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Practicar con una obra de arte

Un convenio entre la Politécnica y el Gobierno permite a los arquitectos noveles restaurar edificios históricos

Puente de Bustarviejo, restaurado por David Sánchez Bellido.
Puente de Bustarviejo, restaurado por David Sánchez Bellido. D.S.B.

Cuando la Universidad y la Administración se entienden, surgen felices iniciativas. Es el caso de la Politécnica de Madrid y el Gobierno regional, que llevan cuatro años colaborando en una actuación sin precedentes, pero con amplio futuro. De ella da noticia una exposición instalada en el hall de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura madrileña. La muestra, comisariada por la arquitecta Alicia Montiel, exhibe en paneles las obras que, por encargo de la Dirección General de Patrimonio de la Consejería de Empleo, Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid, realizan alumnos del máster universitario de Restauración y Conservación del Patrimonio Arquitectónico de Madrid.

El máster consta de dos semestres abiertos a los arquitectos, pero también a otros titulados del campo de la Historia, el Arte y disciplinas cercanas, que muestren afección por la restauración. Lo dirige el catedrático Javier Mosteiro y cuenta con un elenco de profesores-arquitectos de renombre, como José Juste, Javier Alau, Félix Cabrero, Javier Ortega, Soledad García Morales, Félix Lasheras, Antonio Lopera o Valentín Berriochoa, entre otros. Todos gozan de experiencia y cultura en la actuación restauradora sobre el legado histórico-artístico madrileño.

“Hace cuatro años, firmamos un acuerdo con Luis Serrano, jefe del área de Conservación de la Dirección General de Patrimonio, para que el máster propusiera cada año tres o cuatro arquitectos recién titulados a los que asignarles distintas obras de restauración de hitos singulares”, explica Mosteiro. Se trata de actuaciones sobre el patrimonio a pie de obra, que no tienen precisamente relieve político para que algún político “se haga la foto, sino que más bien cuentan con hondo alcance social en la vida cotidiana de pueblos de la región”, dice.

Ante la mirada del visitante a la exposición desfilan las obras acometidas por los arquitectos recién egresados, como las del puente de la Tostonera, en Talamanca del Jarama, donde otra actuación ha restaurado un lienzo de su muralla; fuentes, lavaderos y abrevaderos de Daganzo de Arriba, Robledillo, Corpa o Braojos de la Sierra; pozos de nieve como el de Buitrago del Lozoya; la espadaña que remata de la iglesia de San Vicente, de Colmenar del Arroyo; los accesos y cerramientos del castillo de la Coracera, en San Martín de Valdeiglesias... A ello se añaden estudios documentales y levantamientos dibujados de futuras actuaciones a emprender por el Gobierno regional, junto con las fichas detalladas de cada obra, presupuestadas a una media de 40.000 euros cada una.

Este acuerdo muestra que la Administración regional vela por el patrimonio arquitectónico y permite, además, vincular los estudios académicos a la práctica profesional mediante una oportunidad laboral que marca, presumiblemente, el arranque de una dedicación de por vida de cada joven arquitecto. “La iniciativa acredita una necesaria troncalidad de los estudios y prácticas de patrimonio en los planes académicos de la arquitectura, muy versados hacia las actuaciones de planta nueva pero, en general, poco conscientes de la importancia de la realidad patrimonial construida”, concluye Mosteiro.

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