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Los municipios buscan controlar la llegada de turistas a ríos y pozas

Los Consistorios habilitan aparcamientos cercanos a las zonas de visita

Bañistas en la riera de Merlès (Berguedà).
Bañistas en la riera de Merlès (Berguedà).Albert Alemany

La creciente afluencia masiva de bañistas en los ríos y pozas de las comarcas del interior, algunas de ellas en espacios naturales protegidos, ha llevado a los ayuntamientos a poner en marcha medidas para limitar su número en el futuro, ante el riesgo de que la presión turística ponga en peligro el atractivo de estos espacios, además de su ecosistema. Los Consistorios habilitan aparcamientos cercanos a las zonas de visita, al tiempo que limitan el estacionamiento fuera de estos espacios. Los Mossos d'Esquadra y Agentes Rurales, asimismo, ayudan a las Administraciones municipales a vigilarlos.

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Uno de los Ayuntamientos que ha tomado cartas en el asunto es el de Arnes. Este municipio de la comarca de la Terra Alta recibe un número creciente de bañistas, atraídos por la belleza del vecino Parque Natural dels Ports y el río Estrets. Su alcalde, Francesc Xavier Pallarès, plantea abrir un estacionamiento el próximo verano, cerca del parque. Tras su puesta en marcha, el acceso del tránsito motorizado quedará limitado a la capacidad del aparcamiento. “Se pondría un vigilante en el camino de acceso. Con uno solo sería fácil de controlar”, explica el regidor, aunque matiza que aún debe “pactar esta medida con el sector turístico”.

Algunos Consistorios ya cuentan con experiencia en esta política. La Riba (Alt Camp) la aplica desde el pasado agosto. Este municipio abrió un aparcamiento a medio camino de la zona urbana y el área de baño del río Brugent, uno de sus atractivos turísticos. Joan de la Puente, su alcalde, asegura que tras su puesta en marcha la afluencia de visitantes ha caído entre un 35% y un 40%. “Hay unos cuantos menos de los que solíamos tener, entre 600 y 1.000”, abunda. Los visitantes deben dejar el coche allí, o en el núcleo urbano, recorriendo a pie todo el camino hasta el río.

Xavier Font, profesor de la Universitat de Barcelona, sostiene que los estacionamientos reducen el número de visitantes que accede a estos parajes naturales. “A pie el acceso está garantizado, pero el aparcamiento limita la entrada con el coche”, explica. Font, jefe de la oficina técnica de turismo de la Diputación de Barcelona, añade que también es útil que haya “lugares más cercanos al aparcamiento, más masificados, y otros más alejados”, al que no lleguen tantos visitantes.

La respuesta de los Consistorios, sin embargo, no se limita a usar los estacionamientos como filtros del turismo. Joan Roma, alcalde de Borredà (Berguedà), relata una batería de políticas para frenar el flujo de visitantes al espacio de interés natural de la riera de Merlès, que ha llegado a las 3.000 personas durante algún fin de semana de agosto. Entre ellas, “prohibir el estacionamiento”, “impedir el paso de autocares”, o la coordinación entre municipios, Mossos d'Esquadra y Agentes Rurales para vigilar la zona. Algunos de los habitantes de Borredà están indignados. Es el caso de Xavier Puigcercós, que regenta un cámping allí. Asegura que una fracción de los cientos de familias que acuden a la riera de Merlès “dejan la basura tirada y aparcan sobre los campos de cultivo”.

Otros pueblos han tomado medidas extremas. El Consistorio de Campdevànol (Ripollès) aprobó el pasado marzo una moratoria de dos años para el baño en el vecino torrente de la Cabana, después de debatir con los vecinos posibles soluciones a la saturación de este espacio fluvial. “Queríamos evitar que la gente se bañe y haga picnic”, explica Maria Sau, concejal de turismo del municipio. El Ayuntamiento también ha limitado la entrada de coches a dos aparcamientos de pago.

Especies invasoras

La aglomeración de visitantes en los torrentes no afecta sólo al atractivo turístico de estos espacios. Con los turistas, especies invasoras como el cangrejo rojo, de origen norteamericano, han llegado a la riera de Merlès, asegura Núria Valls, bióloga de la Asociación de Defensa y Estudio de la Fauna y Flora Autóctona. Algunos visitantes, apunta, “los traen en coche”. Estos cangrejos, además, “traen un hongo que mata a la especie autóctona, que no tiene defensas”.

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