Camisetas rosas sin complejos

1. Restaurante El Senador. Es un sitio de los de toda la vida, de trato familiar, que está enfrente del Senado, una zona que adoro y en la que vivo hace diez años. Me gusta traer a mi suegro a comer, suelo pedir el pescado del día; además tiene especialidad en cochinillo y viene gente de fuera de Madrid para probarlo. Y se coincide con políticos y periodistas (Plaza de la Marina Española, 2).

2. Mercado de los Mostenses. Me flipa: se mantiene super castizo pero en él se mezclan puestos tradicionales con tiendas y público de muchos países del mundo. La mejor fruta y verdura la tiene Luis en La Romualda. Allí todo el mundo te llama ‘majo’, sobre todo si te paras en su puesto, miras con interés y te sacas la cartera (Plaza de los Mostenses).

3. Terrazas del paseo Pintor Rosales. Al lado del Templo de Debod y del parque del Oeste, es un sitio perfecto para que mi hermana pueda aparcar y jugar por allí con mis sobrinos, Pelayo y Lucas. Un enclave ideal para tomar unas cañas.

4. Cervantes y compañía. Una librería que acaba de abrir y regenta mi amiga la actriz María Felices, una de las personas más graciosas de España. Es un local enorme, un lugar perfecto para pasar el rato mirando libros en el que además hacen un montón actividades (Pez, 27).

5. Yelmo Cines Ideal. Los mejores asientos son los dos de la última fila de la sala 9 que están separados del resto, como si fuera un palco VIP. Siempre trato de cogerlos con mi chica, Jimena La Motta. Como actores que somos nos gusta ver las pelis en versión original (Doctor Cortezo, 6).

6. Mi sofá. Tal vez mi sitio favorito de la ciudad. Tengo un sofá enorme y muy mullido: me puedo tumbar entero y no me sobresalen los pies. Si organizamos maratón de películas, me pongo tres cojines en la cabeza y uno en las lumbares. Paso mucho tiempo ahí.

7. Madrid Río. He dejado la Vespa, así que ahora me gusta hacer excursiones en bici con nuestros amigos Nico y Sabri, porque nos hemos hecho de BiciMAD, que nos parece maravilloso. Cuando se acaba el río nos perdemos por la Casa de Campo, hay unos parajes alucinantes.

8. La Casa de la Portera y el bar El Trébol. Un tándem perfecto. Esta particular sala de teatro acaba de cerrar sus puertas después de varios años de Iván-off, la obra mítica con la que empezaron y con la que cerraron. El bar El Trébol (que llaman el Valen), justo al lado, era la caña posterior obligatoria (Abades, 24).

9. Gorila. Ya pasaba mucho tiempo en este local cuando era The Wall, incluso grabé un corto allí. Me quedé allí, como si fuera un mueble. Ahora es el Gorila, donde tengo la esquina habitual en la barra reservada para los clientes muy fieles. Ahí están Campi y Violeta, y tiene lo que debe ser Malasaña: una mezcla de modernidad y gente de toda la vida (Corredera Baja de San Pablo, 47).

10. Rughara. Compro casi todo por Internet, pero en esta tienda encuentro cosas que no encuentro en la Red. Trabajan con diseñadores propios y gente que está empezando. Ahí puede ir un tío como yo, comprarse una camiseta rosa y llevarla sin complejos, porque son cosas muy molonas (Corredera Alta de San Pablo, 2).