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Discursos en dos idiomas y una gran pitada en la final de Copa

Cataluña ha sido la comunidad más visitada, con diez viajes y sin esquivar el debate soberanista

El Rey al volante de un Seat con el president, Artur Mas, en una visita a Cataluña en diciembre pasado.
El Rey al volante de un Seat con el president, Artur Mas, en una visita a Cataluña en diciembre pasado. Gianluca Battista

El primer viaje oficial de Felipe VI nada más ser proclamado Rey fue a Girona, el 26 de junio de 2014, y Cataluña ha sido, con diferencia, la comunidad que más ha visitado el Monarca en su primer año de reinado. “La Corona estará más presente en Cataluña”, dijo aquel día el Rey cuando entregó unos premios a jóvenes emprendedores junto a doña Letizia.

Los hechos han confirmado la promesa. Han sido diez visitas a Cataluña (según la agenda oficial de la Casa del Rey), nueve de ellas tras la pseudoconsulta del 9 de noviembre que culminó el órdago soberanista lanzado por Artur Mas. Felipe VI no ha orillado la situación política en sus discursos y ha insistido en la necesidad de mantener la unidad (“lo que nos une”, es su frase) y en las ventajas económicas y sociales que se derivan. También en su primer discurso navideño hubo una referencia en ese sentido.

Seguramente, la intervención de mayor calado desde su proclamación como Rey se produjo el pasado 11 de diciembre, en un acto organizado por Fomento del Trabajo. Fue el primer discurso tras el 9-N y ante 160 empresarios catalanes el Rey reclamó “abordar juntos” los retos y problemas del futuro y proclamó: “Es cada vez más evidente que no podemos encontrar respuesta de forma aislada”. Para despejar cualquier duda de su mensaje, insistió en que “los mejores momentos de Cataluña, aquellos en los cuales se reconoce mejor a sí misma y más engrandece a sus hombres y mujeres, coinciden invariablemente con los mejores períodos de toda España”.

En ese discurso, como en todos los pronunciados por Felipe VI en Cataluña, alternó el castellano y el catalán. Los elogios a la lengua y la cultura autóctonas también han sido una constante en sus intervenciones, así como en sus encuentros privados con políticos y empresarios catalanes.

El 5 de diciembre de 2014, seis días antes de la jornada con los empresarios catalanes, Felipe VI protagonizó una imagen insólita con Artur Mas con motivo del 30º aniversario del lanzamiento del primer Seat Ibiza en una visita a la empresa automovilística de Martorell. El Rey se puso al volante de un vehículo con el presidente catalán de copiloto y en los asientos traseros, el ministro de Industria, José Manuel Soria, y el presidente de Seat, Jürgen Stackman.

La visita seguramente más incómoda fue el 30 de mayo en el Camp Nou, cuando Felipe VI tuvo que soportar una monumental pitada de las aficiones del Barça y el Athletic, en la final de la Copa del Rey. El semblante serio del Monarca contrastó aquel día con la media sonrisa esgrimida por Artur Mas y derivó en una polémica política pendiente de si los hechos acaban en los tribunales.

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Más plácido fue el viaje del 12 de febrero, cuando los Reyes clausuraron el primer centenario de las cavas Freixenet, en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona). Esta marca de cava protagonizó el anuncio de Navidad brindando por “cien años juntos” y su presidente, Josep Lluís Bonet, no ha ahorrado críticas al proceso soberanista. Mas delegó aquel día en el consejero catalán de Empresa, Felip Puig.

Otras visitas fueron más protocolarias, como la del 16 de marzo a Tarragona para presidir el Comité de los Juegos del Mediterráneo de 2017, donde el Rey resaltó la “estabilidad política” como clave de la imagen exterior de España, o la del 10 de abril, para entregar las becas de la Fundación La Caixa.

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