Serrat, según 806 objetos de Serrat
Una exposición en el Arts Santa Mònica relata, a partir de sus pertenencias más queridas, 50 años de trayectoria y vida del cantautor catalán
“Me lo guardo todo porque soy catalán”, ironiza el cantautor Joan Manuel Serrat para explicar cómo era posible tal acumulación de objetos, musicales, personales y de todo tipo, que han dado cuerpo a la exposición Serrat, 50 años de canciones, que se inauguró ayer en el Arts Santa Mònica de Barcelona.
Broma o no, el artista aclaró que su manía de guardar sus cosas corrió pareja a la pulsión contraria de su madre: “Ella lo tiraba todo y yo lo guardaba todo”. Son esas cosas que guardó —solo parte de ellas porque la exposición reúne 806 objetos de un fondo mucho mayor— las que ayudan a componer la trayectoria profesional y personal de uno de los artistas catalanes más reconocidos en el mundo. Una muestra que, además, es un singular recorrido por la memoria histórica más reciente.
Más de 300 discos —los conocidos en España y los editados en otros países, desde Irán a Rusia—, 250 fotos y 40 carteles conforman buena parte de una exposición que, sin embargo, tiene su mayor encanto en objetos tan singulares como la primera guitarra con la que debutó en el programa de Salvador Escamilla en Radio Barcelona en 1965.
Algunas de las joyas más queridas
Amén de la primera guitarra que tuvo (regalo de su padre) y del inseparable taburete de Bocaccio, Joan Manuel Serrat siente especial afector por los siguientes objetos:
1. Partitura original de Cançó de matinada. Creada en 1966, fue la primera canción en catalán que llegó al número 1 en las listas estatales.
2. Máquina de escribir Underweood negra. Ha viajado con ella por medio mundo. La mala letra de Serrat que ni él mismo entiende hace que se pase los textos a máquina.
3. Libros dedicados de Pablo Neruda. “Estuve todo un día con él: de lo mejor que me ha pasado con la poesía”.
Con el mismo locutor también se le puede escuchar conversando sobre el festival de San Remo de 1968. Y es que los registros sonoros que acoge la muestra son pequeñas joyas y contienen versiones inéditas de algunas de sus canciones más famosas como Ara que tinc 20 anys o las seis versiones del eurovisivo La la la que Serrat finalmente no cantó —se negó a interpretarla en castellano y en su lugar fue Masiel a competir en Eurovisión— pero la grabó en 1968 en catalán, castellano, inglés, portugués, italiano y francés.
La exposición está dividida en nueve ámbitos dispuestos en cajas colgadas alrededor de las columnas del claustro del Arts Sant Mónica, un espacio que formó parte de la antigua iglesia de Santa Mónica y que fue reconvertido en centro cultural en 1980. “Aquí fui bautizado y aquí, años después, me declaré agnóstico... Cosas del antiguo régimen franquista: para poder casarme por lo civil tuve que reconocer que era agnóstico ante el cura, del que, por cierto, guardo un buen recuerdo", rememoraba Serrat.
“Creemos que la muestra sirve para tener una amplia idea de la rica personalidad de Serrat”, añadió por su parte el crítico musical Miquel Jurado, uno de los comisarios de la exposición junto a Lluís Marrasé y Fermí Puig. Los tres expertos en el cantautor reconocieron las dificultades que llegaron a tener para decidir qué se incluía en la muestra y qué no. Entre las piezas que finalmente tienen el honor de ser expuestas está el taburete que ha acompañado a Serrat en la mayor parte de sus actuaciones y que procede de la mítica discoteca Bocaccio. También hay una buena representación de objetos personales, como la antorcha olímpica que portó el cantante en 1992 en Tarragona, la orla de la licenciatura de perito agrícola y numerosas fotos de familia, recortes de prensa —uno de ellos da cuenta de que Serrat sería comentarista radiofónico del Tour de Francia en 1984— y un buen número de partituras con unos cuantos borrones y correcciones.
“Me siento muy gratificado por el trabajo que han hecho de selección de objetos y de su disposición pero, a la vez, también estoy un poco abrumado al ver la cantidad de cosas que tenía en cajas y de las que he tomado conciencia al verlas una por una... Es que son cincuenta años de canciones y de trabajo que he podido hacer gracias a la gente, que es la que da sentido a lo que haces”, matizaba Serrat, que ha posado sonriente ante una gran imagen suya, de cuando era cronológicamente El nano: “Lo que más me sorprende son las fotografías de hace eso, cinco décadas, pero tengo una relación cariñosa con aquel chico y nos tratamos el uno al otro con generosidad”.
La exposición, que se podrá ver hasta el 13 de septiembre, como otras actividades que ha organizado en su última etapa el Arts Santa Mónica, busca la interactividad con el visitante, en esta ocasión brindando la posibilidad a todo el que quiera de cantar los temas de Serrat en un escenario montado en el centro del claustro, en una suerte de karaoke, con música grabada o portando sus instrumentos. Algo que se podrá hacer en las tardes de los sábados 6 y 27 de junio y del 18 y 25 de julio.
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