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50 años de vida en cuatro bolsas

Las familias del edificio de Carabanchel ya han recogido los pocos enseres que se salvaron

Diego Fonseca Rodríguez
El edificio de Duquesa de Tamames, antes de que se derribara entero.
El edificio de Duquesa de Tamames, antes de que se derribara entero.SAMUEL SÁNCHEZ

"Para nosotros son momentos malísimos porque casi no hemos recuperado nada. Contemplar cómo mis padres ven reducido el trabajo de 50 años de su vida a cuatro bolsas es muy doloroso. Tampoco hemos podido buscar entre los escombros para ver si podíamos recuperar más enseres, pero supongo que es lo que hay", dice Marisol Pérez, una de las hijas de un matrimonio de octogenarios que perdió su vivienda en Carabanchel en la mañana del lunes 3 de agosto cuando el edificio número 5 de la calle de Duquesa de Tamames se vino abajo. Dos semanas y tres días después, Pérez acompañó a su padre al colegio Antonio Machado para recoger los pocos enseres que aguantaron la fuerza del desplome. Como ellos, por ese camino largo han pasado todos los vecinos del inmueble desmoronado.

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En cajas y bolsas, las familias recuperaron los pocos objetos que quedaron enteros y que muchos habían reunido a lo largo de una vida. El momento más duro para José Julio Ruiz, vecino y portavoz de los afectados, fue el miércoles, cuando se acercó a la Junta Municipal de Carabanchel para ver en fotografías lo que quedaba de su vida. "Perdimos todo. Hay que pasar por esto para entenderlo. Ver pasar los objetos en una pantalla mientras dices: 'No, no, no, no es mío', fue horrible", explica Ruiz, que tiene 51 años y trabaja como mecánico industrial.

Ruiz es un apasionado de la fotografía y, sobre todo, de la literatura. Tenía en su piso sus cámaras y los 250 libros que había coleccionado desde niño. Algunos los tenía dedicados por escritores y otros habían marcado su vida, pero de ellos ya no queda rastro: "Es de las cosas que más me joden". Ruiz solo recuperó un muñeco de plástico de su hijo, la partida de defunción de su abuelo y el documento de la tasación del chalé en el que vivía en Guadalajara y que vendió para hacerse con el piso que se desplomó. "Me deshice de la otra casa para estar más cerca de mi hijo", cuenta Ruiz, que es divorciado.

El vecino de Ruiz todavía tuvo menos suerte que él, y solo se pudo rescatar la llave de su coche de entre los restos del edificio. Ruiz vive en el piso que le ha cedido el Ayuntamiento, pero está desamueblado y él no tiene muebles después de haberlos perdido tras el desplome. "Necesitamos de todo. Desde lo más básico, cortaúñas o cepillos de dientes, hasta los muebles", dice Ruiz.

Los vecinos han abierto una plataforma de damnificados para saber por qué el edificio se cayó si pasó la ITE en 2012 y un arquitecto lo vio en junio de este año. Pero la plataforma, que cuenta con un número de cuenta (ES41 0075 1244 1506 0009 4657) a nombre de la Asociación de Afectados por el edificio de Tamames, también servirá para que quien quiera colabore económicamente con ella. La empresa en la que trabaja Ruiz va a dotar a los hijos de los vecinos afectados con material escolar para este año. "Se han interesado por los críos y creo que es una iniciativa a seguir por parte de otras empresas", opina. Ruiz cuenta que una niña se le acercó para decirle que rompería su hucha para darle dinero: "Me había hecho a la idea de que no rescataría casi nada de mis cosas, pero ver que eran tan poquitas me hundió, porque siempre te queda un resquicio de esperanza. En la empresa me dijeron que parara, pero me levanto a las 5.30 porque quiero mantener mi rutina. La vida sigue".

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Sobre la firma

Diego Fonseca Rodríguez
Es redactor en la sección de Deportes de EL PAÍS, en donde ha estado en otras secciones. Antes trabajó en Efe, Cadena SER, ABC y Faro de Vigo. Es licenciado en Periodismo por la USC, Máster en Periodismo Multimedia por la Universidad Complutense y Máster de Periodismo EL PAÍS. En 2021 obtuvo el Premio Lilí Álvarez de Periodismo.

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