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Un palacete como almacén de armas de ETA

La banda terrorista escondía armas y explosivos en una casa solariega de Biarritz que solía frecuentar una pareja con dos niños de corta edad

Mikel Ormazabal
Vehículos de la Policía francesa junto a la casa de Biarritz donde ETA escondía su armamento.
Vehículos de la Policía francesa junto a la casa de Biarritz donde ETA escondía su armamento.JAVIER HERNÁNDEZ

Villa Cambarre, en el centro histórico de Biarritz, figura en algunas guías turísticas como una de las mansiones solariegas más atractivas de la ciudad vascofrancesa. Es un caserón imponente, de tres plantas en medio de una finca vallada con jardines y árboles de gran porte, situada en pleno casco urbano, a solo 100 metros de un puesto de Gendarmería y muy cerca de las bellas playas de la ciudad. Los vecinos y comerciantes de la zona están asombrados ante el despliegue policial que rodea la mansión y no dan crédito: Villa Cambarre era uno de los refugios que tenía ETA para esconder armas y explosivos. A ese palacete solía acudir “con frecuencia” una pareja joven con dos niños de unos cinco o seis años de edad, asegura gente que vive en el entorno.

Una operación conjunta de la Guardia Civil y la Policía francesa ha permitido al parecer localizar en esta casa-zulo varias armas cortas de fuego y material para fabricar explosivos que pertenecía a la banda terrorista. En la actuación contra el aparato logístico de ETA ha sido detenida una mujer de nacionalidad francesa, que al parecer es familiar de los propietarios del chalé, por su presunta vinculación con la organización criminal, así como su pareja sentimental, según ha informado Interior.

La intervención de los agentes policiales ha arrancado a las seis de la mañana de este jueves, relata un vecino que a esa hora oyó fuertes ruidos que esta persona relacionó con “detonaciones”. “Ha sido verdaderamente impresionante y en ese momento he llamado a la policía”, explica este vecino de Biarritz que vive enfrente de Villa Cambarre. “Tranquilo, es una intervención policial”, le explicaron los gendarmes por teléfono. A esa hora aún no había amanecido en Biarritz. Desde ese momento, sonido de sirenas y un trajín constante de vehículos policiales recorre la Rue de la Poste.

Policías uniformados y de paisano, unos con la cara cubierta, otros ocultos con un verduguillo, perros rastreadores, han tomado esta casa señorial que perteneció a la familia Jaulerry, uno de cuyos miembros llegó a ser alcalde de Biarritz a mediados del siglo XIX, cuentan los lugareños.

Sus actuales moradores, la joven pareja con dos menores, solían habitarla “de vez en cuando”, sobre todo los fines de semana, asegura un vecino: “No se veía mucho movimiento. Nunca ha habido ningún problema ni perturbación. Es verdaderamente impresionante”, añade sorprendido por el despliegue que está viendo ante sí. Los jardines están bastante descuidados y el aspecto externo del inmueble tampoco está muy atendido, sin llegar al abandono absoluto, lo que algunas personas interpretan como la prueba de que sus propietarios acudían a este lugar con cierta frecuencia.

Desde el exterior no hay manera de seguir el registro de la casa. Varios coches y una gran furgoneta de la Policía francesa apenas dejan ver las entradas y salidas de los agentes. Mientras todo esto sucede, en Biarritz todo discurre bajo la normalidad diaria en el mercado que está muy próximo, en la oficina de Correos que está delante de Villa Cambarre y en los comercios ubicados en primera línea de playa. Para ocultar su arsenal, ETA había elegido un lugar de mucho ajetreo, sobre todo en los meses de verano, y que levanta pocas sospechas.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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