_
_
_
_

Los más de 40 edificios okupados, pendientes del nuevo rumbo político

Inmuebles de todo tipo, la mayoría de titularidad privada, son usados por colectivos y asociaciones, muchas de izquierdas, como centros sociales autogestionados

Inés Llinás, portavoz del Patio Maravillas, frente a una pancarta en la planta baja del edificio que okuparon el 11 de junio.
Inés Llinás, portavoz del Patio Maravillas, frente a una pancarta en la planta baja del edificio que okuparon el 11 de junio.kike para

Los centros sociales autogestionados (CSA) son de naturaleza volátil —en los últimos tres años se han producido al menos 28 desalojos y en el último mes dos nuevas okupaciones—, y eso complica realizar un catálogo. Pero según la web 15Mpedia, a la que todos los consultados, desde los mismos centros hasta la Policía Municipal, remiten como la fuente más fiable y actualizada, hay alrededor de 40 repartidos por prácticamente todos los distritos de la capital y algunas de las ciudades de la comunidad, con especial concentración en Lavapiés.

En su inmensa mayoría son espacios okupados. Aunque no todos. El más grande de la ciudad, La Tabacalera, que ocupa 9.200 metros cuadrados de los 30.000 que tiene la antigua fábrica de tabacos de Lavapiés, tiene un estatuto muy particular. En 2012 la dirección general de Bellas Artes cedió su uso a la Asociación Cultural CSA La Tabacalera de Lavapiés por dos años prorrogables, y desde entonces funciona de forma asamblearia. De su vinculación con los centros okupados da cuenta que allí se guardan enseres que había en el Patio Maravillas, la más celebre de las casas okupas de Madrid, que se trasladaron cuando en febrero se les comunicó la orden de desalojo de su sede en la Calle del Pez.

Algunos inmuebles singulares

  • La Tabacalera. Calle de Embajadores, 53. Lavapiés.
  • Vaciador 34. Calle de Matilde Hernández, 42. Carabanchel.
  • Johnny Okupado. Antiguo colegio mayor San Juan Evangelista. Ciudad Universitaria.
  • La Caba. Calle del Tembleque, 136. Aluche.
  • El Campo de Cebada. Plaza de la Cebada, La Latina.
  • Cine Candilejas. Plaza de Luca de Tena, 3. Delicias.
  • Kasa Pública de Mujeres La Eskalera Karakola. Calle de Embajadores, 52, Lavapiés.
  • El Patio Maravillas. Calle del Divino Pastor, 9. Malasaña.

No es un fenómeno autóctono ni reciente, pero la crisis y la burbuja inmobiliaria lo ha potenciado. Son multitud los inmuebles vacíos susceptibles de ser tomados, —“liberados”, según su argot—. Se han establecido en escuelas, palacetes o sucursales bancarias, como la de Bankia que ocupa el Centro Popular Kolectivo La Bancarrota, en Vicálvaro.

Suelen estar gestionados por colectivos de izquierdas. La excepción más clara es el Hogar Social Madrid, en Chamberí, vinculado a la ultraderecha —y que no aparece en el listado de la 15Mpedia—. Pero no se trata de un colectivo compacto. Existen tantas propuestas como espacios. Hay plazas al aire libre, como el Campo de Cebada, en La Latina; huertas urbanas como el Solar Maravillas, en un solar abandonado en la calle Antonio Grillo, en Malasaña, donde cada jueves se organizan sesiones de cine de verano, y los domingos un mercado de productos ecológicos. En las casas okupadas de Madrid se imparten cursos de yoga, o de inglés. Son sede de coros y de asociaciones vecinales o artísticas. Ellos se ven como espacios que colectivos ciudadanos utilizan de forma asamblearia para actividades o como punto de encuentro.

La espada de Damocles que pende sobre ellos es la amenaza de desalojo. Algunos aspiran a conseguir una sede permanente cedida por el consistorio. En su programa electoral, Ahora Madrid hablaba de potenciar la iniciativa ciudadana para el uso de espacios, y la Concejal de Cultura, Celia Mayer, está vinculada al Patio Maravillas. Pero los intentos de este periódico de recabar una opinión del Ayuntamiento no han obtenido respuesta. Todavía no se ha decidido qué área se ocupará de ello.

El Patio Maravillas aspira a una sede pública

"No viene mal que te desalojen de vez en cuando. Da un airecillo. Las cosas tienen que renovarse", decía bromeando el miércoles Inés Llinás, portavoz del Patio Maravillas, en su nueva sede de la Calle Divino Pastor, 9. Solo llevaban allí una semana. Fueron muy rápidos. No habían pasado ni 12 horas del desalojo de la sede del Patio Maravillas, en la calle del Pez, cuando los expulsados okupaban este edificio, situado en en el extremo opuesto del mismo barrio, Malasaña, a 100 metros de la calle Fuencarral.

El inmueble tiene una superficie total de casi 2.000 metros cuadrados, distribuidos en cinco plantas y un sótano, aunque el miércoles la última altura seguía cerrada y entre el manojo de llaves que encontraron en su interior no estaban las de los almacenes del subsuelo. Con esa entrada, el 11 de junio, se cumplía una de las máximas del movimiento okupa, “Un desalojo, otra okupacion” y el buque insignia delos denominados centros sociales sutogestionados de Madrid conseguía una nueva sede, la tercera, donde celebrar su octavo aniversario. “Conmemoramos el proyecto, no los edificios”, decía la portavoz del centro. En julio de 2007 bautizaron Patio Maravillas a un colegio abandonado de la calle Acuerdo.

El nuevo edificio está, al menos en apariencia, en perfecto estado. Cuatro plantas luminosas, de suelo ajedrezado, diáfanas y sin pasillos. A los lados hay despachos separados del cuerpo central por paneles traslúcidos. Las paredes son de un marrón casi anaranjado. Sin pintadas. Todo, incluidos los baños y las duchas, está impoluto. El edificio, que albergó en su momento oficinas de la Consejería de Medio Ambiente, era de titularidad municipal, pero en 2014 fue vendido a una empresa propiedad de un primo del opositor venezolano Henrique Capriles, afirma la portavoz. Aunque también asegura que ese dato lo descubrieron a posteriori. “Hemos contactado con ellos y estamos a la espera de una reunión. Lo que queremos es acordar poder estar un tiempo aquí, hasta encontrar una solución. Porque nuestro objetivo, lo hemos dicho siempre, es lograr la cesión de un espacio público. En el momento en que eso falla es cuando consideramos otras opciones”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_