El hotel de los líos
Damiano Michieletto ha ambientado su versión de 'Così fan tutte' de Mozart que se puede ver en el Liceo en un hotel de lujo
Un moderno hotel de lujo con su tentadora mezcla de comodidad, oportunidad, intimidad y anonimato, es el espacio escogido por Damiano Michieletto para ambientar su versión de Così fan tutte, un dramma giocoso que bajo la superficie de un frívolo intercambio de parejas esconde un análisis lúcido de la fragilidad de los sentimientos, un relato de crecimiento interior de los personajes, de acceso al conocimiento, que se efectúa al precio, altísimo, de la pérdida de la inocencia y quizá de la ilusión.
Michieletto, que con esta obra debutaba en el Liceo, no desdeña la comicidad, incluido algún buen gag, pero su tesis global apunta hacia el drama, hacia la tragedia interior. Los personajes juegan con fuego y acaban quemándose. El final feliz, la vuelta atrás, el retorno a las antiguas parejas, el "aquí no ha pasado nada", es imposible y toda la dramaturgia está orientada en este sentido. Para conseguir su propósito el director, que respeta el núcleo del argumento pero prescinde de cualquier verosimilitud o concordancia entre texto y escena, modifica substancialmente el personaje del "viejo filósofo" Don Alfonso y lo convierte en un alcohólico nihilista, amargado y cínico que se complace en la desgracia de los demás. Una opción discutible pero posible.
COSÍ FAN TUTTE
Così fan tutte de Mozart. Juliane Banse, soprano. Maite Beaumont, mezzosoprano. Joel Prieto, tenor. Joan Martín-Royo, barítono. Sabina Puértolas, soprano. Pitro Spagnoli, barítono. Orquesta Sinfónica del Gran Teatro del Liceo. Josep Pons, dirección musical. Damiano Michieletto, dirección escénica. Producción del Teatro La Fenice (Venecia). Gran Teatro del Liceo. Barcelona, 20 de mayo.
La producción, bella, ágil, estrenada en La Fenice veneciana en 2013, cuenta con escenografía de Paolo Fantin y vestuario de Carla Teti.
Musicalmente Così es orfebrería pura especialmente cuando la obra empieza a dejar de ser un juego inocente y se pone en marcha el juego de las ambigüedades y las palabras de muchos filos, entonces Mozart muestra a través de la música la evolución interior de cada personaje y lo enriquece con sutilísimos matices.
Con más concertantes que cualquier otra opera de Mozart, Così es difícil de cuadrar. Josep Pons, desde la dirección musical lo consiguió bastante bien tratándose de una noche de estreno. Se había trabajado mucho y bien, pero probablemente el encaje perfecto se conseguirá en las próximas representaciones. La orquesta, con delicadas maderas, importantísimas en Così, estuvo bien sin alcanzar la excelencia.
En lo vocal, el estreno se saldó con un balance global equilibrado, a buen nivel, sin ningún estropicio grave. Juliane Banse, debutante en el teatro, estuvo muy bien, segura, aplomada, en el duro papel de Fiordiligi, en "Per pietà" supo encontrar los acentos de intenso dolor y turbación que permiten atisbar que en el juego siniestro en el que todos están involucrados ella es el personaje que va a salir peor parado. Maite Beaumont fue una buena Dorabella, la voz quizá podría tener un poco más de brillo. El tenor madrileño Joel Prieto, le hizo los honores a Ferrando cantando con emisión clara, musicalidad, bella línea y perfecto estilo mozartiano. Joan Martín-Royo estuvo muy bien en el personaje de Guglielmo pero quizá faltó un poco más de rotundidad, de poder vocal. Sabina Puértolas estuvo escénicamente deliciosa en el personaje de Despina, mucho más trabajado escénicamente de lo habitual en este montaje, vocalmente estuvo bien aunque en el concertante final parecía acusar fatiga. Pietro Spagnoli se implicó a fondo en la reconversión dramática del personaje de Don Alfonso que se le proponía y supo añadir acentos de maldad a su parte convirtiendo sus intervenciones en verdaderos dardos envenenados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.