Valencia planea restringir la liberalización del horario comercial
Los nuevos responsables políticos cuestionan la regulación del PP Los actores del sector tiene intereses contrapuestos
La liberalización del horario comercial en la ciudad de Valencia y la Comunidad Valenciana, excesiva para unos y escasa para otros, afronta un horizonte de más restricción. Los nuevos Gobiernos local y autonómico manifiestan la intención de buscar el "consenso" con las partes implicadas. Pero tanto los responsables municipales como los de la Consejería de Economía Sostenible, Sectores Productivos, Comercio y Trabajo coinciden en su falta de sintonía con la normativa heredada del PP.
La incomodidad es especialmente notable en el caso de Valencia, el municipio que más libertad da a las grandes superficies para abrir todos los domingos y festivos del año bajo el paraguas de cinco zonas declaradas "de gran afluencia turística". El Ayuntamiento dirigido por Joan Ribó, de Compromís, se plantea reducirlas a una sola zona localizada en el centro.
El mensaje de la Generalitat y el Consistorio es buscar el consenso. Pero el propio sector del comercio mantiene posiciones alejadas entre sí. A un lado las grandes superficies, representadas por la patronal Anged, que siempre han defendido una liberalización completa de la que, recuerda un portavoz, ya gozan los comercios de menos de 300 metros cuadrados, que pueden abrir cuando quieran. "El debate es: ¿libertad horaria para todos o solo para unos cuantos?", afirma.
El pequeño comercio tiene como aliado a la asociación de supermercados, de la que forman parte Mercadona y Consum
Al otro lado se encuentran las asociaciones del pequeño comercio, que subrayan su peso en número de empleos y en la "vida" que proporcionan a los municipios. Y que aseguran que abrir domingos y festivos para no perder ventas ante los grandes de la distribución les ocasiona pérdidas. El pequeño comercio tiene un aliado en la asociación de supermercados, Asucova, especialmente influyente en la Comunidad Valenciana, donde tienen su sede Mercadona y Consum.
Los supermercados tienen comprobado que la demanda de alimentación no es elástica. "Uno no compra más queso a la semana porque las tiendas abran más días", explica una fuente de Asucova. Abrir domingos y festivos, salvo situaciones excepcionales como los municipios turísticos en temporada alta, no les resulta rentable. Algo que sí les ocurre a las grandes superficies que, además de comida, venden otros artículos.
El último actor, con ascendiente en los gobernantes salidos de los comicios del 24 de mayo, son los sindicatos, que rechazan la liberalización al considerar que dificulta la conciliación familiar de los trabajadores del comercio.
Las grandes superficies creen que hay "datos objetivos" que avalan que la flexibilidad es buena para la economía valenciana
Las grandes superficies saben que la tendencia política ahora es la contraria a la que había al inicio de la anterior legislatura, cuando el Gobierno de Mariano Rajoy y el Consell de Alberto Fabra (que luego echó el freno) anunciaron una etapa de liberalización. Pero creen que existen "datos objetivos", por ejemplo relativos a la mejora en la evolución del pequeño comercio en los últimos tres años, que avalan su tesis de que más flexibilidad horaria es buena para la economía valenciana y para su capital. Y que estas razones pueden hacer replantearse a las Administraciones sus premisas.
En el caso de la ciudad de Valencia, Asucova considera que deben primar los "datos objetivos" sobre afluencia turística. Desde esa óptica, la asociación no cree que las cinco zonas declaradas por la exalcaldesa Rita Barberá estén justificadas.
Las partes se muestran favorables a dar una oportunidad al diálogo antes de ir a otras vías, como la judicial
Pero tampoco lo estaría, señalan fuentes de Asucova, quitarle a la Ciudad de las Artes y las Ciencias tal condición, como baraja el Consistorio. Otra cosa sería que pudiera estudiarse si los visitantes del complejo diseñado por Santiago Calatrava realmente cruzan desde el viejo cauce del Turia a los dos centros comerciales que hay en su entorno.
Las actores comerciales son partidarios de mantener un tono constructivo y dejar margen al diálogo antes de plantearse otras vías, como la judicial. A esta ya acudieron antes de las últimas elecciones la tienda de Ikea en Alfafar (juzgado contencioso-administrativo) y el centro comercial Gran Turia (Audiencia Nacional) contra negativas de apertura del Consell que consideraron discriminatorias. Las respuestas de la justicia, incluyendo posibles recursos, sin embargo, se demorarán en el tiempo. Y para cuando la respuesta sea definitiva es posible que el marco legal haya cambiado.
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