesto en centros de mayores.

Muy cerca de Saconia, en el número 29 de la calle de Ofelia Nieto, tres familias fueron expropiadas y su casa fue derribada en febrero. “El Ayuntamiento, que tenía solares contiguos, modificó el Plan General de Ordenación Urbanística y calificó el suelo de la casa como el de sus solares para expropiarlo”, cuenta la concejal. En el terreno hay girasoles que los vecinos dejaron para mostrar su apoyo a las familias y una pancarta en la que avisan de que “la lucha sigue”. “Creo que la expropiaron porque la casa limita con una calle importante y los terrenos municipales se revalorizan. Para mí, es un procedimiento inadecuado. No se les ha dado la posibilidad de presentar alegaciones”, apunta Galcerán. Los afectados, de momento, no han recibido los 400.000 euros que les ofreció la anterior corporación: “Un solar en la zona puede valer hasta un millón de euros. Desde la Junta Municipal nos gustaría revisar su caso”. Las familias expropiadas, cuenta la concejal, siguen sin casa, pero una vecina les invitó a la suya el mismo día del desalojo: llegaron a un acuerdo y, desde entonces, allí viven alquilados.

Aravaca pide más transporte nocturno

El barrio de Aravaca, un pueblo que fue anexionado por Madrid a mediados del siglo pasado, pertenece al distrito de Moncloa-Aravaca. La zona, que es una de las más occidentales de la ciudad, está alejada del centro de la capital. Desde Moncloa, por ejemplo, se tarda más de una hora y media andando en llegar al centro de Aravaca.

Los vecinos de este barrio han pedido reiteradamente a la Junta Municipal de la circunscripción que mejore el transporte hasta Madrid por las noches. La concejal del distrito, Montserrat Galcerán, está estudiando opciones para atender las necesidades de los vecinos.

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.

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